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CIUDAD DE PANAMÁ, 25 de enero (EFE/AFP/ACI).- El Papa Francisco rechazó este viernes que los migrantes sean vistos como responsables de “mal social”, en medio de los brotes de xenofobia que enfrentan centroamericanos y venezolanos en sus éxodos.
“Queremos ser la Iglesia (...) que no estigmatice y menos generalice en la más absurda e irresponsable condena de identificar a todo emigrante como portador de mal social”, señaló el Pontífice en el marco de su visita a Panamá.
Durante un viacrucis organizado con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), Francisco afirmó que quiere una comunidad católica comprometida con quienes están forzados a huir de sus países.
“Queremos ser la Iglesia que propicie una cultura que sepa acoger, proteger, promover e integrar” a los migrantes, dijo el jefe del Vaticano.
En su segundo encuentro de masas con los jóvenes católicos en el paseo marítimo de Panamá, el Pontífice también cuestionó la “cultura del bullying, del acoso y de la intimidación”.
Ante cientos de miles de peregrinos presentes y luego de haber meditado cada una de las estaciones del Vía Crucis, el Santo Padre hizo una reflexión en la que resaltó el papel de la Madre de Dios.
“Contemplamos a María, mujer fuerte. De ella queremos aprender a estar de pie al lado de la cruz. Con su misma decisión y valentía, sin evasiones ni espejismos. Ella supo acompañar el dolor de su Hijo, tu Hijo Padre; sostenerlo en la mirada, cobijarlo con el corazón. Dolor que sufrió, pero no la resignó. Fue la mujer fuerte del ‘sí’, que sostiene y acompaña, cobija y abraza. Ella es la gran custodia de la esperanza”, dijo el Santo Padre.
“Nosotros también Padre, queremos ser una Iglesia que sostiene y acompaña, que sabe decir: ¡Aquí estoy! en la vida y en las cruces de tantos cristos que caminan a nuestro lado”.
De María, continuó el Papa, “aprendemos a decir ‘sí’ al aguante recio y constante de tantas madres, padres, abuelos que no dejan de sostener y acompañar a sus hijos y nietos cuando ‘están en la mala’”.
En una cárcel panameña
Francisco reprochó el viernes a los que marginan y estigmatizan a los pecadores y criminales al compartir un emotivo encuentro con más de un centenar de jóvenes del principal centro carcelario juvenil de Panamá.
En su segundo día de actividades, el Papa llevó la Jornada Mundial de la Juventud a menores infractores que no pueden participar en el festival de fe de la Iglesia católica, en su primer contacto con la periferia en este país centroamericano.
Esta es la primera visita del Pontífice argentino de 82 años a América Central, golpeada por bolsas de pobreza, tráfico de drogas, pandillerismo y violencia.
“Esta actitud contamina todo porque levanta un muro invisible que hace creer que marginando, separando o aislando se resolverán mágicamente todos los problemas”, dijo Francisco durante una liturgia penitencial en el Centro de Cumplimiento de Menores de Las Garzas, ubicado a unos 40 kilómetros al este de la capital.
Antes, el Papa escuchó el testimonio de un menor, identificado como Luis Óscar Martínez, de 21 años, quien fue detenido en abril 2016. “Cuando me detuvieron creí que todo había acabado... pero cuando me trasladaron al centro de cumplimiento de Las Garzas, meditando una noche, algo me dijo ‘que no todo ha terminado porque mi propósito es grande’”.
“En ese momento comprendí que mi padre Dios está conmigo”, señaló. Agregó que terminó sus estudios secundarios en el centro y que se ve en el futuro siendo un chef internacional y un técnico en refrigeración especializada, lo que le sacó una sonrisa al Papa. “Espero darle esa alegría a mi madre”.
El Papa dijo después al chico: “me gustó esa confesión tuya. Tenemos un padre que nos quiere”.
Martínez y ocho jóvenes más —siete del centro de Las Garzas y dos de una cárcel de la provincia norteña de Colón— recobraron poco después la libertad tras el encuentro con el Papa, informó el gobierno. Previamente una funcionaria dijo que habían sido 11 los beneficiados.
El Papa llevó un mensaje de esperanza a los menores tras las rejas y les subrayó que no están solos, que deben mantener la esperanza y abrirle las puertas de su corazón a Dios.
“Todos somos pecadores y Jesús nos recibe con cariño”, manifestó Francisco. “Todos tenemos un horizonte. Yo no lo tengo, pueden decir algunos. Abrí la ventana y lo vas a encontrar”.
Todo es parte de la convicción del Papa de que los prisioneros merecen la misma dignidad que el resto de las personas _ además de esperanza.
Desde la madrugada, varias personas se apostaron en un tramo que el Papa recorrió en papamóvil hasta el centro carcelario y que le permitió tener un contacto con una de las zonas pobres de las afueras de la capital de este país centroamericano con el canal interoceánico y con el mayor crecimiento económico en América Latina en la última década.
Una multitud gritó y levantó banderas de la jornada cuando el Papa hizo la transición de un auto sedan cerrado al papamóvil. Allí, en ese punto a la entrada de Las Garzas, el Papa se detuvo y saludó a la gente.
En el encuentro con los menores infractores, Francisco también confesó a varios chicos, escuchó el canto y el himno de la jornada sobre el final interpretado por un coro de 30 muchachos reclusos, incluyendo algunas chicas traídas de otros puntos de detención, al compás de un pianista y varios guitarristas, también reclusos.
Antes de partir, el Papa volvió a pedir a los menores: “Abran la ventana y miren al horizonte. ¡No se olviden!”.
Con peregrinos cubanos
Francisco visitó este viernes a un grupo de 450 peregrinos cubanos que llegaron hasta Panamá para participar en la JMJ, informó el Vaticano.
Antes de su visita al centro de detención de menores, el Pontífice se trasladó al cercano Colegio Esclavas que se encuentra cerca de la nunciatura para saludar a estos jóvenes.
“El Papa llegó al final de la misa, impartió la bendición y dirigió un breve saludo a los presentes”, explicó en una nota el portavoz del Vaticano, Alessandro Gisotti.
El encuentro, que no estaba previsto, duró 10 minutos y estaban presentes además de los jóvenes, dos obispos cubanos.
No al aborto y más democracia
Que no se legalice el aborto, más aliento a la vocación seminarista y más democracia en Latinoamérica, son peticiones que hacen los peregrinos que asisten a la JMJ, en Panamá, en el marco de la cual este viernes el Papa Francisco celebró el tradicional Vía Crucis.
Miles de peregrinos que se protegían con gorras, sombreros y gafas oscuras del brillante sol panameño se congregaban en el paseo marítimo de la capital a la espera del Sumo Pontífice, y comentaban con entusiasmo a Efe qué le pedirían que dijera.
Cumpleaños feliz
El Papa cantó este viernes el cumpleaños feliz a “una viejita valiente”, una peregrina con la que se ha topado ya otras veces, y afirmó que “los viejos arman lío pero con sabiduría”.
En un acto fuera del protocolo, Francisco fue a saludar a un grupo de personas apostadas en las afueras de la Nunciatura, donde se hospeda en Panamá mientras participa en la Jornada, y se dirigió a la peregrina, que llevaba una pancarta y con la que se ha encontrado otras veces.
“Leyeron lo que dice esto, no? ‘Los viejos arman líos pero con sabiduría’. Por eso ustedes tienen que hablar con ellos, recibir de ellos la raíz de la pertenencia, de la sabiduría”, expresó el sumo pontífice dirigiéndose al grupo.
Esta escena, que ha sido difundida ampliamente en redes sociales, incluida las de la JMJ, continúa con Francisco comentando que la señora, cuyo no nombre no ha trascendido, está de cumpleaños.
“Usted es viejita, que para joven quedo yo”, bromea un alegre Francisco, y añade que la señora “es valiente y hoy cumple años, así que le cantamos cumpleaños feliz”, ante lo cual tanto él como el grupo comienzan a recitar la famosa canción.
Al final, el Papa saluda a la señora, a la que en principio le entregó un presente -un rosario según ha trascendido en medios locales- le da dos besos en las mejillas, bendice al grupo y se retira del lugar.
Ya el jueves, Francisco había mencionado en un reunión con los obispos centroamericanos que se había topado con esta señora.
“Hablando de las abuelas. Esta es la segunda vez que la veo. La vi ayer y la vi hoy: una viejita así, flacucha. De mi edad o más todavía con una mitra. Se había puesto una mitra con cartón y un cartel que decía ‘Santidad, las abuelas también hacemos lío’. Una maravilla de pueblo”, comentó el jueves el Santo Padre.