La venida del Espíritu Santo o el día de Pentecostés renueva y lleva a plenitud ese don de un modo solemne y con manifestaciones externas, señaló el Obispo José Francisco González González
CAMPECHE, Cam., 9 de junio.- Hoy, en el día de Pentecostés se realizó el cumplimiento de la promesa que Cristo había hecho a los apóstoles, cuando sopló sobre ellos y les dijo “recibir el Espíritu Santo”. La venida del Espíritu Santo o el día de Pentecostés, renueva y lleva a plenitud ese don de un modo solemne y con manifestaciones externas, culminando así el misterio pascual, destacó el Obispo de Campeche, José Francisco González González.
Manifestó que es importante repasar los nombres que conocemos, los de los santos, aquellos en los que el pueblo de Dios ha reconocido por la presencia del espíritu y la fidelidad humana.
Declaró que gracias a ellos hoy se sigue reconociendo la presencia del espíritu en la iglesia, ya que desde los evangelistas y los que dieron el testimonio de primera hora, fueron Pedro y Pablo.
Recordó que las lenguas de fuego y el viento impetuoso, que se habló en la primera lectura, no son más que un símbolo para expresar la fuerza del espíritu de Dios, que llega hasta el corazón de la persona humana y es capaz de transformarla.
“Cuando se abren las puertas del corazón al espíritu, ya nada es igual, todo se ve desde otra perspectiva, la del amor y la misericordia de dios”, aseveró.
El líder católico afirmó que es día para dar gracias a Dios por el don de su espíritu, porque los ha hecho participar en esta historia de hombres y mujeres santos, por lo tanto los llama también a la santidad.
Destacó que es necesario abrir el corazón al espíritu de Jesús y El les enseñará, a vivir en cristiano, los hará recordar en todo momento a Jesús y esto ayudará a guardar el mandamiento del amor.
Argumentó que el Evangelio dice que desde el mismo día en que Jesús resucitó de entre los muertos, su comunicación con los discípulos se realizó por medio del espíritu que insufló en ellos, porque les otorgaba discernimiento, alegría y poder para perdonar los pecados a todos los hombres.