Cultura

Hacia el centenario de Alicia Alonso

Pedro de la Hoz

Con el primer día del año comenzó, en Cuba y el mundo, la jornada conmemorativa por el centenario del nacimiento de Alicia Alonso. En el Gran Teatro de La Habana (GTH) que lleva su nombre, se dio la voz de partida. El Ministerio de Cultura anunció oficialmente el nombramiento de Viengsay Valdés, como directora general del Ballet Nacional de Cuba (BNC), y el GTH proclamó, además, su premio anual, esta vez concedido de manera excepcional como acto de justicia para rendir tributo a la memoria del coreógrafo Alberto Alonso y Fernando Alonso, fundador junto a Alicia, de la Escuela Cubana de Ballet; y a Viengsay Valdés. En el cierre, el BNC escenificó una función del clásico Cascanueces. Quedaron inscritos en el Libro de Honor del GTH correspondiente a 2019, la temporada de El Lago de los Cisnes por el Ballet Nacional de Cuba; la exposición HB, de arte cubano contemporáneo; la puesta en escena de la ópera La clemenza di Tito, de Mozart, y las galas por las visitas de los Reyes de España y del Príncipe Carlos de Inglaterra.

Las palabras que marcaron el inicio de la jornada fueron pronunciadas por el poeta Miguel Barnet. Sobre Alicia dijo: “Ella encarnó los más sublimes dones de Terpsícore. Cubana como la palma real, su arte fue cifra mayor de lo intemporal y eje del movimiento circular y perpetuo.

Todos hubiéramos querido que Alicia llegara en vida a los cien años, pero ella como siempre, se adelantó para instalarse en la eternidad. Inasible y díscola, escapó a todo discernimiento e irradió destellos de luz que nos han ayudado a escapar de lo oscuro”.

Además de que Cascanueces es obra asociada a la Navidad y el advenimiento de Año Nuevo, entre los aficionados a la danza representa un hito en la carrera de la Alonso: el pas de deux del Hada Garapiñada fue, durante décadas, una fortaleza en el repertorio de la prima ballerina assoluta, desde que lo interpretó por primera vez en 1945, cuando formaba parte del Ballet Theatre de Nueva York, actual American Ballet Theatre.

Celebrar los cien años de Alicia –se cumplirán exactamente el 21 de diciembre de 2020- trascenderá las fronteras de la isla antillana. Figura cimera de la danza clásica en América Latina y el Caribe, su magisterio iluminó los espacios de la cultura de todo un continente que proyectó a escala planetaria.

Acerca de la deuda que tienen los bailarines y coreógrafos latinoamericanos con Alicia se refirió el argentino Julio Bocca, uno de los más notables intérpretes de las últimas décadas, quien, precisamente, viajó a La Habana para trabajar en los ensayos de la actual puesta de Cascanueces.

Luego de haber devuelto la gloria al Ballet Nacional Sodre, de Uruguay, gracias a su eficiente y exigente gestión como director, Bocca ha destacado como pedagogo, solicitado por el Bolshoi de Moscú, la Opera de París, el English National Ballet y compañías de en Australia y Portugal, entre varias. Siente, sin embargo, que el Ballet Nacional de Cuba es casa propia y recuerda la confianza depositada por Alicia en él, por lo que “ante su centenario, estamos en el deber de reciprocar lo que nos entregó”.

En Italia, China, Argentina y Francia han tenido lugar actos preliminares de lo que será la conmemoración en esos países, a base de funciones dedicadas a la gran bailarina, conferencias y proyecciones de películas que la muestran en su triple faceta de bailarina, maestra y coreógrafa.

Pedro Simón, director del Museo Nacional de la Danza de La Habana y viudo de Alicia, prepara la publicación, a cargo de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, de un volumen compilatorio de críticas sobre las decenas de coreografías que Alicia legó al repertorio del BNC.

La primera ofrenda editorial de la agenda del centenario corrió por cuenta de la editorial australiana Ocean Sur, cuyas producciones circulan también por América Latina en lengua española. Se trata de Una mirada a su vida a través del lente, que relata la trayectoria de Alicia mediante imágenes captadas por diferentes fotógrafos que muestran a la bailarina en algunos de sus desempeños más importantes. El volumen también registra testimonios fotográficos de los encuentros de la bailarina con Pablo Picasso, Gene Kelly, Stevie Wonder, Jimmy Carter, Margot Fonteyn, Galina Ulanova, Pablo Neruda, Fidel Castro, Maurice Bejart, Ivette Chauviré y Jerome Robbins, entre otras personalidades. La narración iconográfica se complementa con textos de José Ramón Neyra para precisar datos de la infancia de la bailarina, el entorno familiar, sus primeras clases de baile, los inicios de su vida profesional, en Cuba y Estados Unidos, hasta su consagración como una primera figura del ballet mundial.

El epicentro de la conmemoración vibrará en torno a la convocatoria del 27º Festival Internacional de Ballet de La Habana, fijado entre el miércoles 28 de octubre –aniversario 72 de la fundación del Ballet Nacional de Cuba– y viernes 6 de noviembre de 2020. El evento se extenderá a las ciudades de Matanzas, Santa Clara y Las Tunas. Se cuentan por decenas las solicitudes de coreógrafos, bailarines y críticos por participar en el encuentro para rendir tributo a quien alentó una cita única en la región.

Como quiera que la carrera de Alicia tuvo sus primeros y muy brillantes compases en los Estados Unidos, existen expectativas acerca de lo que pueda concertarse en materia de intercambio con vistas al Festival de La Habana, con independencia de la manifiesta intención de los principales exponentes de la danza de esa nación por festejar por lo alto el centenario.

Meses atrás, Viengsay Valdés, sucesora de Alicia, estuvo en Nueva York, donde fue recibida por directivos y creadores del New York City Ballet, el American Ballet Theatre y el Joyce Theatre. Explicó que hubo pleno entendimiento, y advirtió una fuerte motivación por confirmar a Alicia en el sitial que le corresponde en la historia de la danza clásica en Estados Unidos, así como de concurrir a la cita habanera de 2020.

Para los intercambios, no obstante, habrá que vencer un obstáculo extrartístico más allá de la voluntad de unos y otros: el recrudecimiento del cerco económico y financiero de la administración Trump contra Cuba.

La devoción y el compromiso de Viengsay con el legado de Alicia es inconmovible e irreductible. Pocos días después del deceso de la eximia artista, la joven y talentosa directora artística del BNC lo refrendó en un emotivo mensaje compartido con sus compañeros:

“Desde la primera vez que te vi en persona –relató Viengsay–, no dejaste de impresionarme, yo tenía 17 años y comenzaba en el BNC. Tuve la oportunidad de asomarme al salón blanco de la compañía, donde te descubrí haciendo ejercicios en la barra mientras un pianista tocaba melodías. No podía apartar los ojos de tus pies. Nítidamente recuerdo que hacías el ejercicio de frappé, llevabas mallas negras y zapatillas media punta color rosa atadas con cintas. La agilidad del movimiento era asombrosa y tenías 74 años de edad. Tu personalidad enfundaba respeto y quizás muchos te temían, pero cuando pude acercarme a ti y sentir de cerca tu sabiduría, no quería apartarme del momento que vivía. Cada frase, cada gesto, cada idea, cada demostración eran una clase magistral, eran una inspiración. Hoy eres faro de mi camino, guía de mis pasos. Hoy entiendo por qué estoy aquí y tú has sido la causa. Es tanto mi compromiso contigo, con tu obra, tu ideario que presentí que no debía marchar, ausentarme de nuestra isla. Te has ido y mi deber será continuar lo que empezaste”.