La actriz y cantante francesa Brigitte Bardot, una de las figuras más influyentes del cine europeo y símbolo cultural de la segunda mitad del siglo XX, falleció a los 91 años. La noticia fue confirmada este domingo 28 de diciembre por la fundación que lleva su nombre.
Bardot murió en su residencia La Madrague, ubicada en Saint-Tropez, en la Costa Azul francesa. Hasta el momento, no se han revelado las causas del fallecimiento.
Conocida en todo el mundo como “BB”, su impacto se consolidó con películas emblemáticas como Y Dios creó a la mujer (1956), La verdad (1960) y El desprecio (1963). Su presencia en pantalla provocó una auténtica sacudida en la Francia conservadora de la época, no solo por su estética —cabello rubio, magnetismo y una sensualidad que rompía moldes—, sino por su actitud desafiante y una imagen que hoy podría describirse como “antisistema”.
Además de su carrera cinematográfica, Bardot también incursionó en la música y dejó huella con temas que marcaron época. Entre ellos destaca Je t’aime… moi non plus, grabado originalmente en 1967 con Serge Gainsbourg, una pieza que se convirtió en un hito por su carga provocadora.
Sin embargo, su vida dio un giro definitivo cuando decidió abandonar la actuación en 1973 y enfocarse en una causa que marcó su segunda etapa pública: la protección de los animales. Sus imágenes denunciando la caza de focas en Canadá en los años 70 se volvieron históricas y la colocaron como una de las voces más visibles del activismo animal.
Aun así, su figura también estuvo rodeada de controversias: fue señalada por apoyar posturas reaccionarias y xenófobas, además de mostrarse cercana ideológicamente a la familia Le Pen, lo que la distanció de sectores culturales y sociales. También generó debate en el feminismo por opiniones sobre la relación entre hombres y mujeres.
En sus últimos años, Brigitte Bardot vivía prácticamente recluida en sus propiedades de Saint-Tropez, con problemas para caminar y alejada de la vida pública. Tras conocerse la noticia, políticos y figuras públicas lamentaron su muerte. El presidente Emmanuel Macron dijo que Bardot representó “una vida de libertad” y que su brillo fue universal para Francia.
Con su partida se va una figura que marcó la cultura popular: una actriz que fue símbolo de emancipación para intelectuales de su época, una celebridad que rompió reglas y una activista que convirtió la fama en plataforma para una causa global.