En lo que va del año, en Quintana Roo se han registrado al menos 15 casos en los que presuntos ladrones, abusadores sexuales y hasta extorsionadores fueron detenidos por las víctimas. Los señalados fueron rescatados por las autoridades y otro recientemente perdió la vida debido a los golpes aplicados por una turba en el fraccionamiento Urbi.
Amarrados a postes, desnudos y visiblemente golpeados es como las autoridades preventivas han rescatado a algunos de los supuestos delincuentes capturados por ciudadanos. Los argumentos de la gente son los mismos: “Estuvimos llamando a la policía y no llegó”, “no es la primera vez que lo detienen y lo dejan libre”, “los policías sólo llegaron porque dijimos que lo íbamos a matar. Les importa más el ratero que lo que él nos hace a nosotros”, por lo que intentan hacer justicia por mano propia.
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Los agraviados han expuesto que poner una denuncia implica desembolsar dinero para ir a la Fiscalía, la cual les queda más lejos y únicamente se puede llegar en taxi; así como perder tiempo y arriesgarse a ser despedidos en su trabajo. Mejor desisten de poner la querella, dejando libre al responsable.
En enero se dieron dos casos, en las Regiones 259 y 247, donde un presunto abusador sexual y un ladrón de motos fueron detenidos por la turba. En febrero, un hombre que intentó ultrajar a una mujer en la Supermanzana 91 fue detenido, golpeado y amarrado a un poste. Mientras que en marzo, en Chetumal, ciudadanos iban a linchar a un supuesto ratero.
Durante abril, en la capital del estado, una pareja se atrincheró en una vivienda, la cual tuvo que ser rodeada por los uniformados, ya que los habitantes los señalaban de ladrones y querían quemar vivos. Al final, fueron rescatados.
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En la Región 230, un supuesto abusador fue sometido por una multitud y el siguiente mes, en Villas Otoch Paraíso, otro presunto asaltante corrió con la misma suerte.
En lo que va de julio la gente intervino en al menos siete ocasiones, donde los posibles delincuentes fueron enfrentados y sometidos por las víctimas y testigos; uno de ellos perdió la vida a consecuencia de la asfixia que le provocaron los enardecidos habitantes del fraccionamiento Urbi Villas del Rey, quienes por años lo señalaron como una persona que los despojaba de sus pertenencias que con trabajo y mucho esfuerzo lograban comprarse.