En la Península de Yucatán existe la creencia que el 30 de noviembre se debe iluminar el camino de regreso al otro mundo y así dar el último adiós a aquellas ánimas que permanecieron entre nosotros durante toda la temporada de finados, y a esta despedida se le llama “biix-mes”.
Por tal razón, cientos de campechanos abarrotaron nuevamente esta mañana el mercado principal ‘Pedro Sáinz de Baranda’, en la capital campechana, a fin de comprar lo necesario en la elaboración del tradicional pibipollo y el montaje del altar.
Desde muy temprano, los pasillos del centro de abasto lucieron abarrotados, al punto de ser casi imposible caminar debido a la gran cantidad de familias que acudieron a adquirir los insumos indispensables para esta fecha. Amas de casa encabezaron las compras de masa fresca, pollo, carne de cerdo, xpelón, hoja de plátano y manteca, ingredientes fundamentales para preparar el pibipollo, el ancestral platillo que simboliza unión familiar y tradición maya.
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Además de los productos para la cocina, la afluencia también se concentró en los puestos de flores, fruta, dulces regionales, velas y veladoras, elementos esenciales para renovar o completar los altares familiares. Las familias buscaban cempasúchil, flor de xpujuc, mandarinas, plátanos, jícamas, pan dulce y caramelos, así como velas blancas y de colores para el encendido que marca el retorno de las almas al otro mundo.
A lo largo de la jornada, el ambiente en el mercado reflejó la mezcla de tradición y fervor con que los campechanos se prepararon para el biix-mes, conscientes de la importancia de mantener vivo este legado cultural.
Cada 30 de noviembre, el pibipollo, el altar y la luz de las velas no solo marcan el final de la visita de las ánimas, sino que también preservan una herencia ancestral que continúa viva gracias a la transmisión familiar y al arraigo de estas costumbres entre las familias campechanas.
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JY