
En las costas del Mar de Cortés, particularmente en el puerto de San Felipe, Baja California, un grupo de mujeres está revolucionando la forma en que México pesca. A través de prácticas sostenibles, tecnología de trazabilidad y un fuerte arraigo comunitario, estas mujeres han logrado transformar la actividad pesquera tradicional en un modelo ambiental ejemplar.
Para el especialista en turismo sostenible Daniel Madariaga Barrilado, el trabajo de estas mujeres es un faro de innovación social.
“Su liderazgo va más allá de la pesca, están demostrando que es posible producir, conservar y generar ingresos al mismo tiempo. Es el tipo de modelo que necesitamos escalar en las regiones costeras de México”, señaló.
Actualmente, más de 6 mil 200 mujeres participan en el procesamiento de productos marinos en la región del Mar de Cortés, según datos de la organización Pronatura Noroeste. Pero en San Felipe, dos monitoras comunitarias lideran un cambio más profundo al implementar el método japonés de pesca Ike-Jime, el cual permite capturar especies de forma más ética, evitando daños a la biodiversidad marina, especialmente en zonas de refugio de la vaquita marina.
Catalina Carpio y Nadia Alcantar, integrantes del colectivo Pesca ABC, registraron en 2022 más de 8.2 toneladas de pescado capturado bajo esta técnica, lo que representó 633 mil pesos en ingresos, casi el doble del valor estimado bajo modelos tradicionales.
“El modelo de trazabilidad que desarrollaron es clave para avanzar hacia una pesca con futuro. Saber quién, cómo y dónde se captura cada especie permite conectar al consumidor con un producto ético y ambientalmente responsable”, afirmó DanielMadariaga Barrilado.
El sistema funciona mediante códigos QR escaneados antes y después de la pesca, con datos como especie, zona, método y pescador responsable. Esta trazabilidad ha permitido abrir nuevos canales de comercialización e incentivar el cuidado de los océanos entre las comunidades locales.
Además de promover la pesca con anzuelo y sin redes, las mujeres de Pesca ABC participan en programas de monitoreo de especies, capacitación a nuevas generaciones y campañas de protección de la vaquita marina. En cada entrega del día, ellas verifican el cumplimiento de normas, mantienen la cadena de frío y registran toda la información necesaria para garantizar transparencia y calidad.
Daniel Madariaga destacó que estas acciones son ejemplo claro de turismo regenerativo en marcha, en donde los locales están buscando alternativas para preservar, conservar y regenerar con compromiso, ética e innovación.
Este modelo no solo ha mejorado las condiciones económicas de las comunidades pesqueras, sino que también está comenzando a cambiar la percepción del consumidor mexicano sobre el origen de los productos del mar.