Opinión

Huracán Janet: destrucción y muerte en Chetumal

A 70 años del paso del huracán Janet, huracán de categoría 5 que impactó la Península de Yucatán, el meteorólogo Juan Vázquez Montalvo, recuerda la destrucción que generó el fenómeno en el estado de Quintana Roo.
Huracán Janet: destrucción y muerte en Chetumal
Huracán Janet: destrucción y muerte en Chetumal

Este 27 de septiembre se cumplen 70 años de la llegada a la Península de Yucatán del poderoso huracán Janet, de categoría 5 de la escala Saffir-Simpson. Ha sido el que más muertes ha producido de la historia, creo que nunca se sabrá realmente cuántas, aunque oficialmente se manejan 200 víctimas mortales, y también 400 desaparecidos. Destruyó por completo al puerto de Xacalak y la ciudad de Chetumal; quizás en su bahía está celosamente guardados la realidad de todos los cadáveres, materiales y objetos que arrastró hacia sus aguas aquella noche del 27 de septiembre de 1955, en que este poderoso huracán afectó al sur de Quintana Roo, en aquel entonces aún territorio.

A través del tiempo no ha habido otro fenómeno de igual magnitud que haya afectado esa zona, solamente Mitch, en 1998, amenazó con repetir la historia en un mes de octubre, pero un poderoso frente frío lo detuvo en las costas de Honduras y no llegó a afectar a la zona como se temía. Años más tarde, en agosto del 2007, otro

poderoso huracán, Dean, enfilo hacia el sur de Quintana Roo, pero afortunadamente para la gente de Xcalak y Chetumal se fue un poco más al norte hacia la zona de Mahahual, y aunque sí provocó severos daños, no fueron de la magnitud que se esperaba.

Quienes la conocen —y para los que no la conocen, también— la ciudad de Chetumal topográficamente tiene dos zonas: una baja, casi al nivel del mar, en donde por lo general se encuentra la zona comercial y algunas habitacionales antiguas; y la otra zona más alta, a 7 metros sobre el nivel del mar, donde se erige el moderno Chetumal, con nuevas zonas habitacionales y plazas comerciales. En aquel año de 1955 solo existía la parte baja de la ciudad y la mayoría de las construcciones eran de madera, algo muy común de la zona, debido a la abundancia de especies maderables que existían en aquella época y que era aprovechada para la construcción en general. Se vivía una bonanza económica con la explotación del chicle y la madera, y ya cumplidos sus primeros 50 años de vida, de los huracanes solo había cuentos de que en agosto de 1785 un gran huracán arrasó con Bacalar, fuera de eso nada de que temer.

Así que en aquel año de 1955, durante la temporada de huracanes, con la incipiente información, meteorológicamente hablando, después de la afectación del huracán Hilda en agosto al centro de Quintana Roo que destruyó y provocó muertes en Vigía Chico y Felipe Carrillo Puerto, se dio a conocer que un gran huracán llamado Janet venía afectando al Mar Caribe, y fíjense como desde esa época había exceso de confianza, pues se decía que no tocaría a Chetumal, como había pasado con otros más años atrás, pero ese día 27 de septiembre la historia les tenía preparada una sorpresa muy desagradable a los chetumaleños, ya que Janet iba directo al sur de Quintana Roo.

A las personas les empezaron a avisar cuando ya era inminente la afectación, en horas de la tarde, pues el poderoso huracán empezó con sus efectos a las 17:00 horas, y para la noche la gente desesperada buscaba un refugio donde resguardarse. Al filo de las 11 de la noche las poderosas rachas huracanadas destruían todo lo que encontraban a su paso, y lo peor fue que el mar de la bahía se desbordó inundando toda la zona baja de Chetumal, el agua alcanzó una altura de tres metros. Cuando los vientos, la lluvia y la marejada habían inundado todo, vino una calma a eso de la 01:30 de la madrugada, y hasta la Luna se dejó ver: era el ojo del huracán que pasaba sobre Chetumal, pues 20 minutos después comenzó

a descargar rachas huracanadas de viento y lluvia en sentido contrario. Las aguas de la bahía regresaban a su nivel llevando consigo, materiales, artículos personales, cadáveres, restos de casas y gente aun con vida, personas que nunca fueron encontradas.

Fue una catastrófica historia que podría repetirse en algún momento, no lo duden. Sin embargo, con la cultura de prevención que tenemos hoy en día, la comunicación existente y la tecnología, ahora las muertes no deberían ocurrir en gran número. A 70 años de esa terrible experiencia, es poca la gente que aún vive para contar lo que sucedió en Chetumal.

Agradezco la colaboración de la señora Lourdes Cecilio y al maestro Ramón Marín por su apoyo para la elaboración de este escrito, ya que ellos vivieron esa experiencia y aún viven para seguirla contando.