Cultura

Crónica de un huiro en Nueva York (o cómo esperar la serie Red Sox vs Yankees)

Conrado Roche ReyesI

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NUEVA YORK, EE. UU., 16 de septiembre 2018.- Después de un largo viaje que duró en total once horas, incluyendo el traslado de Mérida a Cancún en autobús, de Cancún al aeropuerto de dicho lugar de la misma manera, abordamos el avión que nos traladaría a mi hijo Conrado y a quien esto escribe a la capital del mundo: Nueva York, este “pequeño pueblito”, como irónicamente le decía “Frankie Blue Eyes” (Frank Sinatra).

Desde el momento en el que el piloto estaba planeando para acercarse y aterrizar en el aeropuerto, fue impresionante el ver todos los edificios desde lo alto.

Una vez llegando al aeropuerto comenzó la experiencia, yo le comentaba a mi hijo ilusamente, que el ritmo de vida incluso en el túnel de acceso al aeropuerto era demasiado acelerado. Todos corrían acelerados. Pensamos que esta era la manera de ser del neoyorkino, pero sucede que no. Corrían porque absolutamente la mayoría eran como nosostros. Iban a la selección de acceso aduanal, dependiendo del tipo de visas. Eran personas de diversas nacionalidades, con mayoría obvia de norteamericanos que visitaban por vez primera la urbe de hierro. Es decir, éramos puros novatos en el incierto arte de lidiar con una megalópolis como esa. Se me pasaba decir que mientras hacíamos fila para el proceso aduanal y poder ingresar oficialmente a la ciudad, para variar, me atacaron unas inenarrables ganas de ensuciar (vulgo zurrar), pero era imposible porque perdería mi turno, así es que, apretando el esfínter como torero al partir plaza, esperé estoicamnete para luego de que nos dieron el visto bueno volar al baño.

Un taxista jamaiquino nos trasladó a nuestro destino. Pasamos por los suburbios, midle town, upton, para finalmente llegar a nuestro destino: el hotel New York Sheraton, cabe la pena mencionar como anécdota, que el tipo de pago a efectuar del servicio de transporte iba a hacerlo mi hijo por medio de tarjeta de crédito, lo cual todo iba bien excepto por la propina que estaba dejando, ya que el taxista hacía como que no entraba la tarjeta hasta que por fin entendimos el monto deseado.

La ubicacion del hotel es excepcional, en pleno Times Square. Nueva York es apabullante en esta área. Te encuentras rodeado de altísimos edificios. Son tantos y tan cercanos unos a otros que sientes que te van a aplastar en algun momento que se les ocurra. Parecería, y creo que estas construcciones tienen vida propia, que se hablan entre sí y a nosostros lo humanos también, el problema es que los terrícolas no entendemos ese fantástico idioma, sobrenaturalmente extraño, pero lo que se percibe es real.

Nuestra habitación se encuentra en el piso veinte y es muy confortable, enfrente tenemos la vista del Rockefeller Center, imponente. Después de acomodarnos, salimos a dar el rol. Un estallido de gente y colores, una verdadera multitude se concentra ya en Broadway. ¿Recuerdan ustedes meridanos los carnavales del Paseo Montejo?, pues ni más ni menos, en lo relativo a la cantidad. Personas de todas las nacionalidades se concentran en esas varias cuadras del área. Cientos de teatros habitan el lugar. No busca uno a cuál asistir. Se exhiben espectáculos escénicos y musicales de todo tipo, desde el premiado con el Tony.

Penetramos a un pub para tomar unas cervezas, un magnífico grupo de jazz amenizaba el lugar. Antes de que hable, le dije a Conrado Jr.: “No vayas a empezar con tus mestizadas, no vayas a pedir botana. No hay chicharra, ni oreja y mucho menos sikil pak”. Y es que a los yucatecos es difícil que se nos quite lo huiro…

Por la noche acudimos a un show bar llamado Rattle Hum, con un muy interesante espectáculo titulado “Shake Rattle and Roll”, como la pieza que grabara Elvis Presley en 1956, interactivo, en el que los músicos interpretan lo que la gente quiere. Aquí sí todos participan, gritan, aplauden, cantan, es decir, hacen “shake rattle and roll”

En resumidas cuentas, la estoy pasando bomba. “Shake RATTLE AND Roll” es: una fiesta de rock and roll para todos los gustos. Cantas o bailas acompañado de unas buenas bebidas; es un ambiente divertido, ya que los músicos (duelo de pianos) hacen interacción bromeando con los asistentes. La temática es un duelo de canciones, donde los asistentes por medio de papelitos y una propina (que da la designación de orden de canción) tocan las canciones de su preferencia, desde Billy Joel a Bon Jovi o Britney Spears. Con géneros que abarcan rock n’ roll, country, hip hop y R&B, entre muchos otros.

En conclusión: nos hemos divertido como enanos.

See you later an alligator tomorrow… (para los huiros como yo, nos vemos mañana). Bye. Conrado.

Continuará