Jorge Cortés Ancona
En años recientes hemos tenido oportunidad de presenciar obras teatrales de siglos pasados que fueron escritas en verso. Si por un lado esas puestas en escena han enriquecido la actividad teatral en Yucatán y han generado una síntesis de tiempos al integrar recursos escénicos contemporáneos, existen todavía aspectos por afinar, en específico el problema de la expresión de los actores en cuanto a la versificación.
Ha sido una constante, con pocas excepciones, que los parlamentos se digan a matacaballo, con una dicción que parece destinada a resaltar las rimas y sin que el sentido del texto se pueda entender correctamente. Si bien es cierto, que una de las razones de la existencia de la rima es reforzar la memoria, aquí pareciera que el actor o actriz estuviera lanzando su tirada de versos a toda velocidad procurando que no se le olvide nada.
En Yucatán hemos contado en años recientes con cuando menos cuatro teatristas –todos con experiencia de directores, actores y dramaturgos, uno de ellos ya fallecido– que también dominan el arte del verso, pero entre ellos y los actores jóvenes hay dos generaciones de por medio.
Creo que parte del problema estriba en que se le da más peso a algunos aspectos rítmicos del verso y se olvidan otros factores expresivos y comunicativos. En la tradición canónica de nuestro idioma, el verso como unidad fónica se basa en la regularidad silábica y en los acentos rítmicos, pero debe considerarse que la sintaxis juega un papel determinante. Aunque dos versos tengan el mismo número de sílabas métricas y de acentos prosódicos no sonarán iguales debido a las características de la frase que contengan.
A la hora de estar en escena, debería tener más peso la cadena de sentido de las frases, ya que así como no nos comunicamos sólo con palabras sueltas, tampoco lo hacemos sólo con versos solitarios, y tanto las palabras como los versos se encadenan para formar unidades mayores y sentidos más amplios. Esta relación entre ritmo prosódico y sintaxis fue señalada por los teóricos formalistas rusos y su énfasis en la relación de entonación de la frase es fundamental para decir el verso
Tanto la prosa como el verso son vehículos de expresión y no tienen que estar en confrontación como entidades totalmente opuestas. Más bien la pronunciación del verso debe atender a las frases y a los diálogos, fundamentalmente en función de la sintaxis y la relación comunicativa, ya que lo relativo a las sílabas métricas y la rima aflorarán por sí solos. En última instancia, sería ideal para los actores desentenderse de que están hablando en verso, ya que el ritmo no desaparecerá por ello.
Considerar también que en las obras teatrales hay versos que se dividen entre dos o tres parlamentos de actores distintos. Por eso, lo adecuado es dar más relieve al significado de lo que se está diciendo, expresarlo como si se tratara de una prosa rítmica, tal como un escritor contemporáneo, Daniel Sada, que escribía sus novelas y cuentos con una prosa formada de octosílabos, endecasílabos y otros tipos de verso medido.
En la tradición teatral de nuestra lengua predominan los versos de ocho, once y siete sílabas, en ese orden. Y los de ocho son los que corresponden al habla coloquial de nuestro idioma, pues son el máximo que puede pronunciarse en una sola emisión de voz, sin tener que hacer pausas.
Debe considerarse enseñar a los estudiantes de teatro los elementos básicos de la métrica, por ejemplo, que el número de sílabas no se cuenta exactamente igual que conforme a la gramática, ya que en poesía se basa en el oído (dos sílabas de dos o más palabras distintas pueden llegar a formar una sola sílaba de manera natural debido al encadenamiento fonético de las vocales), además de que existen rimas asonantes y consonantes. Esto ayudaría a entender cómo funcionan la regularidad silábica, los acentos y la rima, sobre todo si se hacen ejercicios de composición en verso para percibir con naturalidad el mecanismo rítmico. Además, por supuesto, leer poesía y teatro en verso, tanto en silencio como en voz alta.
Es un privilegio poder presenciar teatro de otros tiempos de nuestra tradición, pero será importante que se componga y afine lo relacionado con la expresión del verso para lograr mejores puestas en escena.