
Lo que muchos televidentes presenciaron en La Casa de los Famosos México 2025 no fue un conflicto espontáneo, sino la culminación de una rivalidad que ha permanecido latente durante más de dos décadas. El enfrentamiento entre Olivia Collins y Ninel Conde tiene sus raíces en los primeros años del nuevo milenio, específicamente durante las grabaciones de la telenovela juvenil "Como en el cine" (2001-2002).
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En aquella producción televisiva, las diferencias ya se percibían. Collins encarnaba a Susana "Zuzú", mientras que Conde interpretaba a Topacio, un personaje con matices antagónicos. Sin embargo, lo que debía quedar en la ficción aparentemente trascendió las cámaras, generando una atmósfera tensa que los seguidores de ambas actrices notaron desde entonces.
Durante años, esta rivalidad no declarada se mantuvo en los rumores del medio artístico. Algunos especialistas en espectáculos sugirieron que factores como competencia profesional y posibles triángulos amorosos —incluyendo supuestos vínculos con José Manuel Figueroa— pudieron haber alimentado el distanciamiento entre las intérpretes.
El estallido en el reality
El reencuentro forzoso en el reality show de 2025 funcionó como el detonante perfecto para que las tensiones acumuladas salieran a la luz. Desde la primera gala de nominaciones, ambas actrices se señalaron mutuamente con dos puntos, evidenciando que la química negativa persistía intacta.
Ninel Conde manifestó públicamente su incapacidad para conectar con Collins, describiendo que percibía actitudes hostiles de su parte. Por su lado, Olivia Collins no se quedó atrás y acusó a Conde de formar parte de un "grupito exclusivo" y de proyectar "malas vibras" hacia ella.
El momento álgido del conflicto se registró durante una cena en el reality, donde Ninel confrontó directamente a Olivia por sus comentarios pasivo-agresivos. Collins respondió con firmeza, exigiendo que todas las diferencias se dijeran de frente. Aunque posteriormente se dieron un abrazo conciliatorio, la distancia emocional entre ambas sigue siendo palpable.
El legado de una rivalidad
Este enfrentamiento mediático demuestra que ciertas rivalidades del entretenimiento no se desvanecen con el paso del tiempo, sino que se transforman y resurgen con mayor intensidad cuando las circunstancias lo permiten. El caso de Collins y Conde se ha convertido en un ejemplo emblemático de cómo los conflictos no resueltos pueden explotar décadas después bajo la presión de los reflectores televisivos.
La situación actual no solo revive viejas heridas, sino que confirma las sospechas de quienes durante años especularon sobre la mala relación entre estas dos figuras del espectáculo mexicano.