Por Justino Xiu Chan
FELIPE CARRILLO PUERTO, 8 de mayo.- Por enésima ocasión, el cierre de los accesos a la ciudad ha sido severamente cuestionado por el campesinado, dado que se han tenido trabas para ingresar a la cabecera municipal y así poder abastecerse de provisiones o vender sus productos y obtener recursos para subsistir, denunció don Hilario Tun Puc proveniente de la comunidad indígena de Santa Amalia, quien desde hace ocho semanas no ha podido hacer sus ventas para el sustento familiar.
Son muchas las necesidades que sufren las comunidades rurales son demasiadas, por lo que para los campesinos este confinamiento ha sido un duro golpe, a tal grado que han denunciado que si no los lleva a la tumba el COVID-19, lo que va acabará con sus vidas será el hambre.
Así lo aseguró don Hilario Tun Puc, líder natural de la comunidad indígena de Santa Amalia, localidad que a pesar de que se ubica geográficamente a 36 kilómetros de la cabecera municipal, rumbo a la carretera a Tulum, persiste la extrema pobreza.
El campesino refiere que “en este confinamiento nos obligan a quedarnos en casa, mantienen cerrados los accesos a las ciudades y no piensan todo lo que conlleva esto; en lugar de ayudarnos, nos está perjudicando, dado que no hay trabajo. Desde hace ocho domingos no hemos podido acudir a Playa del Carmen a vender nuestros productos”.
El campesino resaltó que su pueblo, lo que produce la tierra se aprovecha para su venta, desde dulce de papaya, de camote, hortalizas y tamales, entre otros productos, mismos que han podido vender, “porque nos tienen cerrados los accesos. Lo peor es que la ayuda que nos pudieron dar, solo es para uno o dos días y los demás (días) qué va a pasar con nuestras familias, ¿Qué van a comer? Lo que están haciendo con todo esto es que nos están matando de hambre”, mencionó visiblemente angustiado.
Asimismo, don Hilario Tun detalló que en su pueblo no cuentan con el servicio de energía eléctrica y la bomba para extraer agua requiere combustible, mismo que tienen que adquirir en la ciudad, pero con los filtros instalados para contener el número de contagios por COVID-19 todo se les ha complicado.
“Las veces que hemos venido a la ciudad, nos ponen trabas para entrar e incluso nos obligan a pasar en el libramiento para que tengamos que pagar la cuota. La gente que se encuentra en los filtros tiene un sueldo, nosotros como campesinos, necesitamos trabajar la tierra para producir y luego venderlo para obtener un poco de dinero, pero desafortunadamente nos están limitando, es triste lo que está pasando” concluyó muy indignado don Hilario.