
Con profundo pesar fue identificado el joven que perdió la vida en un trágico accidente en la glorieta del Chechén la madrugada de este jueves. Su nombre: Rosendo Torres Jiménez, mejor conocido entre sus amigos y clientes como “Chendo Barbero Quintero”. Originario de Tila, Chiapas, Chendo había construido en Ciudad del Carmen no solo un oficio, sino un cariño palpable entre quienes acudían a su pequeño local de barbería, ubicado en la calle 22 esquina con 39, justo a espaldas del palacio municipal.
El destino fue cruel esa madrugada. Chendo se trasladaba a bordo de una motocicleta Italika Z, recién adquirida, luego de años movilizándose en bicicleta. El vehículo, que apenas tenía unos días en sus manos, se convirtió en el testigo mudo del final abrupto de una vida que recién comenzaba a despegar.

Según versiones de fuentes cercanas, aquella noche iba acompañado de una joven con la que habría tenido su primera cita. Ella, en medio del caos y el miedo, abandonó el lugar minutos después del impacto. En el sitio del accidente, entre la cinta asfáltica y la melancolía, quedó un peluche de llavero nuevo y una rosa roja —detalles sencillos pero conmovedores— que probablemente Chendo le había llevado como gesto de cortesía y esperanza.
El joven barbero era conocido por su trato amable, su talento con la navaja, y su capacidad de hacer sentir a cada cliente como un amigo. No solo cortaba cabello, decía uno de sus clientes habituales, “te levantaba el ánimo, te hacía reír, te escuchaba...”

Horas después del accidente y tras los procedimientos legales correspondientes, el cuerpo de Rosendo fue entregado a sus familiares y trasladado a su natal Tila, donde fue sepultado entre lágrimas, rezos y una tristeza que cruzó kilómetros. Chendo ya no regresará a su barbería en la colonia Centro, pero su esencia permanece en cada conversación, en cada memoria, en cada amigo que lo vio crecer desde abajo.
Descansa en paz, Chendo Barbero Quintero. El zumbido de la máquina se ha silenciado, pero tu legado —hecho de humildad, trabajo y sueños— seguirá presente en cada historia contada en tu silla de barbero.
JGH