Cultura

La belleza de la mujer del siglo XIX

El siglo XIX representó para la sociedad yucateca una época de contrastes y sobre todo de influencia externa, ya que buena parte del comercio de nuestra ciudad se abastecía de productos que llegaban allende nuestras fronteras. Esto es la permanencia en nuestro suelo de productos norteamericanos y europeos, vieron en este siglo su máximo auge.

Con esta apertura no sólo se beneficiaba al comercio establecido de Yucatán, sino también permitía que un sector de nuestra sociedad saliera beneficiado con los productos del extranjero, en caso particular me refiero a las familias pudientes, ya que éstas podían acceder a los precios de los productos que se expendían en establecimientos específicos. De tal suerte, que era posible que hubiese en nuestra ciudad establecimientos que solo vendieran este tipo de productos.

Las señoritas bien o como diría Guadalupe Loaeza, las yeguas finas, podían acceder a un sinnúmero de artículos de tocador, revistas especializadas de moda. En este entonces, ellas eran las que accedían de manera inmediata a lo que se estaba usando en las altas sociedades de Europa y Norteamérica. Y poderse lucir no sólo bella sino atractiva ante la mirada de los hombres y la envida de las demás mujeres.

Muchas eran las revistas que circulaban en nuestra ciudad en el siglo XIX, que se expendían en establecimientos especializados, también había la posibilidad de suscribirse a alguna de ellas y de esta manera asegurarse su revista. Cabe mencionar que en el mayor de los casos, las revistas llegaban vía marítima o por encargo cuando alguna persona iba al extranjero.

Algunas de estas revistas especializadas para las mujeres del siglo XIX eran: Calendario del Bello Sexo 1882, (Imprenta del Comercio); Catálogo de las Modas Metropolitanas, de Nueva Cork; El Eco de la Moda, de Madrid; El Espejo de la Moda, de Nueva Cork; El Gran Álbum de la Moda Metropolitana, de Nueva Cork; El Proveedor Juvenil, El Salón de Moda (Oficina de Agencias y Comisiones de A. M. de Cantón), Figurines y Labores, Gazeta Ilustrada (J. Vidal Castillo), Gran Moda, L´Elegance, La Bordadora Artística, La Estación de Berlín ( J. Vidal Castillo y Eugenio Cetina ), La Ilustración Española y Americana (Librería Meridana), La Luxe. La Moda Elegante de Berlín, La Moda Elegante Ilustrada (Librería Meridana), La Moda Ilustrada (Luis Bros), La Mode Ilustrèe de París, La Modista de Vestido y de Sombreros. La Modiste Francaise, La Revista Trimestral de las Modas Juveniles, La Revista Trimestral de las Modas Metropolitanas, La Última Moda de Madrid, Les Toilettes Modèles, Moda y Arte, Modas Metropolitanas de Butterick (Joaquín A. Rejón), Paris Charmant Artístico. Periódico Ilustrado de las Últimas Modas ( J. Vidal Castillo). The Delineator, The Ladies Monthly Review (Oficina de Agencias y Comisiones de A. M. de Cantón).

Una amplia gama de revistas, tanto nacionales como norteamericanas, francesas y españolas se expendían en los lugares conocidos por nuestras bellas, de las cuales se hace referencia en los paréntesis.

En cuanto a los productos de belleza para las mujeres decimonónicas, éstos podían ser desde esencias para los pañuelos hasta los más finos perfumes llegados de Francia, aunque también había una amplia gama de ellas, mismas que haré referencia en líneas seguidas: Agua de Kananga del Japón: Solución refrescante que tonifica las carnes y suaviza el cutis. Agua de la Belleza: La que usa esta agua, conserva siempre el cutis fresco, terso y libre de paño ó manchas, quita los granos, barros y pecas que no sean del nacimiento, da al cutis un color blanco, ligeramente rosado y evita tener la cara grasosa y con lustre. Agua Florida de Murray & Lanman para el baño: Es el placer más exquisito que puede darse el cuerpo y el espíritu en un día de calor. Después de un baño nadie se siente infeliz. Colliflore: Polvo adherente é invisible, cuatro matices, desde el más subido hasta el más pálido. Crema de Oriza: La que conservó por más de 80 años la belleza de la célebre Nimin de Leucos. Crema Simón para embellecer el cutis: Las damas más elegantes han renunciado al antiguo cold cream que se vuelve rancio y da al rostro un reflejo lustroso. En su lugar han adoptado la Crema Simón, los polvos de arroz y el Jabón Simón, que constituyen la perfumería más higiénica y más eficaz. La Crema Simón calma muy bien los efectos de las picaduras de los mosquitos.

Jabones de Coundray de Atkinson, Jabones de Kananga, Jabones de la Salud, Jabones de la Sociedad Higiénica, Jabones de Lacteine. Pate Epilatoire Dusser: Esta pasta eficaz para destruir el vello, destruye hasta las raíces del vello del rostro de las damas (barba, bigote, etc., sin ningún peligro para el cutis). Cincuenta años de éxito y millones de testimonios garantizan de esta preparación. Polvo Rodonina para la cara: Perfectamente puro. Suaviza y hermosea el cutis. Dos colores blanco y encarnado. Polvos de Cascaril “La Rosita”: Elaborado con esmero. Se garantiza no ser nocivo, pues no tiene mezcla de ninguna clase. Polvos de Kananga del Japón: Si queréis sentir y tener la frescura y blancura del armiño. Dan a la piel el aterciopelado tono mate tan lindo como elegante. Tónico Oriental para aumentar, suavizar y hermosear el cabello. Vigorizador de Ayer´s para teñirse el pelo: Restablece la sedosidad y frescura de la juventud

Entre los lugares donde se expendían estos productos fueron los siguientes: Almacén de A. Cantón Frexas, Almacén de Música y Miscelánea de R. Gasque, calle 2ª de Progreso Sur, Núm.1. Almacén de Ropas de Gregorio Milán, Almacén de Ropas de Viuda de Toledo y Ca. Almacén de V. Montalvo, 2ª calle de Progreso N., Núm. 16, Ciudad de Londres; El Águila de Oro, de Augusto Cámara; El Carnaval de Venecia, de Fernando García; El Correo Inglés, El Salón de la Moda, etc.

Como podrán apreciar mis caros y caras lectoras nuestras bellas del siglo XIX tuvieron muchas opciones para procurarse no sólo el buen arreglo sino de demostrar su pertenencia al pequeño círculo de señoritas bien de la época. ¿Qué les parece?