Jorge Lara Rivera
La de vueltas que da la vida. El mundo gira y gira internacional va y viene, aunque las cosas sigan su propio curso. Por eso, a pesar de arrojarse a los pies de Angela Merkel y Emmanuel Macron en Alemania y Francia, respectivamente, de ir, tras desgañitarse ante los emigrados venezolanos de Miami, Florida, a la Casa Blanca a prosternarse ante su amo Donald Trump, recibir las órdenes de Michael ‘Mike’ Pompeo y lamerle las manos a Nancy Pelosi y de lloriquear junto al palafrenero chileno de éstos en la OEA en Washington, Estados Unidos; y no obstante lo que alardean con él los medios oligárquicos internacionales respecto a “haber obtenido el refrendo del apoyo para su causa” (dudosamente democratizadora ya que pide la intervención armada extranjera y el golpe de Estado para imponer su idea de ella a su país)” que se resume en declaraciones de apoyo y la destemplada bravuconería de Washington amenazando al régimen bolivariano “si algo le llega a pasar” a su vasallo “a su regreso” (que mucho recuerda las órdenes lógicas del mandoncito reyezuelo de un planeta en el viaje interestelar de “El principito” de Antoine de Saint-Exupèry), la verdad es que Juan Guaidó ha vuelto sin mayor represión, pero también sin mayor trascendencia a Venezuela. (No es casualidad que coincidiendo con este contexto haya tenido lugar la gira latinoamericana de Serguéi Lavrov, canciller de Rusia -país que apoya al gobierno constitucional de Venezuela-, con sus pronunciamientos en Cuba, México y Venezuela exigiendo el cese de la intromisión estadounidense en otros países y demandándole poner sin a sus pretensiones de regir mediante la política de sanciones las relaciones de los diversos países del mundo entre sí). Ahí va, melodramático y quejumbroso el títere diciendo que “retuvieron” a su tío Juan José en Migración –autoridades gubernamentales afirman que llevaba “sustancias” potencialmente “explosivas” en el avión– y está desaparecido sólo para continuar su triste papel de títere en la ópera bufa al servicio de las mineras canadienses, la ultraderecha guerrerista norteamericana a la que se le queman las ansias de apoderarse del petróleo nacionalizado de Venezuela y las reservas hídricas del país suramericano.
Para complicar las expectativas de los pro intervencionistas un pretendido campeón de la ‘Carta Democrática’ –pretexto esgrimido por los enemigos de Latinoamérica para el injerencismo norteamericano (Canadá y Estados Unidos) en los asuntos internos de Venezuela– ha agitado el avispero en El Salvador, su país. Nayib Bukele, nuevo pelele agente de la Migra de Trump en esa república centroamericana quien rompió las relaciones de su país con Venezuela (como antes con Taiwán), el flamante presidente salvadoreño ha “enseñado el cobre”.
En un episodio vergonzante que revela su verdadero talante antidemocrático y autoritario irrumpió el domingo 9 del mes en curso en medio de una sesión de la Asamblea Nacional de aquel país. El hecho recuerda los más negros días de la dictadura para esa Patria donde sólo luego de 12 años de violencia sanguinaria fue posible restablecer la paz con la mediación de México para incorporar a la vida pública a los integrantes del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional. Sin importarle, N. Bukele irrumpió acompañado de soldados y policías fuertemente armados en la sede de ese órgano legislativo representante del pueblo y se atrevió, como un autócrata, a sentarse en la silla de quien la preside, para exigir a los congresistas que le aprobasen ese fin de semana o en el curso de la que corre, de inmediato, otro de los millonarios préstamos internacionales, uno por más de 100 millones de dólares “para equipamiento de la Policía y del Ejército para el combate de las pandillas y sus socios narcotraficantes” sobre el cual no ha habido transparencia, amagando con que de no hacerlo llamará a la insurrección nacional. La respuesta fue la suspensión de la sesión extraordinaria convocada a solicitud de él mismo para el análisis de tal solicitud.
Y es que a pesar de la gran popularidad con que alcanzó la presidencia, Bukele enfrenta ahora la suspicacia de los ciudadanos que exigen conocer detalles de tamaño endeudamiento internacional, el descontento de los estudiantes universitarios, enojo de los legisladores y la amonestación del Tribunal Supremo que lo ha conminado a no violar otra vez la Constitución salvadoreña distrayendo a las fuerzas armadas en tareas que no les son competentes, además de un eventual juicio político promovido ante el Fiscal de la Nación debido a haberse excedido de sus facultades legales como uno más de los tres poderes del Estado.
En contraste, el presidente Nicolás Maduro Moros ha pedido al pueblo venezolano “no distraerse en cosas insubstanciales” como la labor de zapa al servicio de intereses ajenos que desempeña “gente vendepatrias”.