Quintana Roo

Empleados de funerarias le rezan a muertos por COVID-19 en Quintana Roo

Con plegarias, así es como trabajadores de la funeraria San José, en Playa del Carmen despiden a cada cuerpo que les toca incinerar, de acuerdo a cómo lo marca la ley en tiempos de la contingencia por COVID-19.

Para evitar la propagación del virus, el manejo de los cadáveres debe ser breve, no hay tiempo de despedidas, los familiares lloran y viven su duelo en medio del confinamiento, alejados de reuniones y de abrazos de condolencias, por eso los empleados de funerarias son el último contacto.

Con más de 10 años de experiencia, Enrique Nava, técnico embalsamador, Luis Alvarado Jiménez, técnico en cremaciones y Jorge Pérez, asesor funerario, aseguran que los últimos meses no han sido fáciles.

Ellos deben utilizar equipo de protección personal, sustancias químicas para evitar un posible contagio y hasta prohibir que una persona se acerque a despedir a su familiar.

Comentan que tras la muerte de una persona a causa del coronavirus, el técnico de autopsias o quien entregue el cadáver deberá brindar orientación a los familiares sobre los trámites funerarios; en caso de que la familia directa se encuentre en aislamiento, el trámite lo podrá realizar cualquier otro familiar cercano o amigo, previa evaluación del caso y autorización por trabajo social.

Pero, si la persona muere a causa de una enfermedad distinta al COVID-19, también hay restricciones, pues en caso de hacer un funeral, el féretro debe estar cerrado, haber menos de 20 asistentes y durar menos de cuatro horas.

Se deben implementar la higiene de manos con alcohol en gel, uso de bata de aislamiento y cubreboca quirúrgico. Los deudos no deberán tocar o besar el cuerpo.

Los trabajadores funerarios comparten el proceso que siguen ante un fallecido a causa de la pandemia del SARS-COV-2, que incluye trasladarse al Registro Civil a tramitar la liberación y acta de defunción, una vez que la obtienen utilizan el equipo de protección personal, que de acuerdo al protocolo establecido incluye, bata, gorro, tres pares de guantes, mascarilla con filtro de carbono activado y goggles par ir al hospital a recoger el cuerpo, el cual les entregan amortajado y dentro de una bolsa biodegradable.

Una vez que el doliente lo ha reconocido; al llegar a la funeraria, la carroza fúnebre ingresa al área de recepción de descenso de cadáveres, ahí ya los espera Luis portando el traje aislante, dentro de la misma área utilizan cloro al 0.01 por ciento, para la desinfección del cuerpo y todo lo que tenga contacto con el mismo, carroza, camilla, carros de transporte, rodillos hasta su ingreso al horno, en algunas ocasiones, los familiares les han dado una muda de ropa.

Una vez que inicia el proceso de cremación, la cual dura alrededor de cinco horas, se dirigen a un área especial para cambiarse, ahí utilizan bactericida, para ropa y cuerpo en general, el cual se rocían para poder eliminar el posible virus que haya quedado en el traje.

Luis debe estar pendiente del crematorio y evitar que salga humo por la chimenea, hasta que se generan y recolectan las cenizas, todo en un ambiente callado, ese sigilo se rompe cuando lejos de una reunión por condolencias, solo los seres más queridos, pocos como lo marca la ley, rompen en llanto al recibir lla urna de quienes partieron ahora en los tiempos de la contingencia por el virus COVID-19.

Con información de Jazmín Rodríguez

Por Redacción Por Esto!