II parte
La oficina utilizada para el “proyecto secreto” era un búnker con estrictas medidas de seguridad. La locación era discreta: un edificio residencial en el barrio de Polanco, en la capital mexicana. Antes de contratar a otra de las empleadas entrevistadas por Univision le dijeron, según ella, que su trabajo consistiría en recibir información de seguridad, analizar publicaciones y elaborar informes para los clientes.
Poco tardó en enterarse de que las síntesis informativas que recibía eran las mismas que leía el presidente de México.
“La información de la Secretaría nos la proporcionaban a nosotros vía correo electrónico”, recordó la mujer. “Era información sobre todo de narcotráfico y crimen organizado, información que no estaba en los medios”.
La exempleada dijo a Univision que le tomó casi seis años decidirse a contar su historia. Aún tiene miedo al relatar cómo participó de un negocio privado en el que trabajaron las personas de mayor confianza de García Luna, entonces identificado por el gobierno como el adalid de la guerra contra el narcotráfico en México.
Según los testimonios y documentos, Icit operó con funcionarios de la Secretaría durante el año 2012, cuando al menos diez de sus empleados aún eran servidores públicos de varias oficinas de gobierno dentro de esa Secretaría.
“El lapso de la ley es de un año. Existe una restricción legal para que los funcionarios públicos que dejan el cargo no utilicen la información que tenían bajo su cuidado o bajo su custodia para obtener beneficios privados propios o de sus parientes más cercanos”, dijo Fernando Martínez, actual director de responsabilidades administrativas en la Secretaría de la Función Pública.
Univision habló con seis fuentes, tres de ellas exfuncionarios del gobierno, que trabajaron en Icit durante el último año del gobierno del expresidente mexicano Felipe Calderón.
Al ser contactado por Univision para hablar de este caso, Calderón respondió: “No conozco la empresa que mencionas, tampoco recuerdo haberla oído mencionar, tampoco tengo conocimiento de que los hechos que mencionas hubiesen ocurrido. Por lo mismo tampoco me gusta especular ni opinar sobre situaciones que no conozco que sean ciertas, aun hipotéticamente”.
La fuentes confidenciales entregaron a Univision transferencias de pago de sueldo, documentos y correos electrónicos que muestran cómo los funcionarios daban instrucciones de trabajo en Icit desde sus correos electrónicos oficiales en el gobierno, en días y horas laborales.
De acuerdo con una de las fuentes, parte de los trabajos solicitados consistió en destruir carpetas de negociación de contratos del sistema penitenciario, controlado por Seguridad Pública, en septiembre de 2012.
“Cuando comenzamos a triturar era de día, después de la comida. Terminamos ya muy noche. Destruimos tantos documentos que se rompió la máquina trituradora”, relató. Otras dos fuentes añadieron que esto sucedió en medio de un pasillo en la Secretaría, a la vista de muchas personas.
Esta operación ocurrió como parte de su trabajo regular en la Secretaría, pero la fuente asegura que se sintió en la obligación de hacerlo, porque formaba parte del “proyecto secreto”.
Personas, información y software
Las oficinas de Icit estaban distribuidas en tres localidades de los barrios de la Condesa y Polanco en Ciudad de México. Los servidores públicos se integraron a las divisiones de análisis, datos y control de confianza. Los testimonios coinciden en que en todas las áreas usaban información, recursos y personal del gobierno.
Por ejemplo, si una empresa privada requería de pruebas de confianza de sus empleados, Icit utilizaba el mismo personal que practicaba dichas pruebas a policías federales, así como los formatos de evaluación y los proveedores, según las fuentes.
De acuerdo con los exfuncionarios, la división era dirigida por Vanesa Pedraza, en ese momento encargada de la misma área de control de confianza en la coordinación de asesores de Seguridad Pública. Dos fuentes confidenciales dijeron que ella era la encargada en la Secretaría de invitar a los funcionarios para integrarse al “proyecto secreto”. Ella no contestó una solicitud de entrevista de Univision.
“Nosotros compramos nuestros propios polígrafos, nuestro propio material. Por supuesto, los contratamos a ellos porque sabían hacerlo, pero después de que terminó el sexenio”, aseguró Wancier.
La sección de análisis producía fichas personalizadas a los clientes para tomar decisiones sobre socios potenciales y riesgos de las zonas donde planeaban instalarse.
Dos personas que trabajaron con esa área de Icit afirmaron que una parte de la información de esas fichas la obtenían de Plataforma México. Esta plataforma era la gran base de datos de los organismos de seguridad nacional mexicana.
Durante la entrevista con Univision, Weinberg y su socio negaron enfáticamente que tuvieran conocimiento de que en su compañía se hubiera utilizado información de Plataforma México. “Que nos muestren que nosotros les hayamos ordenado hacer eso. Si lo hicieron, fue a nuestras espaldas”, dijo Wancier.
Los correos electrónicos muestran que en esa área de Icit trabajó Jorge Uribe. En esos meses, Uribe también dirigía proyectos de investigación en la coordinación de asesores de la Secretaría. Uribe respondió en un primer momento mensajes para una entrevista, pero dejó de hacerlo después de saber que sería sobre su trabajo en Icit.
Después de trabajar en Icit, él volvió a la administración pública para dirigir la unidad de Asuntos Internos de la Policía Federal. Ahora trabaja en una firma privada de seguridad.
En un correo electrónico de septiembre de 2012, Uribe enlista a los empleados bajo su cargo en Icit. Especifica que una de ellas estaba encargada de fuentes cerradas, el nombre con el que se le conoce comúnmente a los datos que administran las agencias de inteligencia.
La persona que estaba a cargo de datos cerrados en Icit había sido empleada del gobierno en áreas de seguridad desde 1994. Según registros públicos, en ese momento de 2012 coordinaba análisis de información en el sistema de desarrollo policial de la Secretaría.
En los correos obtenidos para esta investigación se observa que cada mañana, Polo, el entonces coordinador de asesores del secretario García Luna, enviaba a los operadores en Icit las síntesis informativas que llegaban de la Secretaría o de Presidencia a su oficina, para que se basaran en ellas y alertaran a sus clientes. Polo actualmente dirige la organización civil Causa en Común.
“Lo que leía el presidente de México era lo mismo que leían los clientes, nada más se refrescaba en la oficina y se modificaba un poco. No nos daba tiempo a más. Éramos tres gatos y querían que funcionáramos como una redacción”, añadió otra fuente.
“Mi oficia no estaba a cargo de cuestiones operativas ni administrativas, mi gente no manejaba información confidencial”, dijo Polo en entrevista.
Una exsubordinada de Polo explicó que fueron invitadas a trabajar a Icit con una promesa laboral.
“Nos convencieron diciéndonos que nos estaban cuidando para que no nos quedáramos sin trabajo cuando terminara el sexenio”, dijo.