María Teresa Jardí
En una de las mañaneras se informaba (yo lo leo en una nota de la Jornada del 11 de febrero) que: “El feminicidio en México se disparó de manera preocupante, al aumentar 137 por ciento en los cinco años recientes, esto es cuatro veces más que el homicidio, que se incrementó 35 por ciento, y ese es un crecimiento desmesurado, reconoció el titular de la Fiscalía General de la República, Alejandro Gertz Manero...”. Decir que el crecimiento es desmesurado es aceptar que si no fuera tan alta la cifra ¿entonces no tendría que causar alarma? Minimizar para silenciar que el feminicidio es un crimen atroz es también un crimen cometido por el gobierno que quiere tapar lo que ocurre en México. El asesinato de mujeres es política del capitalismo llevado al extremo atroz de la barbarie por el neoliberalismo que continúa aplicándose en México.
El neoliberalismo no se acaba con declaraciones tempraneras convertidas en decretos. Acabar con el neoliberalismo implica el cambio de sistema y por el cambio de sistema ofrecido es por lo que votamos muchos de los millones que ayudamos a convertir a AMLO en el Presidente más votado de México. Y tendría que ser una vergüenza para los de MORENA, que alguna vez sí fueron de izquierda, el que ni siquiera se obligue a cuidar las palabras de los funcionarios que también fueron funcionarios de los antecesores de AMLO. Un gobierno al que no le interesa escuchar el YA BASTA! con mayúsculas que las mujeres están diciendo está destinado al fracaso. No escuchar a pesar, o porque saben, y no están dispuestos al cambio, que lo que nos jugamos, con la lucha que las mujeres están dando, todas y todos los mexicanos, es quizá el seguir siendo o el no ser nunca más hermanos y hermanas unos de otras y unas de los otros.
Más allá de que el feminicidio que las ha obligado a salir a la calle, es denunciar que son hombres, amigos, novios, vecinos, esposos, amantes, desconocidos por haber tomado el taxi equivocado, los que las violan y matan. Las jóvenes reivindican el derecho a no ir acompañadas de los hombres como la defensa al derecho de cuidarse unas a las otras, a cuidarse entre ellas, a protegerse...
Y merecen respeto las mujeres que marchan reivindicando el derecho a manifestarnos que el sistema a hombres y mujeres desde siempre ha querido expropiar a las y los gobernados. El derecho a manifestarnos con la cara tapada, descubierta, vestidas, desnudas, el derecho a Ser que es lo que con cada feminicidio a cada mujer se le arrebata. Mujeres jóvenes diciendo ¡YA BASTA!
Jóvenes de las que tendríamos que estar orgullosos todas las mujeres y todos los hombres. Mujeres que rescatan para todas el derecho a escucharnos entre nosotras, a acuerparnos, a protegernos, para empezando a amarnos, cada una a sí misma, amar a las otras, sin dejar de amar al otro.
Mujeres que están iniciando el necesario cambio de cultura para cambiar el sistema. Y muchos hombres así lo entienden y se suman y no necesitan violentarlas en sus marchas acompañando como el macho protector que no las ha protegido como indican las cifras.
La impunidad es lo que es desmesura. Pero la impunidad es parte integrante del sistema que considera desmesura el número y no el hecho y menos aún analiza las causas.
¡YA BASTA! Como bien nos están enseñando las mujeres jóvenes que están dispuestas a ser reprimidas a nombre de todas pero no a seguir callando lo que jamás se debió permitir y lo que no puede continuar ocurriendo.