Jesús Peraza Menéndez
1. El artículo que acusa a Ricardo Tatto de corrupción es de baja calaña, con pobre manufactura (me recuerda una periodista enferma). 500 mil pesos en cuatro años son 10 mil por mes, una beca de la que informa y con producción. De hecho, es pobre la beca para alguien que se dedica a la creación y organización cultural. Es de mala leche, está claro.
2. Coincido con el maestro Víctor Salas en que Esma Bazán debe saber retirarse; terminó su ciclo de puestos en las administraciones de instituciones públicas encargadas de la cultura. Son toda una historia, que no lo hacen el único ni el mejor dramaturgo.
3. Coincido con el maestro de danza y ballet en que Renán Guillermo, que no oculta su filiación política, es un organizador de la cultura en Yucatán; abierto, conciliador, quien más que puntos –no es con curso de debutantes–, cuenta con el reconocimiento de su trabajo. En la situación actual, la cultura con los creadores se puede avanzar más con él y con Irving Berlín que con otras imposiciones destinadas al negocio con espectáculos exclusivamente o de proyectos millonarios de transexenales ineficientes, que dejan sin recursos al Estado.
4. Hay un Observatorio Ciudadano de Arte y Cultura de Yucatán de jóvenes, de reciente constitución, en la coyuntura de la transición de diversas manifestaciones de las artes que debe ser escuchado por las autoridades de la cultura en el municipio de Mérida, del Estado y el gobierno federal que viene con AMLO.
5. Esta no es una carnicería entre incondicionales, oportunistas y arribistas.
La idea es buscar la manera de hacer más eficiente la captación de recursos financieros para proyectos de creadores de las distintas disciplinas. Estos proyectos deben ser tangibles en su producto estético como social. Sería bueno que iniciemos una reflexión colectiva y hasta un Congreso de la Cultura y las Artes, que incluya a los mayas con producción tangible: de hecho, el congreso sería con muestras de nuestras producciones: escultura, pintura, literatura, teatro, danza, ballet, música y la reflexión para que sean los creadores con los públicos quienes tomen decisiones en lugar de burócratas consuetudinarios que repiten lo ya consumido tantas veces. Se trata de estética con cultura, más que de espectáculo efímero o simulaciones. Reciban un abrazo fraternal con imaginación creativa.