Cultura

La denuncia de la barbarie en el Castillo del Príncipe, el 1ro. de agosto de 1958, por Armando Hart

Eloísa M. Carreras Varona

Correo desde la Isla de la Dignidad

Hoy 1ro de agosto se cumplen 61 años de aquel acto propio de las bestias, en el que la tiranía batistiana agredió con una crueldad y violencia inenarrables a los prisioneros políticos que se encontraban acorralados tras las rejas en el Castillo del Príncipe1 de la capital cubana. Al respecto, desde hace varios años, el propio Dr. Hart le ha contado a los lectores de nuestra columna de los diarios POR ESTO!, todos los pormenores de aquellos lamentables y terribles sucesos, en los que perdieron la vida tres combatientes revolucionarios que fueron vilmente masacrados: “Reinaldo Gutiérrez Otaño, de diecinueve años, acribillado por más de quince impactos de balas; Vicente Ponce Carrasco, de veinticinco años, quien luego de tropezar se vio obligado a agarrase de la reja de la galera, momento que aprovechó un guardia para dispararle y con posterioridad lo remató en el piso, y Roberto de la Rosa Valdés, de treintainueve años, víctima de múltiples disparos. Y, asimismo, al menos 15 de los presos resultaron heridos de alguna gravedad, ninguno de los cuales recibió asistencia médica, tras defenderse y pelear en aquel desigual combate con tubos y otros fragmentos de las camas, botellas y con todo lo que tuvieron a su alcance”.

El Dr. Hart, que salvó la vida milagrosamente, logró enviar fuera de la cárcel un comunicado y varias cartas sobre los hechos descritos. En todos estos textos denunció al mundo lo que verdaderamente había ocurrido aquel trágico día, en los siniestros calabozos del dictador.

Como homenaje a los compañeros caídos, publicamos ahora algunos fragmentos de aquellas inolvidables denuncias que Armando Hart envió al mundo y que atesoramos en su archivo Crónicas.

De la carta a Manuel Iglesias, Director de Radio Rumbos, Caracas, Venezuela, 3 de agosto de 1958:

“Sr. Manuel Iglesias

Caracas.

Estimado compañero:

Antes que nada un abrazo revolucionario por la formidable labor que está realizando desde Radio Rumbos, la que oímos todas las noches aquí. Saludo que le envío en nombre de todos los compañeros presos.

El motivo principal de esta es acompañarle un documento explicativo de nuestra posición y de los hechos del Primero de Agosto tal como se produjeron. El documento y la información personal de este correo lo dice todo y no puedo alargar mucho esta, pues supondrá las dificultades para sacarla de aquí.

Puede Ud. decir que lo del Primero de Agosto en el Príncipe fue uno de los más espantosos crímenes que ha cometido la tiranía en su larga carrera de crímenes. Protestamos contra determinadas arbitrariedades del régimen carcelario y de los propios cuerpos represivos y se concentraron todos ellos en el Príncipe ametrallando las galeras durante más de tres horas. Desgraciadamente el Vivac era más accesible que nuestras galeras arrinconadas en un extremo del Castillo. Así pudimos resistir con más suerte. Quemamos nuestras camas, cerramos las rejas y obstruimos el paso con el hierro de las camas encendido hasta que a la fuerza del ametrallamiento de las galeras pudieron abrirse paso en medio de los gritos de: ¡Abajo la tiranía! y ¡Mueran los asesinos!

El Coronel Carratalá fue herido por sus propios hombres en la cara y parece que a este hecho le debemos también la vida. Una vez que nos rendimos, se nos condujo en medio de los golpes y vejaciones a un paredón donde cerca de centenar de hombres permanecimos firmes con los brazos en alto y de espalda a los fusiles de los esbirros esperando los disparos. En eso llegaron noticias del Vivac y ellos desistieron de sus propósitos, pues quizás que el escándalo fuera mayor aún o ya habían transcurrido varias horas y había pasado el clímax de la situación.

En el Vivac, quien dirigió la masacre fue Irenaldo García Báez, segundo jefe del SIM. También se dice (aún nos mantienen sin contacto) que anduvo por allí Esteban Ventura. Puede Ud. afirmar que García Báez tiroteó la galera # 1 principalmente de donde son todos los muertos y heridos. Dígale también al pueblo de Cuba que la entereza e integridad de los combatientes presos estuvo tan firme como cuando en la calle o en la Sierra se enfrentaron a las balas asesinas de este Régimen. Aquí, amigo Iglesias, hay una legión de combatientes abnegados de la clandestinidad que demostraron una vez más la extraordinaria capacidad heroica de la juventud cubana, porque de heroísmo puro puede calificarse la actitud de los compañeros aquella tarde del día primero. Puede asegurar también que es falso lo del plan de fuga, pues se trató simplemente de una protesta nuestra contra las arbitrariedades del régimen carcelario, a lo que respondió la Tiranía sin siquiera oírnos, con el ametrallamiento de las galeras.

Pero lo más grave: la amenaza de que volverán está pesando hoy sobre las cabezas de todos los presos políticos del Castillo del Príncipe.

Tenemos noticias de que tratarán de aprovechar cualquier coyuntura para un nuevo acto de barbarie. Incluso, en la tarde del día 1ro. vinieron con intenciones de asesinar específicamente a un grupo de nosotros que consideran más comprometidos.

Por todo esto le pedimos que mantenga alerta a la opinión pública en Cuba y en el extranjero y que ayude a los compañeros de los Comités del 26 de Julio en una serie de indicaciones que a estos efectos le han llegado por medio de la organización. Sabemos que a Ud. no hay que destacarle esta necesidad porque sabe aquilatarla.

Le digo, no sin antes subrayarle, que todas estas noticias e informaciones las comunique sin que remotamente se pueda saber quién es el informante, pues de otra manera no podría continuar en la labor en que estoy. Además le rogamos no informe que nosotros le oímos todas las noches, pues si así fuera, nos privarían de nuestro radio.

Sin más que un fuerte abrazo y mi saludo particular para Radio Rumbos, queda de Ud., afectuosamente, su compañero que espera pronto escuchar sus arengas revolucionarias por la CMQ.

(firma)

Armando Hart Dávalos

P.D. Informe que fue el capitán Ramos, del penal, quien llamó por teléfono a los cuerpos represivos y el coronel Pérez C. quien lo consintió, como jefe del Penal.

Vale.”

Carta para Haydée Santamaría,

4 de agosto de 1958

“Mi amor:

No puedo escribirte muy largo porque con esta deben salir algunos documentos y la situación es lógicamente apretada.

No deseo alarmarte, pero nunca he tenido o vivido una situación más difícil. Protestábamos contra la suspensión de las visitas, la detención de compañeros puestos en libertad y que luego aparecen asesinados, etc., protestamos de una manera heroica y bastante enérgica y se concentraron aquí los jefes de todos los cuerpos represivos, la flor del régimen al mando de Pilar García. Tres horas ametrallándonos la galera. Y como teníamos barricadas de camas de hierro encendidas, les costó trabajo entrar. Carratalá fue herido y esto nos salvó, pues él venía con las intenciones peores. En el Vivac tuvieron peor suerte porque el acceso fue fácil y no dio tiempo a que pasaran las horas. Tenemos noticias que sus intenciones era aprovechar la ocasión y asesinarnos a Aldo Vera, Odón, Carlos Iglesias y a mí. Pero a las tres horas ya habían asesinado en el Vivac, ya estaban aquí tres ministros (Gobernación, Justicia y Hacienda) y estos contuvieron las matanzas, según parece. Además Pilar García (su hijo realizó la hazaña del Vivac), dio órdenes de parar.

Mi alma, estábamos arrinconados cerca de cien hombres entre la candela y las armas, luego colocados todos contra la pared de frente a ella y a la espalda, Irenaldo, Pilar García y todos los jefes represivos. Tú sólo tú, estuviste conmigo en esos instantes…

Mi amor, el valor e integridad de todos estuvo siempre en el más alto nivel, no hubo vacilaciones o flaquezas ni aún cuando en esa situación alguien preguntó por dónde empezaban… yo me acordaba del tremendo golpe para Mama y Papo, pensaba que acaso este segundo golpe no lo pudieran resistir… Pero todos estuvimos firmes.

Luego se nos trasladó a la galera y se nos obligó a limpiarla. Alguien le dijo a Martín Pérez quién era yo y éste me dijo: ¡Ah, yo creía que Ud. era más grande y gordo! ¡Cómo lo hemos buscado! (en la calle) ¡A ver, póngase a barrer…! y siguió hablándome en tono político. Me dijo que yo debía ser uno de los muertos, pero lo del Vivac nos había salvado… ¡Qué trágico!

Lo grave es que ya ellos conocen el camino. Y las amenazas aquí están levantadas. Y debe ser así, pues la moral revolucionaria lo exige. Estamos, como tú decías, en un polvorín. Creo que lo calculaste todo desde allá. Eres de otra parte… alma mía.

[…]

Bueno, mi alma, dile a Mama y Papo, que les escribiré…”.

¡Que vivan por siempre los compañeros caídos en defensa de la soberanía de la Patria!

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1 El Príncipe fue una fortificación o fuerte militar, de los más antiguos de la ciudad de La Habana. Ubicado en la Loma de Aróstegui, tuvo diferentes usos; entre ellos se destaca, el de presidio y cárcel para presos comunes y políticos, desde la colonia hasta el triunfo de la Revolución, cuando pasó a ser una unidad de ceremonias militares. Por estar tan bien situado, este centro penitenciario fue transformado durante la tiranía batistiana en un punto de concentración de los detenidos. En la planta alta estaba el Vivac, donde se mantenía a los detenidos que no habían sido juzgados, y en los bajos, el presidio, para los que ya cumplían una determinada condena.