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Don José Manzur comparte distinción con JC Chávez

Freddy Ríos

Mientras el Salón de la Fama del Deporte Yucateco minimiza al boxeo profesional, aun siendo la actividad deportiva que más gloria ha dado a Yucatán en el mundo, recintos internacionales les hacen justicia a personajes sobresalientes de éste deporte dónde muchos de éstos gozan de un singular prestigio histórico.

Ayer, don José Manzur Argüelles ha sido exaltado al Salón de la Fama del Boxeo Mundial con sede en California, Estados Unidos, quedando en el casillero de Oficial de Ring al lado de grandes inmortales del pugilismo. Compartió la distinción de la generación 2019 con el fenómeno mexicano Julio César Chávez González así como con Humberto “Chiquita” González, Michael Carvajal, David Díaz, Montell Grififn, Mike Weaver, Sean O’Grady y Raúl “Jibaro” Pérez.

Previo al evento dominical del Salón de la Fama californiano, la comunidad yucateca radicada en Los Angeles brindó un reconocimiento adicional al juez internacional y funcionario del CMB. El pasado sábado a las once de la mañana recibió la mencionada distinción de manos del Mayor de la ciudad de South Gate, Jorge Morales y la señora Sara Zapata Mijares, presidenta de la Fundación Mundo Maya en California.

José de Jesús Manzur Argüelles nació en Mérida el 4 de enero de 1945, vivía por el barrio de San Cristóbal. Su gusto por el boxeo le llegó a muy temprana edad. En esa época punteaban en el firmamento boxístico de Yucatán grandes figuras. Don José admiraba al santiaguero Raúl “Chueco” Solís, primer campeón nacional yucateco y al excamepón estatal pluma Manolo Aguilar “El Caballero del Ring”. Comenzaba la segunda mitad del siglo pasado.

El jovencito Manzur Argüelles no tardó en enrolarse en las “retas” de aquel entonces. Cada barriada tenía su equipo de peleadores que se liaban a puño limpio en los principales parques de la entonces incipiente Mérida. Los líderes ocupaban el lugar de honor cerrando las jornadas de aquellos primitivos “torneos”. Así, San juan tenía al “Vago”, San Sebastián a Carlos Chalé, había lugares cómo Santiago donde la disputa primero era interna. Por San Cristóbal el puntero era don Ruy Canul Villanueva (salud). En esa época, las cosas eran entre caballeros. Respetaban las más estrictas reglas que se acordaban y después de partirse el alma, se estrechaban las manos y aquí no pasó nada. Los grupos de peleadores eran trasladados gratis a la sede en turno por taxi, ya que tenían con los chafiretes un convenio de palabra. Con el tiempo, los taxistas también se sumaros en las camorras.

Un buen día, José Manzur decidió tomar las cosas un poco más en serio y meterse a un gimnasio para invadir el ámbito amateur oficial. Allí había sostenido unos 5 combates cuándo migró a los Estados Unidos con la finalidad de convertirse en piloto aviador.

Estando ahí, decidió cambiar de rumbo y entró a trabajar en la desaparecida Standard Oil Company, eso marcó su destino como destacado empresario en mecánica automotriz.

Su afición por el boxeo se incrementaba y visitaba con frecuencia los gimnasios de los Ángeles. Iba también nutriendo sus conocimientos históricos, reglamentación y ya se relacionaba con lo más distinguido del pugilismo mundial. En el del Olimpic Auditorium de Los Ángeles conoció a las leyendas mexicanas que peleaban ahí mismo, cómo Rubén Olivares, Carlos Zárate y Romeo Anaya entre muchos más. Siempre don José y sus cuates cercanos tenían reservaciones en primera fila de todas funciones.

En el Forum de Inglewood conoció a don José Sulaimán, entonces presidente del Consejo Mundial de Boxeo. De inmediato nació la mutua empatía. La conocida caballerosidad del licenciado Sulaimán, que nunca negó plática a nadie, le fue dando al yucateco la oportunidad de escalar a los niveles más altos de su deporte.

Los viajes al terruño se volvieron más frecuentes y ya establecido en Mérida, se hizo cargo de presidir la comisión de box y lucha libre en 1998.

Ha sido presidente de la FECOMBOX, también ha sancionado peleas de campeonato mundial desde el 17 de marzo de 2000, cuando fue juez en la cuarta defensa del estadounidense Steven Earl Johnston (en su segunda etapa como campeón mundial ligero) contra el mexicano Julio Alvarez. Desde entonces, ha juzgado más de 100 peleas de campeonato mundial en Estados Unidos, Japón, Rusia y México.