Actualmente el Gobierno Municipal está realizando la clausura de varios comercios e incluso instituciones educativas, con estos actos demuestra una clara desesperación por reunir recursos a través de extorsiones, señaló Angel González Núñez, ciudadano.
Recientemente clausuró un instituto de idiomas a pesar de contar con los pagos y permisos correspondientes, tal pareciera que el espurio Oscar Rosas González le interesa el monopolio de las escuelas privadas.
“Como él es el que manipula los colegios, como tiene varios, no quiere competencia, lo que anda buscando es cerrar varias escuelas para poder quedarse con el monopolio y hacerse de más dinero”, mencionó.
Apunto que las instituciones educativas tienen derecho a impartir clases, así como los jóvenes de querer aprender, sin embargo, el alcalde sólo pretende truncar estas oportunidades a los estudiantes.
Lamentablemente a más de un año en los impuestos no se están viendo reflejados en obras de beneficio para Carmen, la inseguridad continúa incrementando, tampoco se cuenta con servicio de agua potable ni servicios públicos.
“Tal parece que el alcalde se siente dueño de Ciudad del Carmen o se quiere llevar lo poco que queda de la Isla e enriquecerse con el erario, yo no veo justo esta situación, él no es presidente, es un espurio y mal administra los impuestos del pueblo, ya que solamente se dedica a colocar madera en los camellones”, mencionó.
Destacó que todas las propuestas de campaña quedaron en promesa, la administración solamente está exigiendo más pagos de impuestos en donde definitivamente no hay obra pública, servicios públicos, la seguridad a diario se ve deteriorada.
Asimismo, también se está aprovechando con lo del impuesto predial, incluso hasta desalojando personas vulnerables de sus hogares, como manera de exigir el pago de este impuesto.
“Se aprovecha de personas vulnerables, él no le importa, el alcalde quiere irse con todo lo que se pueda, manda amenazar con documentos a las personas que no pagan los prediales, es un desorden que tiene”, finalizó.
(Texto y fotos: Irene Barradas)