Por Luis Carlos Coto Mederos
Nicolás Guillén
III
652
Cuando el ciclón Flora*
En este camaronero
Máximo Gómez llamado,
hacia un pueblo desdichado
va el auxilio compañero.
No importa el chubasco fiero
que altera y pica la mar,
porque no podrá apagar
el ansia que el pueblo siente
de llevar rápido a Oriente
lo que allá puede faltar.
No bien el grito se dio
de que esa tierra sufría
y que todo cuanto había
el agua se lo llevó,
a Santa Cruz acudió
gente a trabajar ligera
sin que paga consintiera
ni al sueño pusiera almohada:
gente pura y abnegada
de la república entera.
Y por ser puerto cercano
Santa Cruz de Manzanillo,
desde él resultó sencillo
tender a Oriente la mano.
Sencillo, pero ay, hermano,
sin verlo no lo supones;
llegan cientos de camiones
repletos de mercancía
y con ella cada día
parten barcos y camiones.
Se diría que incesante
al moverse el ancho mar,
está ansioso de llevar
consuelo a un pueblo sangrante.
Nadie reposa un instante,
pues reposar es un crimen
ante cubanos que gimen
bajo su desdicha inmensa
y si en las penas se piensa
que a esos hermanos oprimen.
Cuando el viento desatado
era un huracán violento,
cuando con el agua, el viento
dejó el campo desolado,
no sabía el monstruo odiado
que en la Cuba socialista
si la Natura imprevista
a veces destruye ciega,
el pueblo, que siempre llega
va y le devuelve la vista.
Pues como este barco fiel
cien barcos vienen y van;
el amor es capitán
y la vida timonel.
Aquí vio el propio Fidel
cómo se abre el corazón,
cómo es ancha la pasión
y serena la esperanza
de un pueblo cuya confianza
es más fuerte que un ciclón.
Es triste hallar en el suelo
nuestras siembras destrozadas
y ver nubes alteradas
vomitar agua del cielo.
Mas nos sirve de consuelo
en medio de tanta ruina,
nos reconforta y empina
frente a este golpe, que es duro,
sentir tanto amigo puro
que a nuestro lado camina.
Adelante, compañeros,
que ningún ciclón nos mata
mientras vuele una fragata
y corran camaroneros.
Con campesinos y obreros
nuestra patria se mantiene,
y si otra desgracia viene
la sabremos afrontar…
¡Patria o Muerte! ¡A trabajar!
¡Comandante en Jefe, ordene!
*En octubre de 1963 el ciclón Flora azotó la parte Oriental del país. Guillén formó parte de una brigada de auxilio a ese territorio.
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Décimas
A Rafael Alberti, en el “mano a mano de la poesía”, el 8 de abril de 1960, en La Habana.
Si está lejos, Rafael,
tu Cádiz mora y gitana,
te brinda en cambio La Habana
ríos de cercana miel.
Yo sé que vivir es cruel
fuera de los patrios lares,
pero tal vez tus pesares
alcancen algún consuelo
con el azul de mi cielo
y el verde de mis palmares.
Yo, que conozco de España
la sangre que hay en la uva,
Rafael, te brindo en Cuba
el sueño que hay en la caña.
En la empinada montaña
tuvo su altar el mambí,
y fue también desde allí
de donde en raudo tropel
bajó triunfante Fidel
tras las huellas de Martí.
Ayer nuestra patria era
festín de yanquis impuros,
cuyos zapatones duros
manchaban la primavera.
Flotar hoy la tierra entera
libre nos ve el pabellón,
y como un puro ciclón
rompiendo antiguos grilletes,
bajo un arco de machetes
pasa la revolución.
Y pues que tu son decía
que nuestra patria era esclava,
y junto a mi son lloraba
por el llanto que veía,
hoy te advierte mi alegría
que Cuba ya es del cubano,
que el búfalo americano
humilló el fiero testuz
y encienden la misma luz
mano negra y blanca mano.