Internacional

¿Por qué marchará Colombia?

Zheger Hay Harb

Las centrales de trabajadores anunciaron un paro el próximo 21 para protestar por las propuestas regresivas de reforma pensional y laboral del gobierno. Pronto se sumaron los estudiantes protestando por el incumplimiento en el fortalecimiento de la educación y otros sectores agregaron sus reivindicaciones.

De inmediato el gobierno y la extrema derecha iniciaron una campaña tildando a la marcha de castrochavista, de estar infiltrada por la guerrilla, auspiciada por Venezuela, organizada por el Foro de Sao Paulo, que pretende tumbar al gobierno y convertir al país en otra Cuba. El presidente de la República, la ministra del Interior y el de Hacienda, que ha declarado que el salario mínimo es “ridículamente alto” y que no sabe cómo remediar las cifras de desempleo, han dicho que los convocantes de la marcha mienten porque no es cierto que el gobierno haya propuesto reformas pensionales, laborales y tributarias.

Pero han sido anunciadas; desde hace meses, cuando la Corte Constitucional tumbó la reforma tributaria disfrazada de Ley de Financiamiento, el ministro de Hacienda de manera arrogante dijo que la presentaría nuevamente al Congreso sin hacerle ningún cambio. En ella propone derogar el régimen de prima media en las pensiones que administra Colpensiones, el ente estatal, para dejar que sólo los fondos privados, unos verdaderos gángsteres sean quienes las manejen. Propone bajar el impuesto a los más ricos con el pretexto de que así generarían empleo, como si esa fórmula no se hubiera ensayado ya en el gobierno del titiritero mayor, Alvaro Uribe, sin que hayan podido abatir las cifras del desempleo que cada día aumentan. El sistema tributario colombiano reposa sobre los hombros de los trabajadores y la clase media mientras los grandes empresarios y los terratenientes cada día reciben mayores exenciones.

También tienen preparada una reforma laboral que incluye la contratación por horas, lo cual viene a complementar el sablazo a los trabajadores que hizo Alvaro Uribe en su presidencia, cuando suprimió las horas extra y el pago de dominicales y festivos, así como convirtió la prestación de salud en un negocio privado. Si ya es difícil pensionarse trabajando de manera estable ¿alguien puede creer que un joven que ahora tenga entre 18 y 27 años podrá alcanzar una pensión algún día con ese sistema?

Otro objeto de protesta es el asesinato de líderes sociales, defensores de Derechos Humanos y ex combatientes desmovilizados luego del acuerdo de paz, la negación del conflicto armado, el incumplimiento de los acuerdos de paz y una política global que pretende regresarnos a los tiempos de la guerra.

La inequidad en Colombia hace que este país no sea el mismo para todos: conviven el primer mundo con otros en que los niños mueren de hambre. Todo ello producto de la corrupción que se come la salud, el trabajo y los servicios públicos sin que los grandes responsables reciban castigo. Por eso la convocatoria al paro y la marcha han recibido una respuesta masiva.

En vista de eso el gobierno ha emprendido una campaña de desprestigio y terror contra la guerra que, según él, se desatará el día 21 porque los guerrilleros que la han infiltrado van a sembrar el caos. Ha aparecido un supuesto “patriota” que amenaza de muerte a todo el que salga ese día sin que el gobierno haya hecho nada para identificarlo y judicializarlo; la ministra del Interior ha dicho que hay temor de que en Colombia se repita lo mismo que está pasando en Chile y Bolivia, como si aquí no hubiéramos visto a encapuchados vandalizar, incendiar y destruir edificios, para luego comprobar que eran policías.

Esa funcionaria ha dicho también que el gobierno está listo para enfrentar el terror que se desatará ese día, que las fronteras se cerrarán y todo el Estado está alerta, pero fue capaz de responder al periodista que le preguntó qué pruebas tiene de que se esté preparando una asonada y el incendio del país. El ministro de Defensa anunció que el ejército saldrá a las calles ese día para resguardar el orden.

La reciente muerte de niños en un bombardeo del ejército contra un campamento de las disidencias de la guerrilla, que el gobierno y el ministro de Defensa negaron, además de la caída de este funcionario ha movilizado a muchas personas antes apáticas que saldrán a marchar. El proceso que adelanta la Corte Suprema de Justicia contra el ex presidente Alvaro Uribe, en el que cada día aparecen más testimonios y pruebas de compra de testigos y al parecer también de vínculos con grupos paramilitares, asimismo ha contribuido a minar la imagen del gobierno que él dirige en la sombra y ha decidido a muchos a vincularse al paro.

Es tal el clima de terror que han generado que muchos que no marcharán por distintas razones, tampoco saldrán a sus ocupaciones habituales con lo cual contribuirán al éxito del paro. Desde ya puede reclamarse como éxito de la futura jornada que el gobierno haya tenido que ponerse a la defensiva y haya dicho que no presentará las reformas y que “es deber del gobierno corregir muchas cosas si es del caso”.

Cada día aparecen intelectuales, artistas, escritores y hasta reinas de belleza anunciando que se sumarán al paro y las marchas. Surgen a cada momento convocatorias imaginativas, llenas de humor, invitando a marchar.

La gente está prevenida contra los provocadores que ese día intentarán crear una batalla campal en un evento de protesta pacífica. Ojalá logren neutralizarlos y obliguen a la fuerza pública a intervenir contra sus mismos agentes encubiertos.