Tanto la rabia bovina como el gusano barrenador han golpeado con fuerza al sector ganadero de la Península de Atasta durante 2025, generando pérdidas económicas, preocupación constante y un sentimiento de abandono institucional, señaló el productor Rosario Baqueiro Acosta, quien calificó este año como uno de los más complicados para la actividad pecuaria en la región.
La infestación del gusano barrenador continúa en ascenso, con entre tres y cinco casos por unidad productiva, debido a que no se ha liberado la mosca estéril, herramienta fundamental para controlar la plaga. Cada tratamiento resulta costoso, pues un frasco de negasunt ronda entre 300 y 350 pesos, más el pago de 250 a 300 pesos por visita de curación, lo que representa pérdidas directas para los productores.
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Respecto a la rabia bovina, transmitida por el murciélago hematófago, se confirmaron al menos dos casos recientes en la Península, lo que llevó a solicitar la intervención de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario (SDA) para reforzar la captura de murciélagos y reactivar las campañas de prevención. Aunque la vacunación aplicada por la SDA, con dosis de 15 a 20 pesos, reduce el riesgo de muerte, el peligro sigue latente.
Baquéiro recordó que el gusano barrenador afecta a todos los animales de sangre caliente, incluso a los seres humanos, por lo que recomendó el uso de antisépticos y repelentes preventivos.
Finalmente, lamentó que los productores carecen de créditos blandos o programas de apoyo financiero, lo que ha generado un ambiente de desánimo ante los altos costos de insumos y la falta de herramientas para enfrentar las enfermedades. Aun así, aseguró que los ganaderos mantienen la esperanza de que las autoridades implementen planes sólidos de apoyo y control sanitario.