Quintana Roo

Comerciante sufre secuestro express

De la Redacción

El pasado 10 de septiembre, alrededor de las 10 de la mañana, “Braulio” acudió a efectuar unas compras para su negocio y lo que requería, lo venden en un establecimiento de la avenida Torcasita; antes, se vio en la necesidad de pasar al banco para retirar dinero porque además iba a realizar otras diligencias como todos los lunes que efectuaba como parte de sus actividades.

Y justo cuando salía de la tienda y se dirigía a su camioneta con la compra hecha, un tipo alto, de complexión robusta, se le acercó, y con navaja en mano le dijo que abriera las puertas de la unidad, al tiempo que dos mujeres llegaron y se subieron en los asientos de atrás, mientras que a él, le pidió que se pusiera frente al volante porque iba a manejar, pero que no hiciera ningún movimiento extraño o de lo contrario, lo iba matar en ese momento.

Lo anterior, forma parte de la terrible historia (de las tantas que hoy en día pueden haber en la ciudad), de un secuestro exprés del que fue víctima por alrededor de dos horas y media, un comerciante de Cancún, al que se le llamará “Braulio” para proteger su integridad, pero que aceptó platicar su amarga experiencia con Por Esto! Quintana Roo, además de exponer la forma en la que por un “error” de los presuntos delincuentes, pudo escapar sano y salvo, pero sobre todo, con la indiferencia en que las autoridades trataron la situación.

Los hechos

Parecía un lunes normal, como cualquier otro, pues es el día que prefería para efectuar sus diligencias relacionadas con la actividad de su negocio y en esta ocasión, requería comprar unos productos que venden en un establecimiento localizado por la mencionada avenida, a la altura de la popular Supermanzana 66.

Dijo que salió de su casa para el negocio a ver las cosas que se necesitaban, para realizar las compras correspondientes, por lo que “alrededor de las 10 de la mañana, me trasladé a la avenida Torcasita, pero momentos antes, pasé al banco para retirar dinero y luego al establecimiento donde venden lo que requería y cuando yo salí de la tienda para subir mis cosas a la camioneta, se me acercó un tipo alto, robusto, con una navaja en la mano y me dijo que yo no hiciera nada o me iba a matar…”.

“…Me obligó a que abriera las puertas de la unidad, lo que hice inmediatamente y ante ello, dos mujeres que llegaron se subieron en la parte de atrás y cuando me obligaron a subirme, estas mujeres ya tenían un cuchillo con el que me amenazaron. El hombre se subió posteriormente y me dijo con insultos en todo momento, que yo obedeciera y condujera porque de lo contrario, me iban a matar”, expresó, aún recordando lo que considera, el peor momento de su vida.

Sentado en una silla de plástico, en el patio de su casa donde aceptó ser entrevistado, en todo momento “Braulio” mantuvo sus manos agarradas entre sí, movía sus dedos y aún, mostraba el terror que vivió durante las dos horas y media donde estuvo sometido a los insultos, golpes y humillación de los delincuentes que lo privaron de su libertad.

“Me hicieron que me metiera a la calle 16, luego a otra calle muy cerca de la zona donde está la terminal de autobuses de segunda clase y me obligaron a pararme frente a una casa, a la cual me metieron a empujones y en el interior, me quitaron la ropa y me registraron todas mis pertenencias, celular, anillo de bodas, cosas que traía en el vehículo e hicieron todo lo que quisieron bajo constantes amenazas, golpes en el cuerpo, en los testículos, cachetadas, jalones de cabello”, recordó el agraviado que tampoco dejaba de mover sus pies al conceder la entrevista.

Sostuvo que una vez adentro de la casa, a parte del sujeto alto, robusto, además de las dos mujeres que lo llevaron a la fuerza, aparecieron al menos tres personas más del sexo masculino, mismas que tenían el rostro cubierto con unas playeras, mismos que de forma directa le dijeron que ya había valido madre y que era mejor que colaborara.

“Me agarraron de los cabellos, me cachetearon, me golpearon en el pecho y hasta en los testículos y me advirtieron que hasta ahí había llegado, que me iban a matar y a descuartizar para dejarme tirado en una bolsa negra y que de mi, ya no se iba a saber nada más”, narró aún con una voz temblorosa y con los ojos impregnados de lágrimas.

“Sacaron todas las cosas que yo tenía en una mochila que llevaba en la camioneta; pertenencias tanto mías como de mis hijos y mi esposa y eso fue lo que más me preocupó porque temía que les fueran a hacer algo a ellos…”

“…Agarraron mis tarjetas del banco y me pidieron las claves (NIP), pero por los nervios, les dada otros números y eso generó que me siguieran golpeando, hasta que acepté y les dí el verdadero y afirmaron que mejor habría que ir al banco para retirar todo, pero a pesar de eso me siguieron golpeando…”.

“…Cuando me dieron un golpe en el estómago y caí al suelo, sentí más que dolor, mucho terror, mucho miedo, pensé que ahí iba yo a quedar muerto y mientras estas personas me golpeaban, me encomendé a Dios a quien le dije: Señor, hasta aquí llegué, cuida a mi familia y en ese momento, alcancé a escuchar que una de las mujeres dijo que ya me dejaran en paz porque sí estaba cooperando y que lo mejor, era seguir con el plan para apresurar todo y fue ahí cuando uno de los sujetos me dio la instrucción de que me vistiera, porque yo iba a ir al banco porque necesitaban sacar la mayor cantidad posible, pero que antes le tenía que marcar a mi esposa para que ella también me diera el dinero que tenía y cuando ya estaba de pie, me dieron unas monedas para hacer la llamada, pero que iba a ser desde una caseta pública…”.

El escape

Sostuvo que tras la indicación que le habían dado, siguió pensando en Dios y en su familia, esperando de corazón que no les fueran a hacer nada a ellos y fue en ese momento, cuando una de las mujeres que participó desde el momento que lo privaron de su libertad, le dijo que él iba a manejar la camioneta para no levantar sospechas, al tiempo que le entregó las llaves y se dirigió a la unidad.

“Solo alcancé a escuchar que la otra mujer le reclamó a su compañera que porqué me había dado las llaves y los sujetos seguían adentro, por lo que le quité el seguro a la puerta de la camioneta a la que me subí, arranqué de inmediato y me fui a toda prisa; por el retrovisor vi que salieron a la calle pero no me siguieron, lo que me permitió dirigirme a casa de un amigo con el que había quedado en verme ese día y afortunadamente, sí estaba en su domicilio…”.

“…Cuando me vio llegar y me preguntó que me había pasado, le platiqué todo lo ocurrido y se comunicó con una persona de Seguridad Pública y al poco tiempo, llegaron dos patrullas con las que nos dirigimos a la casa donde me tenían privado de la libertad, pero ya no había nadie, solo estaba la mochila y mis documentos regados, los que logré recuperar”.

“…Los policías me sugirieron que me presentara ante la Fiscalía General de Justicia del Estado a interponer mi denuncia, pues ellos ya no podían hacer nada al respecto, por lo que me trasladé a la instancia correspondiente donde tras esperar que me canalizaran con el Ministerio Público, éste me indicó que están llenos de muchos expedientes y que como yo ya había salido ileso y que de alguna u otra manera ya todo había salido bien conmigo, que mejor ya no se hiciera nada y que me fuera a mi casa…”.

“…Aunque en un principio quise reclamar y hacer escándalo, finalmente y aunque atemorizado, salí de la Fiscalía y directo me fui a mi casa con mi familia, a la cual abracé con todas mis fuerzas, me escucharon y lloraron conmigo y juntos le agradecimos a Dios esta nueva oportunidad que me dio”.

No obstante, dijo que durante varios días, se mantuvo bajo temor, incluso que no quería salir de su casa, hasta que finalmente logró darle vuelta a la página, su negocio sigue funcionando, pero ya no lo frecuenta como antes y ni mucho menos realiza las diligencias solo.

“La verdad, yo había escuchado y leído que esto le ha ocurrido a otras personas, pero nunca me imaginé lo terrible que se siente, es una experiencia muy desagradable porque estamos hablando de personas que no se tientan el corazón para hacer maldad, no les importa nada y en un abrir y cerrar de ojos destrozan una familia; no sabemos si realmente sean miembros de un grupo delictivo de los que han venido a sembrar terror entre la ciudadanía o gente local que se está aprovechando de la situación”, concluyó el comerciante “Braulio”, quien mencionó que dichos sujetos sí alcanzaron a efectuar varios retiros de dinero de sus tarjetas bancarias, de una cantidad importante hasta que alcanzó a bloquearlas.

Cabe decir que esto, sí encuadra dentro de un secuestro exprés, el cual se caracteriza por ser una privación de corta duración con el fin de obtener de la víctima todo el dinero posible, ya sea de sus cuentas bancarias o del dinero disponible en efectivo que su familia reúne.

A pesar de ello, es fácil confundirlo con un asalto normal, pero la poca confianza en las autoridades y la participación de las mismas en este delito, influye en el ánimo de la víctima para denunciarlo.

Asimismo, a diferencia del secuestro normal, está enfocada a cualquier persona que no tenga medios para pagar por la seguridad privada para protegerse.