La exultante experiencia vivida en marzo de 2017 por la pianista Micheline Laudun Denis en La Habana pesó en su decisión de regresar a la capital cubana para presentarse nuevamente con la Orquesta Sinfónica Nacional, bajo la conducción de Enrique Pérez Mesa. Si antes lo hizo con el Concierto en La menor, del noruego Edvard Grieg, ahora aparece con el Concierto no. 5 en Mi bemol Mayor, Emperador, de Ludwig van Beethoven.
Estos datos que ofrezco escapan de la rutina informativa por dos poderosas razones: una, la procedencia y fidelidad a una identidad por parte de la artista; otra, su vitalidad musical. Laudun Denis nació, vive, siente y da su corazón por Haití próxima a cumplir 89 años de edad, pues vino al mundo el 2 de julio de 1930 en Port-au-Prince. Longevidad física y artística conforman una unidad indisoluble en esta mujer que ejecuta de memoria y con absoluta solvencia largas partituras concertantes.
Quien la escuche, sabrá que no fue una lisonja el elogio que le dedicó el crítico de The New York Times, Peter G. Davis, cuando en junio de 1978, tras una presentación de ella en la Avery Fischer Hall, escribió: “Pianista de gran ponderación, técnica segura y reserva de buen gusto, Madame Laudan Denis imprime sentido musical en cada una de las obras que selecciona”.
Contrario a lo que se piensa, en Haití la música de concierto, cultivada, eso sí, en parcelas exclusivas, ha sido clave en la resistencia cultural de la nación, y como parte de ella la pianística. En el recuerdo de Laudun Denis, la labor pedagógica de Lina Mathon Blanchet, que la preparó para perfeccionar estudios en Nueva York, París, Munich y Stuttgart, las incontables veladas en el teatro Rex, el Instituto Francés y el Occide Jeanty, y su rescate de las danzas de Ludovic Lamothe (1882-1953), con las que la tradición cubana tiene contactos tangenciales.
El año pasado salió en Haití el libro Micheline Laudun Denis, música, vida y pasiones, concebido por sus hijos Sibylle, diseñadora de modas; Raoul Denis Junior (Tira), destacado músico popular, y Maksaens, cineasta. El libro, propiamente dicho, despliega la biografía de la pianista y su lugar en la cultura haitiana. Luego está un disco que resume varios de los momentos estelares de su carrera y un DVD con dos películas: una entrevista a Laudun Denis durante el concierto de 2017 en Cuba. Sybille explicó que la idea fue contar la historia de “una artista que es patrimonio cultural de la nación y que también es nuestra madre”.
La larga carrera de Laudun Denis se reconoce en el espejo de un colega cubano que, por estos días, está cumpliendo los 90 años de edad en plenitud de forma artística: Huberal Herrera (Mayarí, 28 de mayo de 1929).
Huberal Herrera se festejó a sí mismo en la Basílica Menor de San Francisco, a la vera de la bahía habanera, con un recital en el que abordó obras europeas y cubanas de diversas épocas.
En esa jornada desfilaron por su memoria los nombres de Hortensia Rojas, Arcadio Menocal y los muy entrañables Argeliers León y Harold Gramatges, decisivos en su formación y precursores de una senda que lo llevaría a perfeccionar la técnica del instrumento con Katia Kazandjeva, Stanislav Pochekin y Joseph Goorevich, con lo que dejó definitivamente atrás el título de abogado especializado en Derecho Administrativo.
Desde entonces y en lo adelante, Huberal acuñaría su identidad como uno de los más laboriosos y consistentes intérpretes del piano en Cuba, con méritos suficientes como para darse a conocer más allá de los límites de la Isla.
En su repertorio figuran obras del romanticismo europeo, de los nacionalismos latinoamericanos, de autores de las vanguardias del siglo XX, pero su fervor se orienta una y otra vez a la valoración y promoción del enorme legado pianístico de Ernesto Lecuona.
En España grabó por primera vez en el mundo el catálogo integral de obras para piano de Lecuona, contenido en un triple álbum producido por la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE).
Hace menos de un año, la casa productora Octavio Cortázar, de la Uneac, estrenó el documental Huberal, de José Galiño. Ese día, el maestro Juan Piñera, luego de expresar orgullo por haber compartido espacios de creación con Huberal, evocó la participación del homenajeado en las veladas musicales de la Sociedad Nuestro Tiempo, núcleo de resistencia cultural en medio de la dictadura batistiana, y su defensa de la obra de Harold Gramatges, Juan Blanco y los muy jóvenes Carlos Fariñas y Héctor Angulo. “Es decir –puntualizó– lo que sería la vanguardia del pensamiento musical después del triunfo de la Revolución estaba presente en Huberal, quien tuvo la valentía de interpretar esa música”.
Nadie lo duda: Laudun Denis y Herrera son fuentes de inspiración para quienes creemos que el ejercicio artístico, auténtico y raigal, no tiene término ni edad.