Con la presencia del Obispo Auxiliar, Monseñor Pedro Mena Díaz, así como de diversos integrantes de la Arquidiócesis de Yucatán y de público de todas las edades, la noche del pasado viernes se presentó en el Aula Magna del Seminario Mayor la novela histórica Bungo (Nunca te irás del todo), del escritor yucateco Edgardo Arredondo.
Se trató de un evento lleno de emotividad y agradecimiento, en realidad una especie de homenaje al apostolado, al esfuerzo y a la labor de dos sacerdotes y una religiosa que les llevaron fe y esperanza a las víctimas de la guerra de Angola durante ese oscuro episodio en aquel país africano: los sacerdotes Fabio Martínez, Raúl Moguel y la hermana Eunice.
La presentación de la obra comenzó con la exposición de un video explicativo y, posteriormente, se hizo la introducción a la novela a cargo de los escritores Jorge Cortés Ancona y José Castillo Baeza, acompañados, desde luego, por el autor del texto.
En su intervención, el maestro Cortés Ancona dijo que Bungo es una pieza singular en el ámbito de la literatura yucateca no sólo por el tema, sino también porque pocas veces se ha abordado la novela histórica en torno a sucesos relativamente recientes. “Y podemos decir que, a diferencia de muchos escritores o artistas que hablan sin producir, el doctor Arredondo es un hombre disciplinado que de veras se ha dedicado a la escritura”, indicó el también poeta.
Un idealista
Por su parte, el escritor Castillo Baeza señaló que siempre le ha llamado la atención que los personajes de Arredondo son buenos, generosos, y señaló como un acierto el idealismo moral que el autor imprime en la construcción de sus personajes y de sus historias.
-Tiene razón Pepe: soy un idealista y creo en la bondad humana –admitió el autor de Bungo.
Edgardo Arredondo, como publicamos hace una semana en POR ESTO!, es médico ortopedista de profesión, pero desde hace siete años empezó a publicar literatura que se mueve entre la realidad y la ficción. Obras suyas son las novelas Detrás del horizonte, De médico a sicario y Me llamo Juan; en breve saldrá publicada su primera incursión en el género del cuento: Los profanadores.
Impregnados de Angola
Al tomar la palabra, Edgardo Arredondo se reconoció como un escritor tardío (“empecé a escribir a los 50 años”), aunque gracias a las experiencias cercanas al dolor, “a mi lucha contra la muerte de los enfermos por mi trabajo como médico, encontré que ahí hay una enorme veta para contar historias”.
La novela toma su nombre de la población angoleña donde los sacerdotes y la religiosa fueron asignados como misioneros y el subtítulo (Nunca te irás del todo) obedece a que “ellos, los padres Fabio y Raúl, así como la hermana Eunice, nunca se irán de Angola; la gente de allá los seguirá recordando y ellos están impregnados de Bungo, de ese país africano”, dijo el novelista.
Hacia 1988, el entonces Arzobispo de Yucatán, Manuel Castro Ruiz, envió a un grupo de religiosas y sacerdotes a las misiones en la guerra de Angola. Era la Congregación de las Hermanas de la Luz y algunos padres que llegaron a ese país africano para instalarse en una villa llamada Bungo. Así, la novela está inspirada en hechos y personas reales. Por ejemplo, la hermana Eunice.
A ella le estalló una mina terrestre. Logró sobrevivir y cuando regresó a Mérida conoció al doctor Arredondo. Fue su paciente y él le practicó una cirugía. El detonante para que Arredondo escribiera Bungo llegó cuando ella le habló de la miseria en Angola. La hermana Eunice dijo: “Usted conoce la pobreza, lo que allá hay es miseria y usted no conoce la miseria”.
Un reconocimiento al pueblo cubano
El doctor Arredondo agradeció a la gente por su asistencia y enseguida hizo también un reconocimiento público al pueblo cubano, a Cuba, dijo, por su ayuda desinteresada en la guerra de un país donde todo mundo estaba involucrando con fines económicos.
“Por eso creo que la intención final de mi novela es dar a conocer el apostolado y el sacrificio por parte de la Iglesia Católica y de Cuba. A Cuba nunca se le dio crédito, nunca se le reconoció ese mérito de brindarse por completo a Angola”, explicó. Poco después se proyectó un video musical de un grupo cubano.
Más adelante, el autor del libro, junto con Monseñor Pedro Mena Díaz, entregaron reconocimientos a los padres Raúl Moguel, Fabio Martínez, hoy obispo, y a la hermana Eunice. En la placa conmemorativa está escrita la leyenda: “Nunca te irás del todo”. La hermana Eunice expresó, para cerrar la ceremonia: “como dicen en Angola; soy una ingrata, porque no tengo cómo darles las gracias”.
(Redacción/ POR ESTO!)