CHUYAXNIC, Hopelchén, Cam., 1 de noviembre.- “En los pueblos se respira el humo de los pibipollos, en los hogares, el incienso de los rosarios a los Fieles Difuntos, cuyos altares tienen las velas de cera para las ánimas que se adelantaron”, dijo don Antonio Poot Chan, tras enterrar una veintena de pibitos para la familia, que incluye nietos, hijas, hijos, nueras, entre otros, quienes colaboraron para toda la actividad, que año tras años se realiza a cualquier costo.
Explicaron que cada año se lleva a cabo esta actividad, así como lo hacen todas las familias de los pueblos quienes no pertenecen a una religión y así se sigue.
Ellos consiguieron los insumos, ,como carne de puerco, cuyo precio es de 80 pesos el kilogramo, los pollos a 50, el recado, la masa, manteca, achiote, las hojas que en su mayoría se corta en casa y con tanta lluvia fue poca la demanda, aparte se adquirió el frijol xpelón para los torteados.
Aclaró que en Chunyaxnic la mayoría son católicos, que su nuera rezó para elevar sus plegarias y sea tomada la esencia de los alimentos que se ofrecieron en cada hogar de Bolonchén.
Las calles estuvieron vacías, por los trabajos en casa y después del mediodía ya estaban enterrando sus pibipollos.
En su domicilio se enterró una veintena, en compañía de sus hijos. A tres calabazas le hicieron un agujero en medio y le vaciaron miel, para que cuando se parta, sea como una mermelada de calabaza.
En Bilinkoc, un pueblo pequeño a donde las familias se reúnen para la celebración de los fieles difuntos y todos rezan, los hijos de don Miguel Cahuich Chi y María del Socorro Piste Cahuich elaboraron 20 pibitos de gallina y de frijol para merendar después del rezo. Esto dijo la familia, al momento de colocar en el altar, chocolate, pan de muerto, flores de xpujuc y cempasúchil, entre otra variedad, aparte de los dulces de papaya, ciricote, nance, entre otras frutas.
Explicaron que las iglesias evangélicas los invitan para buscar otro horizonte en la religión, pero no lo aceptan, pues la religión católica es de familia.
“Los ancestros nos legaron una tradición y la tienen que seguir, y así como esta familia se une para este día tan especial, que es honrar a nuestros difuntos que no están aquí, pero llegan para buscar la esencia de los alimentos”, dijo la familia. Después del sagrado rosario dio inicio la repartición a todos por igual “y no hay distinción”, dijeron don Miguel y su esposa.
(Jorge Amado Caamal Ek)