Un tabasqueño falleció en una habitación de la “Posada San Cristóbal”, ubicada en la calle 69 con 52 del Centro de la ciudad, al parecer realizó un esfuerzo más allá de su capacidad y le provocó un paro cardiaco, sin embargo, hay que esperar el resultado de la necropsia para que las autoridades certifiquen la causa de la muerte.
Según información recabada en el lugar de los hechos, el viernes por la tarde una pareja entró al hotel con la intención de pasar toda la noche hospedados y el varón pagó el importe correspondiente, pero poco después de la medianoche la dama salió del establecimiento y le comentó al encargado en turno que iba por la cena.
Poco antes de las 8 de la mañana el encargado fue a tocar la puerta de la habitación número 6 para avisarle a la pareja que su tiempo había terminado, después de tocar varias veces y al no obtener respuesta abrió la puerta y encontró al sujeto tirado en el suelo; ante el hallazgo dio aviso a la Policía Municipal de Mérida, un paramédico de dicha corporación acudió a la posada y constató que el sujeto estaba muerto, dándose parte a las autoridades competentes.
Alrededor de las 8:30 horas arribaron al sitio los agentes de la Policía Estatal de Investigación y los policías municipales acordonaron la entrada de la posada con una cinta amarilla, en espera de los peritos de Criminalística y Servicios Periciales del Instituto de Ciencias Forenses de la Fiscalía General del Estado.
Mientras tanto se reunieron algunas personas frente a la posada y cuando llegó el personal del Servicio Médico Forense los policías municipales cerraron la calle 69 a la circulación vehicular, uno de los agentes dio instrucciones de que acordonaran toda la calle, que desalojaran a las personas que estaban paradas frente al establecimiento y que impidieran el paso.
Sin embargo, el mando de la Policía Estatal de Investigación consideró que no había motivo para impedir el paso de los transeúntes, que por cierto a esa hora es muy intenso y que tendrían que dar la vuelta a la manzana, e intervino para que liberaran la banqueta del costado Sur, por donde las personas pudieran pasar sin causar problemas.
La medida no fue del agrado del uniformado, que retiró los conos para que los vehículos pudieran circular sobre la calle 69, parecía una rabieta, pero la situación no pasó a mayores, se impidió el paso de los vehículos y a las personas que no tenían nada que ver con el evento les indicaban que no permanecieran en el sitio entorpeciendo el paso de la gente.
Finalmente entró en acción el personal del Semefo, el fallecido no tiene familiares en la ciudad que solicitaran la dispensa de la necropsia y retiraron el cuerpo, por alguna razón el médico legista que se encargo del levantamiento le cubrió las manos al muerto, al parecer para cumplir con algún protocolo internacional para posteriormente realizar algún análisis o alguna investigación especifica.
(Fernando Poó Hurtado)