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Su lucha contra el machismo en la tauromaquia

Conrado Roche Reyes

Por ser Yucatán uno de los lugares del mundo donde más festejos taurinos se realizan, así sean en los llamados “tablados” de pueblo, y una gran afición a la fiesta brava, que yo recuerde, nunca ha habido un matador con alternativa, yucateco, que realice el paseíllo en la Plaza México. Se podría mencionar a Antonio del Olivar, pero el mismo torero siempre se considero celayense, es más, en los carteles se le anunciaba como “El esteta de Celaya”. Pues bien, hace poco tiempo no solamente toreó, sino tomó la alternativa alguien que nació en nuestro estado, no se trata de un hombre sino de una mujer, Lupita López, quien ha toreado en varias ocasiones en la capital del país, después lo ha hecho Michelito Lagravere.

Lupita es hija del que fuera novillero, Carlos López “El Cid”, quien estuvo próximo a despuntar como novillero, mas por aquellas avatares del destino, se quedó en el espinoso camino. En esta profesión, de mil que se inician, si acaso llegará uno a la alternativa y a la Plaza México, y creo que exagero.

Pues bien, Lupita López lo ha logrado a base de muchos sacrificios. Aún la recuerdo muy jovencita, cuando entrenaba con su hermano Carlos en el parque de La Mejorada. Eran horas y horas de ensayar los pases y las bases del arte de Cúchares. Sin embargo, su carrera no ha sido fácil, sino al contrario, ha sido llena de escollos y piedras en el camino por una razón: el ser mujer, ya que el taurino es el arte y actividad más machista que en el mundo pueda haber; por esta razón, tuvo que batallar contra el machismo del mundo taurino y el boicoteo de algunos de sus compañeros de profesión.

Dice Lupita que sabía que iba a ser difícil, pero con una actuación tan digna como la que tuvo en su debut en México, estaba convencida de que la valorarían más. No ha estado en las plazas más importantes del país y se ha tenido que conformar con plazas que no son de su categoría. Sin embargo, ella, mujer de grandes ambiciones y firmes convicciones, está segura de que llegará el día en que se le valore, no por su género sino por su toreo. Lupita es una mujer joven, es muy guapa, es valiente y sabe torear. Si fuera varón, estaría en la cima. Nada más ni nada menos.

A preguntas sobre su futuro, relaja su mirada y responde: “La publicidad -repetimos, es muy guapa-, la televisión, el cine, la farándula”. Con su empaque y sus proporciones anatómicas…todo es posible. Pero siempre surge la pregunta de siempre, dada su poca actividad taurina, su pasión: ¿Es el machismo el responsable de esto? Nosotros pensamos que de alguna manera, lo podemos llamar así. Sí, machismo. Pero la chica no se arrepiente de nada, a pesar de lo anterior. No se amilana. Lleva más de 10 años en esta profesión. Una profesión de hombres. Ella considera que las mejores cosas de su vida se las debe al mundo del toreo. Imaginamos que si volviera a nacer, haría lo mismo. No se arrepiente de nada.

Lupita López, una guapa mujer y excelente torera. Recordamos que el día de su debut, al tomar la muleta para dirigirse al toro, en una Plaza México con excelente entrada, uno de la barrera de sol le gritó, le cantó más bien, aquella antigua melodía del Rock & Roll que interpretaban los Rockin Devils: “ Eyyy Lupe, lupita mi amor”… ella esbozó una sonrisa y realizó meritoria faena.