Yucatán

Hora Santa Penitencial en Catedral

Para pedirle a Dios que se acabe la pandemia, el Arzobispo de Yucatán Gustavo Rodríguez Vega presidió ayer en la Santa Iglesia Catedral la Hora Santa Penitencial.

Fue en el marco del Viernes de Dolores, anterior al Viernes Santo, donde teniendo como concelebrante al padre rector Justo Ceballos Uc, el prelado manifestó:

–Hoy es el quinto viernes del tiempo de Cuaresma. Desde hace siglos hoy se celebraba el Viernes de Dolores. Todavía en algunos países hoy se inicia la Semana Santa, pero nosotros esperamos al Domingo de Ramos, y la fiesta de Nuestra Señora de los Dolores ha pasado al 15 de septiembre. Así lo celebramos cada año. Sin embargo, siendo Viernes de Dolores como tradicionalmente se ha conocido, y para prepararnos de una manera más inmediata a celebrar la Semana Santa, los obispos de México hemos querido convocar para una jornada penitencial.

Cada obispo hoy está celebrando en su Catedral. Cada sacerdote en su parroquia está celebrando delante de Jesús Sacramentado esta celebración penitencial en la que con motivo de la contingencia nos acercamos al Señor. Es Cuaresma y hay contingencia. Es tiempo oportuno entonces para pedir perdón al Señor. Y ya que no hubo la oportunidad de tener las confesiones individuales de cada católico, de cada creyente con el sacerdote, ahora tenemos esta celebración penitencial comunitaria, para que todos juntos pidamos perdón por nuestros pecados.

Todos podemos alcanzar la indulgencia plenaria

En esta parte, monseñor Gustavo explicó:

–Ya saben todos ustedes que durante esta Cuaresma todos podemos alcanzar la indulgencia plenaria. En estos días los sacerdotes no podemos entrar a los hospitales a ver a los enfermos, pero Cristo está ahí, y la Iglesia está ahí y llega con la indulgencia plenaria. Cualquiera puede implorar la indulgencia plenaria, ahora no podrán confesarse, pero con el favor de Dios tal vez ya después puedan confesarse y comulgar. Y no solamente los enfermos, también los médicos y el personal que atiende a los enfermos pueden conseguir la indulgencia plenaria. Y también todos los creyentes que estamos viviendo esta situación de la pandemia podemos recibir una vez al día esta indulgencia viendo la celebración de la eucaristía a través de los medios que la den, rezando el santo Rosario, rezando un Vía crucis, así es como podemos obtener la indulgencia plenaria.

Pedir todos que pase la pandemia

–Pero hoy, ante el Señor Sacramentado, todos en forma comunitaria, todo México, está convocado para pedir perdón; también tú, hermano, hermana, que no te has confesado quizá en muchos años. Tú, que tal vez no te has confesado desde el día de tu primera comunión, pídele a Dios que esta pandemia pase pronto y pronto puedas acercarte al sacramento de la confesión y de la comunión, pero ya desde ahora pide perdón, todos tenemos motivos para pedir perdón. Todos, absolutamente todos. El que diga que no tiene pecado de qué arrepentirse tiene el mayor de todos los pecados que es la soberbia.

El Señor nos invita a sentirnos pecadores, a sabernos pecadores y necesitados de misericordia. La gran misericordia del Señor se manifestó desde el Calvario y se sigue manifestando día a día porque Jesús sigue en medio de nosotros con el sacerdote que celebra los sacramentos, con Jesús que se hace escuchar en su Palabra, con Jesús que se deja ver en su sacramento.

Lecturas preciosas

Para esta celebración se han escogido lecturas preciosas. Primero uno de los cánticos del tiempo de Yaveh que aparecen en el libro del profeta Isaías. De este cántico en concreto, aunque se escribió cientos de años antes de Cristo, parece que el autor hubiese escrito este pasaje al día siguiente de la crucifixión, porque narra en detalle las circunstancias por las que pasó nuestro Salvador. Cómo fue maltratado, cómo fue escupido, cómo fue despreciado, y llevado a la muerte. Y por sus santas llagas hemos sido curados. Fue llevado al sacrificio como una oveja inocente, como un cordero inocente. Esta descripción profética es maravillosa, y seguramente que en el Antiguo Testamento nadie pudo interpretar este pasaje. Nosotros lo escuchamos y sabemos que se trata de la Pasión de nuestro Señor Jesucristo.

Luego el apóstol San Pedro en la segunda lectura dice que padecer por nuestras culpas realmente no es padecer, pero si padecemos siendo inocentes, entonces nos asemejamos al más inocente de todos los hombres de la historia: Dios hecho hombre, el nuevo Adán. Los cristianos siempre hemos sido perseguidos desde el principio, y muchos han sido llevados al martirio, como ovejas llevadas al matadero, a semejanza de Cristo. Esto es un destino normal para muchísimos cristianos, y un destino al que todos los bautizados deberíamos estar dispuestos.

Hacer con amor los servicios a los hermanos

Y si el Señor no les pide el martirio, si el Señor no te lo pide a ti, ofrécele el sacrificio de cada día haciendo con amor todos los trabajos y todos los servicios a tus hermanos. San Pedro en la segunda lectura nos invita a unirnos a Cristo que padeció por nosotros. E igualmente a padecer nosotros en inocencia, conservarnos en la inocencia y así ofrecer nuestro sacrificio.

Llegamos así al santo Evangelio, Jesús va con los discípulos, pero Él se les adelanta. Y los discípulos preguntan a Jesús por qué lleva tanta prisa, Él sabe que va a padecer, y va a morir, y va a resucitar. Él lo sabe, y lo va anunciando, va instruyéndolos, pero lleva prisa, se va a adelantar, dice el Evangelio que escuchamos, porque su prisa es convencer al Padre, su prisa es liberar del pecado con su muerte y resurrección. Él lo lleva en el corazón y en la mente grabado; imagínate tú que te anunciaran que en unos cuantos días vas a ser crucificado como lo fue nuestro Señor. No podríamos ni dormir. Jesús va presuroso al encuentro de la cruz, porque sabe que será la máxima prueba de amor a su Padre y de amor por nosotros. Pero de los apóstoles y los demás discípulos nadie entiende nada. Cada quien trae en su mente sus propias cosas. No ha habido el menor esfuerzo de tratar de entender a Jesús. Tanto es así, que los apóstoles Santiago y Juan se acercan a Jesús para pedirle: “Cuando llegues a tu reino, permítenos que uno se siente a tu derecha, y otro a tu izquierda”. Querían ser los primeros en el poder, los primeros en ese reino de Jesús.

Y Jesús les pregunta: ¿Pueden beber del cáliz que yo voy a beber? No saben lo que están pidiendo: ¿Pueden beber? Ellos le dicen: “Sí podemos”.

Los demás estaban indignados contra aquellos dos, pero Jesús les habla con toda paciencia, porque ellos con su indignación estaban mostrando interés por lo mismo que aquellos habían pedido.

El Señor nos bendecirá

Finalmente, el Arzobispo Gustavo señaló:

–Hermanos, en esta celebración todos somos invitados a reconocer nuestros pecados. Nos van a invitar en un momento más a un examen de conciencia para que repasemos, para que pensemos si hemos pecado alejándonos de los mandamientos que nos van a repasar. Juntos pediremos perdón, y después de pedir perdón al Señor, pediremos que Él nos bendiga, como tantas veces lo ha hecho, pero en esta ocasión nos bendecirá para recibir la indulgencia plenaria. Que así sea.

Semana Santa inicia este domingo

Por otra parte, el padre Jorge Martínez Ruz, vocero de la Arquidiócesis, recordó que la Semana Santa dará inicio este Domingo de Ramos, 5 de abril.

Sobre la Hora Santa Penitencial informó que es un momento de adoración de los fieles al sacramento eucarístico. Su trascendencia es que es un momento de oración delante de Dios, expuesto delante de nosotros.

(Roberto López Méndez)