La siembra de hortalizas en el patio de los hogares, es una actividad que las familias de la comunidad solían realizar con frecuencia, pero con el paso de los años se ha ido perdiendo de forma considerable
CHUMAYEL, Yucatán, 14 de enero.- La siembra de hortalizas en el patio de los hogares es una actividad que las familias de la comunidad solían realizar con frecuencia, pero con el paso de los años se ha ido perdiendo de forma considerable.
En el municipio son pocas las personas que aún realizan dicha práctica, una de ellas es la señora María Evangelina Itzá Mis, de 66 años de edad, con domicilio sobre la calle 29 entre 34 y 36.
“Estuve como 20 años vendiendo hamacas, luego lo dejé y comencé a sembrar en el patio de mi casa; ahora llevo casi 18 años. Es mucho trabajo y no se gana mucho, pero me gusta hacerlo”, externó doña “Ema”, como es conocida en la localidad.
Con la ayuda de su hijo, la mujer se ha dado a la tarea de adecuar un huerto en el fondo de su patio, para sembrar variedades de hortalizas que sale a vender en la comunidad recorriendo las calles, a bordo de su triciclo.
Por cuenta propia y sin el apoyo de algún programa social o gubernamental, doña Ema emprendió desde hace casi dos décadas la siembra de hortalizas que pone a disposición del público y también poniendo en práctica lo enseñado por su madre.
Con el paso de los años, ha adquirido el conocimiento y la práctica para ir sembrando cada una de las variedades en un tiempo determinado, a fin de mantener la frescura de los productos y no registrar pérdidas.
“No puedo sembrarlos todos de una vez, todo tiene su tiempo. Aquí tengo sembrado desde rábano, cilantro, lechuga, chile habanero, yerbabuena, cebolla y cebollina”, externó la mujer.
Indicó que después de cada cosecha hay que remover nuevamente la tierra y ponerle abono para sembrar y lograr buenos productos, labor que realiza con la ayuda de un viejo pico y pala, instrumentos de trabajo.
Por la mañana o por la tarde, doña Evangelina dedica parte de su tiempo para atender su huerto de traspatio; se le puede observar limpiando el área, removiendo la tierra, regando o simplemente desyerbando.
“En verdad es mucho el trabajo, por eso muy pocas personas continúan haciéndolo, además de que las semillas de calidad cuestan mucho. La ventaja de sembrar, es que a cualquier hora podemos ganarnos unos centavitos, no es mucho, pero es de ayuda”, refirió.
Actualmente, el hogar de la ama de casa es visitado por los lugareños quienes acuden para comprar sus frescas hortalizas; del huerto a la mesa. A pesar de no contar con algún tipo de apoyo, la mujer continúa con dicha actividad que formaba parte de una práctica familiar.
Doña Ema espera que las autoridades vean su trabajo y pueda recibir algún tipo de ayuda o apoyo, a través de los programas de gobierno.
(Textp y foto: Carlos Ek Uc)