Con una sonrisa en el rostro y orgullo en la voz, ayer 2 de julio, locatarios del Mercado de Mariscos celebraron 25 años de trayectoria ininterrumpida en este espacio que desde el año 2000 ofrece productos del mar frescos y de calidad en Ciudad del Carmen, un centro de abasto donde han forjado su patrimonio y sacado adelante a su familia.
Con música, baile, regalos y una deliciosa paella, la administración del Mercado de Mariscos junto a los locatarios realizaron este relevante festejo. Ahí, con emoción y gratitud, doña Felipa del Jesús Campos de González, una de las locatarias pioneras, dijo que el mercado no es sólo un lugar de trabajo, sino su segunda casa, un sitio que ha visto crecer y sobrevivir incluso en las peores crisis, como la pandemia, que redujo las ventas a niveles mínimos.
“Desde el primer día que abrieron las puertas, aquí estoy. Este ha sido el único sustento de mi familia y gracias a Dios todavía seguimos de pie. Después del COVID, todo se vino abajo, pero hemos resistido. Ahora el mercado ha empezado a mejorar poco a poco, le han dado mantenimiento y están buscando que la gente vuelva a visitarnos”, expresó con orgullo.
En los pasillos del mercado también se encontraba don Jorge Chan Vela, uno de los rostros más conocidos del Mercado de Mariscos de Ciudad del Carmen, cuya historia es también parte fundamental de los 25 años de vida que cumple este emblemático centro de abasto.
“Cuando llegué no sabía ni vender. Empecé desde cero, con esfuerzo y con buen producto. Un amigo me dijo: ‘tú traes lo mejor, vas a tener tu propio puesto’, y así fue”, relata don Jorge, con la mirada llena de orgullo. Desde entonces, su oferta de pescado de calidad —mojarra, pámpano, pargo, camarón y más— se ha convertido en sinónimo de frescura para sus clientes.
Con su trabajo ha sacado adelante a su familia, y asegura que el mercado ha sido noble. “Aquí está mi vida. Este mercado me ha dado todo. Lo vi crecer desde que era un espacio sin orden, hasta convertirse en lo que es hoy: un lugar limpio, digno y bien presentado”, afirma.
“Empecé hace 15 años en este local. Aquí hemos aprendido y trabajado duro todos los días. Estamos desde las seis de la mañana hasta las tres de la tarde, ofreciendo lo mejor: mojarra, róbalo, pámpano, cherna, camarón, lo que busquen, aquí lo tenemos fresco. Y si no saben cómo prepararlo, hasta les decimos cómo hacerlo”, explica Yamileth Velázquez.
Reconoció que el camino ha tenido altibajos, pero asegura que siempre hay oportunidades para salir adelante. “Aquí estamos todos los días sacando el trabajo, mejorando, cuidando la presentación de los locales y ofreciendo siempre limpieza e imagen, para que el cliente se lleve una buena impresión”.
Sobre la transformación del mercado en los últimos cinco años, destaca el apoyo del gobierno municipal para dignificar los espacios. “La imagen ha cambiado mucho. Se han mejorado los locales, estufas, parrillas, y ahora se están haciendo trabajos en el piso. El Mercado de Mariscos siempre está limpio, bonito, familiar, y la atención es con cariño”, sostuvo.
El testimonio de los locatarios representa la esencia del Mercado de Mariscos: esfuerzo, dignidad y amor por lo que se hace. Al cumplirse 25 años de este importante espacio comercial, doña Felipa, don Jorge y doña Yamileth son el reflejo vivo de la tenacidad y el corazón de sus locatarios, quienes con más de dos décadas de trayectoria, celebran no sólo un aniversario, sino toda una vida de trabajo honesto, esfuerzo y cariño por el mar y por su comunidad.
JGH