Internacional

Guerra olvidada

Alfredo García

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Un reciente informe de la ONU sobre la guerra en Yemen, denuncia las “violaciones” contra civiles yemeníes, la complicidad de las grandes potencias en la venta de armas al agresor saudita y llama la atención sobre la indiferencia internacional.

“Las violaciones contra civiles yemeníes continúan sin cesar tras cinco años de conflicto, con un total desprecio por la difícil situación de la población y la falta de acción internacional para exigir responsabilidades a las partes en el conflicto, declaró el presidente del grupo de expertos de la ONU, Kamel Jendoubi. “La comunidad internacional tiene que dejar de hacer la vista gorda ante estas violaciones y la intolerable situación humanitaria”, instó Jendoubi.

Estados Unidos, Reino Unido y Francia son los mayores vendedores de armas a Arabia Saudita y Emiratos Arabes Unidos (EAU), jefes de la coalición sunita que interviene militarmente en los asuntos internos en Yemen.

En mayo de 2017, el presidente Donald Trump vendió 110 mil millones de dólares en armamentos a la monarquía saudita. “Está claro que el continuo suministro de armas a las partes en conflicto está perpetuando el enfrentamiento y prolongando el sufrimiento del pueblo yemení”, declaró la experta del panel de la ONU Melissa Parke.

Yemen es un país bicontinental de 527,968 km2 y 24 millones de habitantes, situado en el Medio Oriente y Africa, rodeado por el mar Arábigo, el golfo de Adén y el mar Rojo. Comparte fronteras con Omán y Arabia Saudita. Acosada por sus vecinos sauditas, la región Norte alcanzó su independencia en 1918, tras la disolución del Imperio Otomano, para convertirse en Yemen del Norte. Sin embargo los británicos mantuvieron la ocupación en el Sur, provocando la insurgencia hasta 1967, que logró su independencia para proclamarse Yemen del Sur, primer Estado socialista árabe.

En 1990, ambos territorios se unificaron formando la República de Yemen, para entonces uno de los países más pobres del mundo árabe, a pesar de contar con grandes recursos de petróleo y gas. En 1994 tras breve guerra civil, el Norte se impuso sobre el Sur, fuente del conflicto actual. Las protestas populares impulsadas por la “primavera árabe” en 2011 derrocaron el gobierno autoritario de Ali Abdullah Saleh, detonando una crisis política que culminó en 2014 después de un golpe de Estado que obligó la fuga al presidente Abd Rabbu Mansour Hadi, y llevó al poder al movimiento chiíta Huti y la intervención militar de Arabia Saudita para regresar a Hadi a la presidencia.

El informe sobre Yemen fue elaborado por un grupo de expertos creado por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU que realizó más de 600 entrevistas a víctimas y testigos, sobre bombardeos indiscriminados, asesinatos y detenciones arbitrarias, torturas, violencia sexual y de género, y bloqueo al acceso a la ayuda humanitaria.

“Esta impunidad endémica no puede tolerarse más. Las investigaciones imparciales e independientes deben habilitarse para exigir responsabilidad a quienes no respeten los derechos del pueblo yemení”, exigió Jendoubi, quien calificó de “inhumana” la falta de acceso a medicinas, agua y alimentación que sufre la población por el bloqueo económico de Arabia Saudita. El grupo investigador presentó una lista confidencial de “individuos que podrían ser responsables de crímenes internacionales”, a la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet.

La guerra olvidada de Yemen, es considerada la mayor crisis humanitaria del mundo. Según un reciente informe de ACNUR, sólo en 2018 se reportaron más de 4,800 civiles muertos o heridos, la quinta parte niños, así como el desplazamiento forzado de unos 4,3 millones de personas.