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Sí a la democracia participativa con AMLO y MORENA, pero a partir de consultas integrales y sustantivas más que esquemáticas e imprecisas

Antropólogo Jorge A. Franco Cáceres  

Introducción

Poco importan las quejas desde los medios impresos o electrónicos contra las consultas públicas del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), porque las críticas que actualmente proceden contra la democracia participativa no pueden ser por intereses sectoriales o componendas partidistas. A decir verdad, las críticas realmente válidas deben ser por compromisos patrimoniales y humanísticos con los contenidos sociales detrás de las iniciativas estatales del Programa Nacional de la Cuarta Transformación Republicana (PNCTR).

En tal sentido de validez, es pertinente preguntarnos si en una sociedad nacional con carencias económicas, corrupciones sistémicas, violencias criminales, deterioros patrimoniales, polaridades sociales, déficits culturales, saqueos territoriales y desastres ambientales, procede ir a las consultas públicas con contenidos esquemáticos e imprecisas. Se trata de esos contenidos que ya hemos conocido en las consultas ciudadanas sobre los destinos de los presupuestos federales, los programas nacionales y las obras regionales, sean los casos específicos del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, de los Trenes del Sureste y el Istmo, la Refinería de Dos Bocas, etcétera.

En nuestra opinión, no conviene que AMLO y MORENA procedan de ese modo en todo el país, sino a partir de contenidos integrales y sustantivos que sirvan para conseguir respaldo ciudadano masivo a planes vitales y programas trascendentes de la Cuarta Transformación Republicana. Acá queremos decir que no conviene que las consultas se hagan a partir de obras y servicios por saber que contarán con el apoyo social mayoritario. Pensamos que no se trata de usar la democracia participativa para alentar la demagogia política, sino de pugnar por justicia social en los actos legislativos y los hechos programáticos.

¿Consultas esquemáticas e imprecisas o sustantivas e integrales para la Cuarta Transformación Republicana?

Tiene validez cuestionarnos por qué los proyectos bajo la PNCTR responden aún a diseños tecnocráticos que tienen como trasfondo que continúen la sumisión económica hacia los negocios mercantiles y la exaltación social de las personalidades empresariales, en vez de validar las intenciones democráticas de las autoridades y los representantes electos para proveer de leyes e instituciones dignas a las comunidades deprimidas y vulnerables de México.

Parecería que el enfoque de las autoridades federales, ante las presiones empresariales para que se sigan otorgando los proyectos nacionales y las obras regionales a los grupos nacionales y transnacionales, no coincidiera con los objetivos políticos del PNCTR de redistribuir espacios patrimoniales y territorios comunes con calidad integral y sostenible en beneficio de las comunidades desfavorecidas o no privilegiadas de México.

Por la morfología de los proyectos pretendidos desde las consultas públicas de AMLO y MORENA –que son aún de gestión tecnocrática vinculada a la imagen política más que de calidad integral y sostenible de planes y programas de interés ciudadano mayoritario–, pocos dudarían que los objetivos del nuevo gobierno federal fueran la obtención de resultados inmediatos de gobierno que sirvan para promocionales globales de mercadeo industrial, comercial y servicial.

¿Esto que sucede en México con las consultas públicas sobre los proyectos nacionales y regionales podría conducirnos a la conclusión de que las autoridades federales se entregan de nuevo a las obras y los servicios del capitalismo global, antes que esgrimir como ciudadanos que el patrimonialismo y el humanismo son componentes significativos para hacer democrático a nuestro país, y que nuestro país no se hace democrático para que sea un simple depósito mercantil de los intereses especulativos de los empresarios nacionales y transnacionales?

Decepcionante es no toparse aún con abundantes ejemplos donde las nuevas autoridades federales reconozcan los sesgos elitistas de los megaproyectos en boga y, en consecuencia, reaccionen señalando que no respaldarán este tipo de obras y servicios que son de interés privado, sino aquellos programas y planes de utilidad pública por sus virtudes patrimoniales, sociales y ambientales. No sucede ni sucederá nada parecido a esto con tan solo invocar la Agenda 2030 de la ONU o los compromisos de la Organización Internacional del Trabajo.

En la otra cara de la moneda, no faltan nuevas autoridades nombradas por AMLO que declaran que las obras y los servicios de interés global traerán beneficios inobjetables a las comunidades deprimidas en términos de atractividad, competitividad e, incluso, sustentabilidad. Se trata de argumentos que son demagógicos, aunque se pretendan avanzados bajo o dentro del PNCTR; que no solo son dudosos, sino comprometedores en términos de gobernanza democrática, ya que quienes se beneficiarán directamente de la realización de esos proyectos son los empresarios nacionales y transnacionales.

Así, también hemos visto nuevos funcionarios federales que, en el mismo sentido de los intereses de los empresarios nacionales y transnacionales, se han apropiado del discurso tecnocrático de la urbanización y la industrialización mercantiles, para defender obras turísticas e industriales y servicios financieros y comerciales que no corresponden con la ideología política y el compromiso social del PNCTR para hacer democrático el país de la mejor manera posible.

A pesar de todo, los empresarios nacionales y transnacionales no se atreven aún a manifestar que, a través de los megaproyectos mercantiles respaldados por AMLO y MORENA, van a conseguirse la Cuarta Trasformación Republicana de México en beneficio de las comunidades vulnerables y deprimidas. Ese ha sido su principal postura para evitar los resultados de las consultas o, incluso, combatir los métodos de AMLO y MORENA sobre proyectos nacionales y regionales que ellos saben que son socialmente útiles, pero no de tan altos rendimientos financieros y comerciales a nivel global. Han evitado, incluso, manifestarse en el sentido de que con ellos al frente de esos proyectos van a generarse oportunidades para sacar al pueblo mexicano de la pobreza extrema y la violencia sistémica.

Conclusión

Si queremos salir de esta época gris de neoliberalismo causante de corrupción, violencia, despojos, etc., no debe ser solamente respaldando a las autoridades federales desde las consultas esquemáticas e imprecisas de AMLO y MORENA, sino sobre todo a través del esfuerzo de nosotros mismos dentro de los espacios abiertos por la Cuarta Transformación Republicana, es decir, ejerciendo la opinión crítica de modo pertinente desde contenidos integrales y sustantivos como partes centrales del esfuerzo profesional cotidiano de hacer democrático a México.