Por Justino Xiu Chan
FELIPE CARRILLO PUERTO, 15 de febrero.- Las condiciones climáticas y el bajo precio de la goma, son factores que han obligado a muchos productores del chicle a desajenarse de esta actividad que se viene realizando desde hace varias generaciones. “En algunas ocasiones nos han adquirido el kilo de la goma hasta en 70 pesos, pese a las dificultades que se tienen que superar, como los peligros en la selva, las condiciones climáticas, y de último, se macheteen el precio”, señaló el Dignatario Maya Don José Isabel Sulub Cimá.
Don Isabel Sulub, de aproximadamente 82 años de edad, Dignatario Maya, quien recientemente fue destituido del cargo como presidente del Gran Consejo Maya y General Maya de la Cruz Parlante por cuestiones políticas y con intervención de funcionarios del Gobierno del Estado, esto luego de asistir el pasado 1 de diciembre a la Ciudad de México para participar en una Ceremonia para la entrega del Bastón de Mando de los Pueblos Indígenas al Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador, es también uno de los chicleros más antiguos de la comunidad de Dzulá, municipio de Felipe Carrillo Puerto.
En su instancia en la ciudad de Felipe Carrillo Puerto para visitar a sus hijos, en lengua maya mencionó que “a pesar de que la actividad chiclera ha escaseado debido al cambio climático, ya que las lluvias caen a destiempo, la producción de la goma ha escaseado. Pero a pesar de eso, las cooperativas chicleras machetean mucho el precio del producto”.
Siguió diciendo que “esta temporada que concluyó en diciembre del año pasado, por diferentes razones, entre estos enfermedad, no pude realizar la actividad chiclera, pero hasta donde tengo entendido el precio del chicle nos lo adquirieron en la cooperativa a 70 pesos; quizá haya aumentado unos pesos, pero ni aun así, el precio del producto está muy barato, esto a pesar de que el trabajo que realiza cada chiclero es muy laborioso: los días que se interna en el monte para pasar las inclemencias del tiempo, y los peligros que corre en la selva.
Es más, dijo que “también como chicleros corremos grandes peligros, dado que al momento de trepar en los arboles del chicozapote, en forma accidental alguno chiclero podría cortar la zona que se utiliza para sostenernos al momento de hacer los cortes de la corteza para la extracción de la resina”.
Don Isabel señaló que “en la comunidad de Dzulá existe un promedio de 70 personas que se dedican a la actividad chiclera, pero en estos últimos años se han visto afectados con los cambios climáticos, ya que en ocasiones, durante la temporada, simplemente no cae la lluvia. Nosotros los chicleros nos internamos al monte luego de que sembramos nuestras milpas, que es en el mes de junio, y cuando se acaba la temporada de la cosecha de la resina del chicozapote, en diciembre, para eso ya empezamos a cosechar la milpa, si es que se tiene producción”.
Pero insistió que “el bajo precio del kilo de la goma es lo que desanima a muchos de los productores, que a pesar de los obstáculos que tienen que superar uno, ya de último la cooperativa únicamente te pague unos cuantos pesos. Esta situación ha provocado que estas personas busquen otras alternativas para poder llevar dinero a la familia”, afirmó.
Como se dio a conocer en la edición del pasado viernes, la resina extraída de los elevados árboles de chicozapote se comercializa como goma de mascar orgánica en los mercados europeos y asiáticos, pero los beneficios que se obtienen de la comercialización siguen alejados de los indígenas mayas que la recolectan, pues además del bajo precio que les pagan por la materia prima, carecen de seguridad social, incluso de la posibilidad de poder vender el chicle libremente en el mercado, antes eran víctimas de intermediarios, ahora “el consorcio chiclero” monopoliza la compra.
La empresa Chicza, que trabaja en los estados de Campeche y Quintana Roo, es la que monopoliza la compra de chicle, al menos en comunidades mayas de Quintana Roo.
En la temporada 2018-2019 pagó el kilo de chicle a 80 pesos, pero en Alemania un paquete de 30 gramos de chicle de Quintana Roo se vende a dos euros. Al tipo de cambio del 13 de febrero de 2019, los dos euros representan 43 pesos mexicanos con 47 centavos.
De 999 gramos de chicle comprado a los recolectores de Quintana Roo, Chicza produce 33 paquetes de 30 gramos, obteniéndose a la venta 66 euros, es decir un mil 438 pesos mexicanos, mientras que al productor, por mil gramos, sólo le pagan 80 pesos.
Sin embargo, Chicza a cada productor le hace una retención por cada kilo para conformar un fondo solidario de previsión social, pero muchos de los chicleros no saben en qué consiste, o al menos no han tenido acceso a ese fondo.