Yucatán

Pasajeros de autobús se llevaron el susto de sus vidas

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CELESTUN, Yucatán, 27 de septiembre.- La pericia y audacia de Angel Uribe Evia, de 51 años de edad, conductor del autobús No. 5866, placas 415-HX-6, de la empresa Oriente, evitó que se consumara una tragedia en la carretera que conduce al vecino municipio de Kinchil, al esquivar el impacto seguro de un pesado tráiler, que prácticamente se le venía encima contra la unidad que guiaba, en la cual transportaba 34 pasajeros.

“¿Qué hago Dios mío?… ¿Qué hago?”, fueron las palabras de Uribe Evia cuando vio que la pesada unidad, que transportaba 15 toneladas de pulpo, se le venía encima, porque prácticamente ya había invadido el carril contrario, donde transitaba.

En medio de los gritos de histeria de los pasajeros, su operador decidió esquivarlo, virando e internándose el autobús en su costado derecho hacia el monte, donde quedó recostado entre los arbustos, en posición inclinada, detenido únicamente por la vegetación, como matas de huaxim y zacate cortadillo, entre otras.

Puede decirse que en este caso hubo doble milagro, porque no hubo contacto entre las dos unidades, de lo contrario, por la posición en que quedó el autobús con un golpe lo hubiera volcado, además de que a escasos metros de donde se salió la unidad de pasajeros había una hondonada.

Dos pescadores originarios de Hunucmá que venían en la unidad de transporte narraron que fueron minutos de pánico los que vivieron, cuando la gente no buscaba qué hacer, al ver que el pesado tráiler se enfilaba hacia ellos.

Una mujer sufrió un shock nervioso y fue atendida por paramédicos de la ambulancia de la Cruz Roja, que llegó al lugar de los hechos.

A pesar de los gritos de histeria dentro del autobús, mezclado con el llanto-pánico de varios pasajeros, principalmente mujeres, el operador Uribe Evia sugirió que todos se pasaran al costado izquierdo, para que el peso de la gente no provocara la volcadura.

Enseguida se dirigió a la ventana de emergencia, ya que la puerta de ascenso y descenso estaba atorada entre los arbustos, y tras abrirla con el proceso especificado en este caso, comenzaron a salir todos en orden. La misma gente se puso de acuerdo para que primero fueran las mujeres y por último los varones.

Como la salida quedó muy alta del pavimento, uno de los agentes de la Secretaría de Seguridad Pública que llegó primero al lugar colocó su camioneta, que sirvió como escalera, y de donde se sujetaron los pasajeros para poder bajarse al pavimento.

La unidad de pasajeros se dirigía a este puerto, de Oriente a Poniente, mientras el tráiler con placas 399-XP-1, manejado por Damián Ermilo Chim Pech, transportando un contenedor de la empresa “Maersk”, llevando 15 toneladas de pulpo, venía en dirección contraria, rumbo a la vecina comunidad de Kinchil.

Chim Pech, operador de la pesada unidad, dijo a las autoridades que “se amarró la guía” por un desperfecto en la caja hidráulica, lo que hizo imposible que pudiera maniobrar, porque la dirección quedó prácticamente sin control.

En el citado autobús, que llega todos los días a este puerto, a las 7:30 de la mañana, viajaban más de 30 pasajeros, en su mayoría pescadores de Hunucmá, Tetiz y Kinchil, otros que venían de Mérida, así como vendedoras que se trasladan diariamente para ofrecer su mercancía en este pueblo costero.

Nelvi Rubí Puc Dzib, originaria de Kinchil, quien lleva varios años de viajar en este autobús, dijo que es la primera vez que sufre un susto de este tamaño. Mientras, Irvina Beatriz Cuytún Tzuc y doña María Juana Pat Canché, esta última de 78 años, vecinas de Hunucmá, agradecieron a Dios haber resultado ilesas, al igual que el resto de los pasajeros.

“Fue horrible, la vimos de cerca, pero nos ayudó Dios. Siento que iluminó al operador del autobús y nos protegió a nosotros”, dijo la hunucmense Irvina Beatriz.

Los hechos ocurrieron en el kilómetro 71+400 de la carretera Umán-Celestún. Acudieron a prestar auxilio varias ambulancias, así como personal del H. Cuerpo de Bomberos, agentes de la SSP, lo mismo que elementos de las policías municipales de Kinchil y Celestún.

Agentes de la Policía Federal, con tres grúas pesadas, llegaron para tomar conocimiento y remolcar ambos vehículos al corralón.

(Ramón Reyna Fernández)