Yucatán

A la hora del llamado seremos juzgados por nuestras obras

PROGRESO, Yucatán, 14 de enero.- Con el tiempo que Dios nos prestó de vida, debemos buscar y hacer cosas que le agraden, la mayoría de la humanidad anda en busca de cosas materiales y vanas. Cuando sea hora del llamado a su presencia omnipotente, seremos juzgados por nuestras obras.

Como se escucha actualmente por todos lados: “no tengo tiempo” para realizar y enaltecer el nombre de Dios, con obras y acciones, pero sí tenemos tiempo para comer, dormir y distraernos en cosas que no nutren el alma.

El día tiene 24 horas, el ser humano las divide a su conveniencia, como regocijarse, comer, descansar; pero cuando se trata de donar parte del tiempo a Dios, nos negamos de inmediato rotundamente, recordando que gracias al Supremo tenemos vida, salud, fuerza y su protección.

Recordemos que tenemos una vida prestada y cuando Dios decida llamarnos debemos estar listos y preparados, para comparecer ante el tribunal celeste, donde se valorará todas nuestras acciones y obras.

No cuántas cosas compré, o qué comí a lo largo de la vida, donde vida sólo hay una, no creemos en la reencarnación, como se dice en otras culturas.

Esto fue dicho en mensaje dominical, por el pastor Juan Manuel Osorio de la Iglesia del Dios Vivo, Columna de la Verdad, La Luz del Mundo.

Cuando Dios decida, el tiempo del hombre cesará, ya no existirá una segunda oportunidad, por eso ahora deben de buscar en Dios, todavía hay esperanza, deben evitar cometer los mismos errores de los demás.

Recodando el pasaje bíblico del Arca de Noé, cuando Dios observó en esa época que la maldad dominaba al mundo y le ordenó construir esta gigantesca embarcación para salvarse.

Mandó a Noé a predicar y avisar que el tiempo de la humanidad se acababa; pero lo tomaron a loco o como demente, buscando un par de animales de cada especie.

Recordando que el Angel del Señor selló la puerta del Arca, cuando Noé entró con su familia ya nade podía entrar, ni salir, en ese momento comenzó a llover.

Afuera, en ese momento, la vida era normal, los vicios y los excesos continuaban, cuando empezó a llover y llover, parecía que las compuertas del cielo se habían abierto, muchos corrían a los lugares más altos para salvarse, pero su tiempo había terminado.

Dios no fue malo, en ningún momento, siempre les dio aviso a todos, a través de sus profetas y mensajeros, en ese momento al ver el final, todos se arrodillaron y pidieron perdón, pero ya era tarde para arrepentirse.

Se recordó a un hombre que vivió casi los mil años, un día para Dios, llamado Matusalén, de 969 años, pero Dios acortó la vida a 120 años y actualmente se vive de 70 a 80 años.

En este tiempo que se tiene el soplo de vida, busca de Dios no las cosas materiales, jamás ofendas de palabra y de pensamiento al Creador.

(POR ESTO! / Corresponsalías)