Pedro de la Hoz
Las desgracias nunca vienen solas. Días antes, dábamos cuenta en estas páginas de POR ESTO! (edición del 9 de marzo) de la suspensión del estreno de Salomé, en la Scala de Milán, debido a que un cantante y un corista previstos en el elenco habían sido contagiados por el COVID-19. La expansión de la enfermedad respiratoria suma ahora nuevos efectos sobre la escena lírico-musical europea: las compañías de ópera de Viena, Berlín y Múnich cerraron esta semana su actividad pública, en consonancia con disposiciones gubernamentales de Austria y Alemania orientadas a la contención de la epidemia.
La Opera Estatal de Viena canceló todas las actuaciones programadas entre el 10 y el 31 de marzo, debido a la decisión del gobierno federal. Los abonados serán contactados en los próximos días para ver cómo los compensarán; mientras, se procederá a la devolución de las entradas en un proceso que avisan puede alargarse hasta el 30 de junio.
El plazo de silencio de la Opera de Múnich se prolongará hasta el 19 de abril. Como sucedáneo, sus directivos planean ofrecer a su público algunas actuaciones disponibles en streaming, a fin de garantizar el consumo por vía digital. Lo propio hará la ópera berlinesa de Unter del Linden, en suspenso hasta el 19 del mes entrante, la cual comunicó que “en los próximos días, tomaremos una decisión respecto a un programa alternativo en línea o actuaciones en lugares más pequeños”.
En Madrid, el Teatro de La Zarzuela aplazó la puesta de la zarzuela contemporánea Policías y ladrones previsto para el 26 de marzo, día en el que terminaría el plazo de cierre obligado decretado por el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música, medida que afecta a todos sus espacios escénicos en la capital española. Como resulta imposible ensayar y ultimar detalles de la producción, la fecha de la reprogramación está en veremos.
Policías y ladrones había generado lógicas expectativas, por tratarse de un encargo al notable compositor Tomás Marco, en cuyo montaje trabaja Carmé Portaceli. Para Marco, esta nueva producción constituye “una aventura artística que creo merecía la pena intentar”, al afrontar un proyecto creativo novedoso, subir a la escena la corrupción política con la intención de mostrarla como “una farsa peculiar, sin la gravedad de una crítica demoledora, con el desparpajo y la ligereza de un argumento cuya intriga incorpora la intriga en un despliegue de tipos, figuras, lances hipotéticos y absurdos verosímiles”.
Hasta Barcelona se ha extendido el efecto del COVID-19 en los espectáculos. El Liceu ha informado de la cancelación de las primeras funciones de la nueva producción de Lohengrin, de Richard Wagner, firmada por la bisnieta del compositor, Katharina Wagner, cuyo estreno estaba previsto para el próximo 19 de marzo. Esta cancelación afecta, en principio, a las funciones de los días 19, 22 y 25 de marzo. En caso de que las restricciones fuesen levantadas pasados estos quince días, se mantendrían las representaciones de los días 28 y 31 de marzo y 3 y 5 de abril, pero esto último, como van las cosas, ha sido puesto bajo signo de interrogación.
Esta esperada producción de Lohengrin había vendido cerca de un 90 por ciento del aforo de las siete funciones, con 4,000 entradas vendidas en el extranjero, un interés suscitado sin duda por el atractivo particular de la dirección escénica de la última enfant terrible del clan Wagner.
El reparto fichado incluye a Klaus Florian Vogt, uno de los tenores más aclamados en todo el mundo como especialista en el repertorio wagneriano, y Evelyn Herlitzius, que después de una clamorosa Elektra regresa ahora como Ortrud. Después de los éxitos con El anillo de los Nibelungos y Tristán e Isolda, Josep Pons fue llamado para dirigir musicalmente el Lohengrin del Liceu, y acoplarse al estilo teatral de la linajuda alemana.
Katherine Wagner, en la actualidad funge como directora del Festival de Bayreuth. Hija de Wolfgang Wagner, es bisnieta del compositor y tataranieta de Franz Liszt. Fue designada por su padre en 2007 como sucesora del Festival junto a su media hermana, Eva Wagner Pasquier, en medio de una turbia disputa en el seno de la familia. Ambas compartieron la rectoría del evento hasta 2015, cuando Eva renunció a la dirección al haber cumplido los setenta años de edad.
Katherina debutó con una puesta en escena de Los maestros cantores de Nuremberg, polémica por subvertir el carácter de los personajes.
Ella aspira a que el espíritu de Bayreuth encuentre eco en otras partes. Al respecto comentó: “Hago producciones que muestren que aún podemos decir cosas nuevas de la obra de Wagner. Porque programar a un único compositor tiene sus inconvenientes, pero también sus ventajas. Muchos teatros de ópera hacen Wagner muy buenos, pero en Bayreuth tienes un sello único. La orquesta y el coro vienen en sus vacaciones y trabajan voluntariamente enfocados a dar lo mejor de sí. Y eso el público lo siente”.
Un público que tendrá que aguardar por el control y retroceso de la epidemia gripal para volver a soñar con el canto en la ópera.