CAMPECHE, Cam., 11 de agosto.- “En las Lecturas de este domingo vemos la conexión entre la Fe y la Esperanza, ya que creemos, en lo que no se ve, creemos en lo que, sin comprobar, aceptamos como verdad; creemos en lo que esperamos recibir en la vida que nos espera después de esta vida, aunque no lo veamos y aunque no lo podamos comprobar”, expresó el Obispo de Campeche, Francisco González y González.
Asentó que en el Evangelio se recuerda y exige que los creyentes estén en actitud de vigilia, porque en el momento menos pensado vendrá el hijo del hombre, por lo que deben vivir en tensión, desinstalados del mundo.
Destacó que es necesario entender que todos son peregrinos en un mundo que pasa, porque la verdadera patria está en el cielo, dado que hacia allá se dirige la vida, quieran o no, porque la existencia terrenal es un proyecto de cara al encuentro definitivo con el Señor.
Añadió que en este encuentro a quien se le dio mucho en vida, se le reclamará mucho y a quien se le confió mucho, se les pedirá más, con la idea de hacer todo desde el entendimiento de que a quien le fue peor en la vida, será un bienaventurado.
“San Lucas, en el evangelio de hoy, pide dos cosas, vigilancia y desprendimiento; es decir, recogiendo las palabras y gestos de Jesús, siempre llenos de dulzura, hacerlo con insistencia y ser consciente de la facilidad con las que aparece el apego y dependencia de las riquezas en las instituciones, personas o grupos de toda índole”, asentó.
En la homilía realizada en la Parroquia de la Purísima Concepción, González y González declaró que por eso la fe tiene que ser confiada, tan confiada como la de Abraham, quien confiaba hasta en que Dios podía cambiar su plan, podía revertir su promesa.
Apuntó que el Papa Francisco invitó a la iglesia, al pueblo de Dios, a practicar el reconocimiento de los dones recibidos para saber que somos personas, sujetos creados a su imagen y semejanza, llamados a discernir, elegir, colaborar en el itinerario evangelizador diariamente.
Manifestó que ahí donde se encuentre un creyente, tienen que ser mediadores que cultivan con fe su fidelidad al cultivo de la vida definitiva ya comenzada.
“Vivir el sueño misionero de llegar a todas las personas, dice el lema del Congreso a celebrar, que constituye la vocación de todo el laicado como sujetos evangelizadores sin quedarse tan solo en objeto de la evangelización, el cual ofrece una metodología sencilla y clásica en clave cristiana, de todo el pueblo de dios asumiendo lo propio del laicado”, finalizó.