La necesidad de esclarecer por qué y cómo fueron desaparecidos de manera forzada 43 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, en la Montaña de Guerrero, atiende una vieja herida en la historia de México que precisa ser curada de raíz.
Empecemos por comprender los sinónimos de la palabra estigmatizar, son, entre otros, “castigar”, “rechazar”, “excomulgar”, tiene ese significado excluir apartando de una totalidad dada, mayoría o minoría, a un conjunto de pueblos que mantienen costumbres, tradiciones originales, que son rebeldes con la socialización colonial, mantienen autonomías como comunidades que comparten lengua original en territorio y bajo formas de organización tradicionales de imaginario colectivo, casi siempre comprendido en los ciclos de producción agrícolas, que incluyen avances tecnológicos, otras formas de organización política y participan del mercado global, regional y nacional.
Contra ellos hay un prejuicio arraigado de las conciencias conservadoras, un profundo desprecio a su resistencia y capacidad de sobrevivencia en la agreste geografía de orografía accidentada impenetrable, en sigilosos filos de barrancas profundas, en pendientes extremas. Sujetos de adjetivos “eres un indio” referido justamente a este que viste, calza y vive sus tradiciones de producción de alimentos y confección de su ropa o que emigra sin perder conciencia de su identidad comunitaria y lengua de su relación naturaleza-territorio-comunidad, son las más próximas a la CDMX y su zona metropolitana, rodean la urbe en demarcaciones como las comunidades de las faldas de los volcanes Popocatépetl e Ixtlazihuatl, Amecameca, las que van por la ruta de Chalma que une Michoacán, Guerrero y alcanza Puebla, ahí por Tayacapa, por la Lagunas de Zempoala, descienden por Huixtla, Topilejo, Tlalpan están ahí.
La geografía de la Montaña es inhóspita, el centro urbano para saquear los recursos para la producción de amapola, base de la heroína, o mariguana ha enviado a las tropas del Ejército mexicano que protegen la producción y el tráfico de drogas, armas, lavado de dinero, minerales, maderas preciosas, seres humanos en un sistema de subordinación de las policías federales, ministeriales, estatales y municipales cuyo centro de mando son las empresas billonarias beneficiarias del saqueo.
La resistencia no es menor, crece ante las frecuentes embestidas militares del Ejército mexicano con los ejércitos privados de los traficantes mejor armados, de las policías federales, estatales y municipales. En Guerrero hace décadas hay Guardias Comunitarias para protegerse del incesante hostigamiento gubernamental-empresarial y mecanismos sociales de gestión de ingresos económicos, de organización de la educación con las Normales Rurales, con la Coordinadora de Trabajadores de la Educación, con las asambleas comunitarias, con las organizaciones productivas y de productores, industriales, de artesanos, de comerciantes de mercados, con las organizaciones de estudiantes.
La historia de México apunta a Guerrero como la geografía de las iniciativas para la lucha libertaria en la resistencia contra la conquista antes de la Colonia, con la invasión española, con la Independencia y la Revolución, aportando líderes de talla nacional como Vicente Guerrero, José María Morelos y Pavón, Ignacio Mariano Altamirano, Emiliano Zapata, cuyos nombres son claves en la visión de nación popular, libertaria, justa, contra la visión conservadora monárquica inhumana. No es la 4ta transformación el origen de la crisis sino el neoliberalismo que quiso imponerse a sangre y fuego y no pasó. La resistencia sigue y abrió las puertas del Palacio de la Presidencia de la República y las del Congreso para ser escuchados en la consideración de una solución histórica posible e indispensable.