Por Yolanda Gutiérrez
Excelente domingo para disfrutar de las playas de la Zona Hotelera, en las que se registró una importante afluencia de bañistas, tanto familias residentes en la localidad como visitantes extranjeros y muchos turistas regionales, que aprovecharon el fin de semana largo para darse una escapadita a Cancún, especialmente aquellos que cuentan con parientes en el destino.
Tras llevar a cabo un recorrido por los principales balnearios públicos, se observó una buena afluencia de gente de la localidad en playas como Langosta, Delfines, Tortugas y Gaviota Azul; en esta última, los cancunenses compartían espacio con turistas nacionales y extranjeros que se asoleaban en los camastros, mientras que otros prefirieron resguardarse de los rayos del astro rey.
Con la quincena aún fresca en sus bolsas, a muchas familias de Cancún se les hizo fácil acudir el domingo en la mañana a alguno de los balnearios públicos, aunque por lo general cargaban con ellos todo lo necesario para pasar una agradable jornada disfrutando del sol, el mar y la arena.
Enormes neveras repletas de frías bebidas, envases que contenían sus alimentos, bolsas de pan de caja que se convertían en exquisitos sándwiches para calmar el hambre, grandes sombrillas, hamacas e incluso mesas y sillas podían encontrarse en los arenales, con familias completas arremolinadas en torno, mientras los más pequeños se daban un chapuzón en las frescas aguas o levantaban figuras en la arena.
El oleaje, sin ser demasiado elevado, invitaba a la práctica del surf, aunque en Gaviota Azul, considerada como una de las más peligrosas, la apariencia de tranquilidad era engañosa, en virtud de las fuertes corrientes registradas en la mañana, motivo por el que los guardavidas del grupo de Rescate Acuático no se daban abasto dirigiendo a los bañistas hasta los puntos más seguros.
Cada diez segundos sonaba el silbato y, desde la torre, los guardavidas hacían señas con los brazos para indicar a las personas que estaban en el agua hacia dónde moverse para no poner en riesgo su integridad física.
Del mismo modo en algunos puntos de Marlín se permitía que los bañistas se remojasen los pies o avanzasen tres o cuatro metros para retozar entre las olas, mientras que en otros sí se podía practicar el nado.
No obstante, en algunas ocasiones los bañistas hacían caso omiso de las indicaciones, ante la desesperación de quienes deben velar por su seguridad.
“Hay gente muy necia, todo les vale y por mucho que les digas que es peligroso meterse al agua y mucho menos alejarse de la costa, ni nos pelan; luego hay que entrar a buscarlos con los torpedos y cuando logramos rescatarlos, ahí están asustados y algunos casi en estado de shock”, fue el comentario de un elemento de Protección Civil en Gaviota Azul.