“Hoy podemos comprobar, una vez más, cómo nuestra actitud de fe puede remover el corazón de Jesucristo. Si no vemos más milagros es porque obligamos poco al Señor con nuestra falta de confianza y de obediencia a su voluntad. Como dijo san Juan Crisóstomo, un poco de fe puede mucho”, así lo mencionó el sacerdote, Francisco Velázquez Trejo.
Completamente afónico y con la ayuda de los presentes, durante la homilía del mediodía, apuntó que la clave de las lecturas es el agradecimiento, dado que en el leproso del Evangelio y en Naamán en la primera lectura, la acción de gracias es también la clave de la vida cristiana, de la relación con Dios, con Jesús y con los hermanos.
Asentó que la fe brota del agradecimiento y que ahí, como dice el Evangelio, está la salvación, la vida nueva o la asunción de otro estilo de vida, más pleno, más humano y, por eso, más divino.
Expresó que el relato de los leprosos curados por Jesús, tal como lo trasmite Lucas, quiere enlazar de alguna manera con la primera lectura, aunque es este evangelio el que ha inducido, sin duda, la elección del texto de Eliseo.
“Tenemos que poner de manifiesto, cómo uno de los elementos más estimados, la acción de gracias de alguien que es extranjero, como sucede con Naamán el sirio y con este samaritano que vuelve para dar gracias a Jesús”, precisó.
“Es decir, nuestra relación con Dios es una relación de agradecimiento, ya que de él hemos recibido todo en total gratuidad, la vida, la libertad, el amor, la creación; no hay medida que pueda contar lo que hemos recibido. Los que pretenden hacer de su relación con Dios una suerte de contabilidad, de toma y dame, de voy a misa para que Dios me salve o para que me perdone, se pierden en un laberinto sin salida”, añadió.
Velázquez Trejo externó que todos estos ejemplos son para indicar que Dios es Quien sana, y que Dios sana a quien quiere, donde quiere, cuando quiere y como quiere, porque Dios es soberano, dueño de la vida y de la salud.
Puntualizó que la Fe consiste, no sólo en creer que Dios puede sanar, sino también en aceptar que él es soberano para sanar o no, y también para escoger la forma, el medio, el momento en que sanará.
(José Salazar)