Cultura

Tixméhuac

José Iván Borges Castillo*

Impresiones de viajero

Por los antiguos caminos del sur se llega a un pueblo especialmente señalado en el mapa, su nombre Tixméhuac. El camino que nos condujo a ese pueblo en especial, cuando salimos de la moderna carretera y entremos en ese caminito que nos llevaba hasta nuestra meta, se presentó ante nuestros ojos pequeñas elevaciones y cerros de piedra y tierra, árboles y vegetación que parece ser vestigios en realidad de nuestro antiguo pueblo maya, cimiento de las casas y solares de nuestro mayores, de eso no hay duda.

¡El Mayab volverá resonaba en mis adentros, sin lugar a duda la pluma de Antonio de Mediz Bolio me marcó, y aunque pareciera su influencia aquel pensamiento, no es propiamente, me acuso con modestia, siempre he creído en mi pueblo que es Yucatán que por sus esfuerzos volverá a brillar!

Calles limpias y un singular camino principal nos llevó hasta la plaza donde nos detuvimos, algo en Tixméhuac habla a la contemplación y disfrutar el caminar, eran los primeros días de enero, había en el ambiente un cierto fresco, aunque el sol nos bañaba con sus rayos de luz candentes.

Una pintoresca plaza por panorama se abría ante nuestros ojos, el corazón geográfico de esa linda comunidad de Tixméhuac, un palacio municipal con su corredor de arcos de medio punto, una iglesia principal y un parque al centro rodeado de casas antiguas y lleno de vida, con niños y adultos que salen de ella, con ancianos sentados en las puertas o bajo los árboles sumergidos en interesante conversación, así se teje la vida ordinaria de un extraordinario pueblo vivo y latente.

El origen de esta comunidad se pierde en la densa bruma del tiempo pasado. Desde luego que es un pueblo de origen maya. Fue fundado en la época prehispánica; sobre ese periodo el Chilam Balam de Chumayel refiere que los itzaes en su recorrido registraron a este pueblo “Y llegaron a Tix Meuac… Cuando llegaron, ya estaban completos los nombres de los pueblos que no lo tenían y de los pozos…”. esta referencia valiosa nos habla de la existencia de la comunidad Tix Meuac ante de la llegada de los hispanos.

Ya en la última etapa maya, divida toda la península en los cacicazgos, el pueblo de Tixméhuac se localizó en la provincia de Maní bajo el mando de los señores Xiu.

Es también por el nombre de la comunidad en que se nos revela el origen maya]; Tixméhuac es una palabra en lengua maya. Si bien los diferentes estudios han aportado al saber, buscando el verdadero significado, vale bien checar las crónicas antiguas, por ejemplo, según el mayista Juan Pio Pérez en el siglo XIX, el pueblo fue también llamado Hunacti, lo más probable es que se refiere al nombre de un monte cercano a la comunidad y no al pueblo de Tixmeuac. Por otro lado, el maestro Santiago Pacheco Cruz señala: “Se le conoce como Xmeuac, denominación que le viene de una tribu primitiva, que fundó el lugar, compuesta de una sola familia llamada así”. Mientras que Alfredo Barrera Vázquez sobre el mismo tema asienta: “Nombre de etimología obscura”. La relación del nombre con una planta la ofrece Manuel Rejón García en su obra Etimologías mayas publicado en 1910, al exponer: “Este nombre se deriva según todas las probabilidades de xmeex ak nombre de un bejuco y enredadera que da en la península”. Aunque también predomina como lugar de la cola de la tortuga.

Yo solo diré que el verdadero significado descansa en la memoria de los antiguos vecinos de este municipio, a quienes sus padres y abuelos dictaron lo que a su vez escucharon de sus mayores y ese es en verdad el significado.

Cuando en el siglo XVI inicia la cruel conquista española sobre el antiguo Mayab, y resonó el casco de los Montejo y se plantó con piedras sobre laja la Santa Cruz, el pueblo de Tixméhuac se convirtió en una encomienda dada a veteranos soldados de la tropa hispana. Dada a Gómez del Castillo y posteriormente a Diego Gómez de Santoyo, es probable que en las políticas de reducción de pueblos este haya pasado a ocupar el sitio de Hunacti, pero a los fracasos encontrados por resistencia se decide de nuevo regresar a la comunidad a las tierras de origen y cuando raya el inicio del siglo XVII se refunda el pueblo de Tixméhuac bajo mando del Diego Gómez de Santoyo.

Los franciscanos, los humildes hijos del pobrecillo de Asís, llegaron a la comunidad a bautizar a los naturales, a unir en sacramento a sus hijos, y dar doctrina cristiana y de cierta manera una nueva educación en el pensamiento.

Su iglesia fue destinada como pueblo de doctrina dependiente del convento de San Juan Bautista de Tikax, el cronista religioso Fray Diego López de Cogolludo en 1680, refiere: “Sus visitas (de Tekax) San Miguel Arcángel del pueblo de Timehuac…”. Y fue de esta manera que se levantó el primitivo templo de una sola nave con presbiterio, sacristía y cuarto anexado. Hoy, que el tiempo ha pasado sobre la construcción dejando manifiesto los diferentes cambios obrados, luce una fachada sencilla con dos espadañas en los lados, que sirven de campanarios y uno al centro con campana menor. Ventana de coro y una puerta con arco es la principal.

Se conserva una campana pequeña con el nombre del padre Pedro Brunet Celaraí, que fuera cura rico que se hizo cura sencillo y habitó en la comunidad en el lejano siglo XVIII, y otra campana más antigua que consagró en 1719, nada menos que el gran obispo Juan Gómez de Parada, de inmensa caridad y de dulces recuerdos en la historia de los indios de Yucatán y de aquel sínodo diocesano que pedía igual y respeto para los indios que sufrían en manos de los criollos y españoles.

Hoy Tixméhuac se yergue singular y graciosa en el honor de sus ciudadanos que apuestan por el porvenir de su comunidad. Tiene en habitantes poco más de cinco mil, y una gran mayoría es mayahablante. Cuenta en su territorio municipal con diferentes ranchos y comisarías de importancia porque habitan en ellos cierto porcentaje de su población; debemos mencionar a Sisbic, Kimbilá, Dzutóh, Chuchub, Ebtún, Chicán, Sabacché y Xeopil.

Tienen lugar durante el año diferentes fiestas tradicionales en honor a los santos de su devoción, como son a la milagrosa Santa Cruz de Popox, en la Pascua de Resurrección, a la Virgen María, a San Miguel y a la Virgen de la Concepción junto con Guadalupe.

Es un pueblo que siempre apuesta por avanzar y por su prosperidad. No dudados siquiera que su actual alcalde, don Gaspar Panti Sel, sea cabeza en este asunto, y también apueste por el bien de su pueblo y seguramente encamina su esfuerzo para lograr que brille su comunidad.

De algo estamos cierto, falta escribir la historia del pueblo de Tixméhuac.

Mi gratitud al periódico POR ESTO! cuya divisa de Dignidad, Identidad y Soberanía nos permite compartir estas cortas líneas.

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*Historiador. Unión de Escritores Comunitarios de Yucatán