Cultura

Ecos de mi tierra

Carilda Oliver Labra I

Poetisa cubana, Premio Nacional de Literatura (1998). Graduada de Derecho en la Universidad de La Habana en 1945, profesión que ejerció junto a su pasión por la poesía. Vivió siempre en su ciudad natal.

Nació en Matanzas, el 6 de julio de 1922. Su primer libro, Preludio lírico, fue publicado en esa provincia en 1943. En esta selección de poemas escritos entre 1939 y 1942, ya se hacen presentes: ...el amor con sus devaneos, inquietudes, zozobras, desalientos, aciertos…y la familia, la abuela, la madre y el padre presentes en un cuadro que no desaparecerá nunca de su obra.

Al triunfo de la Revolución en 1959, Carilda había consolidado como una de las poetisas más prominentes de la cultura cubana.

Durante los años siguientes tuvo una intensa labor como profesora en escuelas de su natal Matanzas, así como en la ciudad de Cárdenas, ligando a su amor por el magisterio su pasión por la poesía.

Murió en Matanzas, el 29 de agosto del 2018.

828Di, verso

Estaba abril en la calle

cuidando del mediodía;

era domingo y se oía

la muerte andar por el valle.

¡Ay, verso, párate, estalle

tu agonía y tu bravura

y diga la lengua dura

este zumo de venganzas,

este polvo de Matanzas

oloroso a sepultura!

Di, verso, toda la brasa

del día, que cada niño

era gota de cariño

estremeciendo la casa.

Di que todavía pasa

–ay, que pasa todavía–

la ametralladora fría

entre la carne y el cielo.

¡Di que pongan un pañuelo

sobre otra madre vacía!

Recuerdo que fue a la una;

que almorzaba, que en mi sopa

hubo sangre, que la copa

se apagó como una luna.

Recuerdo, verso, que alguna

vecina ajena a dolores

dijo: “¡cuántos voladores!”,

pero que fui hasta la puerta

para encontrarme despierta

la luz sobre los horrores.

Navia y Vera saben cómo

la sangre saluda lejos.

Versalles conoce espejos

donde repetir el plomo.

Voy al recuerdo, me asomo

y asisto a un llanto que empaña

hasta el ojo de la araña.

¿Quiénes, quiénes cortarán

el luto viejo del pan

y el pésame de la caña?

Di, verso, tu largo tedio

de huesos recién molidos,

di cadáveres hundidos

y estudiantes sin remedio.

Di este crimen, este asedio

de calaveras llegando.

Di el vergajo, di el matando

con la tortura, el retozo

de la soga, el calabozo.

¡Di, verso libre, hasta cuándo!

Y manda a poner espadas

adentro de manos verdes;

sí, verso que me remuerdes

las venas desesperadas.

Ten las alas preparadas.

Sal como pólvora nueva.

Dile al pueblo que se atreva

contra un paisaje amarillo.

¡Vuélvete pronto cuchillo

aunque la muerte nos llueva!

Deja ya, verso, el cobarde

elogio de mariposas.

Tienes que hacer muchas cosas;

por ejemplo: di que arde

para el laurel una tarde.

Di que la patria se enfría,

di este cuento: el Goicuría

desde ayer tiene otros nombres.

¡Di que seremos más hombres

después de Reynol García!

829Cuando en la tarde propones

Cuando en la tarde propones

tu memoria entre las plantas

parece que te levantas

en medio de tus canciones.

No es la música que impones

a ese verde en la floresta

ni es tu mano siempre puesta

sobre el tiempo, sembrador,

lo que me funda el amor

y cambia la tarde en fiesta.

Es algo que trae la espuma

del crepúsculo en que vienes:

como si tú con las sienes

me sacaras de la bruma.

Mas, luego cuando se esfuma

ese sol en que te acodo,

y el jardín es sólo un modo

de agonía que te nombra,

y la tarde es una sombra:

desapareces del todo.