Cultura

Biografía Doña Rosita Asencio: curandera tradicional Purépecha

Edgar Rodríguez Cimé

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Uno de los rasgos distintivos de la medicina tradicional mexicana, a diferencia de la medicina alópata occidental, es la vinculación entre las enfermedades y el estado emocional de los personas, como sugiere la vanguardista Sicología Positiva Aplicada, mientras que para la medicina académica convencional es necesario clasificarlo todo en función de los síntomas físicos de los pacientes.

Viviendo en comunidades pobres aisladas, doña Rosita Asencio es una curandera tradicional purépecha que aprendió de las curanderas experimentadas de su pueblo mediante el método de la observación por la necesidad de curar a sus propios hijos. Aunque aprendió técnicas de la medicina occidental, prefirió dedicarse, en cuerpo y alma, a la medicina tradicional.

En la biografía Doña Rosita Asencio: curandera tradicional purépecha (2016), se transcribe su libreta de registro donde enlistó a sus pacientes, de acuerdo a sus datos generales: de dónde venían, edad, dolencia y los diferentes métodos para curar ciertas enfermedades: la “caída de la mollera”, el “empacho” o los “parásitos en los intestinos”, lo cual demuestra “la gran brecha que separa a la medicina académica de la tradicional, y cómo, de reducirse esa distancia, ambas partes enriquecerían su atención a los pacientes”.

Como cualquier curander@ sabe, la caída de mollera trata de “la pérdida del aura tras un susto” (algo ininteligible para los médicos modernos). O sea, que la medicina tradicional, como la vanguardista Sicología Positiva Aplicada –promovida desde la Universidad de Barcelona por Gabriel Gaviña, médico de Occidente que tuvo la audacia de imbricar los conocimientos de Occidente con otras culturas del mundo– se encarga de ayudar a sanar al paciente al considerar, también, factores síquicos (mentales) y no solamente físicos.

Tanto para la medicina tradicional como para la vanguardista Sicología Positiva Aplicada, en el origen de las enfermedades influye también el estado emocional de los pacientes, ya que emociones negativas como la ira, el estrés o la ansiedad propician el debilitamiento de las defensas naturales que protegen el organismo humano, exponiéndolo a contraer cualquier mal.

Para curanderas tradicionales como doña Rosita, lo mismo que para el vanguardista médico Gaviña, preguntar al paciente sobre sus emociones es igual de importante que indagar qué comió el día anterior, porque aquellas reconocen que en el origen de las enfermedades también influyen elementos anímicos, mientras que para la medicina occidental únicamente influyen los síntomas físicos.

Pero el enfrentamiento entre el México criollo y mestizo con el México indígena no terminó con la Independencia y la Revolución: es una lucha que sigue en pie. La discriminación y rechazo de la medicina tradicional mexicana por la medicina alópata occidental es reflejo de la soterrada guerra entre el universo criollo-mestizo contra el mundo de los pueblos indios. En este choque, el conocimiento tradicional de los pueblos originarios ha intentado ser destruido por no comprenderse y no encajar en el catolicismo traído por los conquistadores, además de menospreciarse cualquier expresión cultural propia: arte indígena, medicina tradicional…

El clásico ejemplo: No son médicos, sino “hechiceros”. “¿Quién les dijo que somos hechiceros? Nosotros, los médicos tradicionales, hacemos el bien, no hechizamos a la gente, ni curamos hechizados”, argumenta doña Rosita, a quien le queda claro que el rechazo a la medicina tradicional es por “falta de comprensión y por el desprestigio” que los intelectuales de Occidente le cuelgan al adjudicarle “elementos mágicos”. Sin embargo, el método científico de doña Rosita, y de los demás médicos tradicionales, como el de la Sicología Positiva Aplicada, es igual de válido que el de cualquier otro médico que haya estudiado “medicina alópata”, como lo demuestra la biografía Doña Rosita Asencio: curandera tradicional purépecha, de Roberto Campos Navarro, editada por Artes de México.

edgarrodriguezcime@yahoo.com.mx

Colectivo cultural Felipa Poot Tzuc