Eloísa M. Carreras Varona
El 16 de septiembre es una fecha especial para todos los latinoamericanos y caribeños, en la que recordamos con admiración los acontecimientos de la independencia del hermano pueblo de México y, asimismo, es una efeméride esencial que nos permite evocar a los hombres y mujeres convertidos en los símbolos que identificamos con la soberanía de nuestros países. Y claro que, en mi caso personal, recuerdo con especial placer que el Dr. Hart admiraba con pasión a las grandes figuras, próceres y pensadores de la historia de México y veneraba a este país, al punto que lo llevó siempre en su corazón, porque Armando amó entrañablemente al hermano pueblo de México.
Por eso, cuando en estos mismos días de septiembre comencé a repasar el libro titulado Lázaro Cárdenas: Apuntes. Una selección,1 no fue una sorpresa para mí, que justamente en las páginas 1176 y 1177, correspondientes a los apuntes del 15 y el 16 de septiembre de 1964, existiera una referencia directa a la presencia y significado de la visita de Armando Hart, a nombre del Gobierno Revolucionario de Cuba, a las fiestas patrias de México del año citado y, desde luego –también para mi honor y regocijo– comprendí que de la lectura de estos fragmentos se puede llegar a intuir y a conocer la cercana, hermosa, respetuosa y afectiva relación que tuvo Hart con la familia Cárdenas Solórzano hasta su último aliento.
Lázaro Cárdenas siempre fue para Armando el querido y respetado amigo, continuador de la mejor tradición intelectual democrática revolucionaria de nuestra América; seguidor, asimismo, de la línea de pensamiento independentista, anticolonialista y soberano, que nace de las entrañas más profundas de nuestra América y llega hasta José Martí. El ilustre General también fue para Hart una de las grandes figuras, representante genuino de la tradición del pensamiento radical latinoamericano,2 de la cual el propio Hart es también heredero, discípulo y continuador. Esa fecunda tradición y corriente ideológica tiene entre sus principales planteamientos: su acendrado espíritu antiimperialista, su denuncia y enfrentamiento al capitalismo y al imperialismo en el terreno económico, educativo y cultural, la defensa de la soberanía, la independencia nacional y la identidad cultural de nuestros pueblos, así como la unidad latinoamericana. Por eso Hart igualmente ha afirmado que esta tradición del pensamiento radical latinoamericano responde a lo que él ha denominado: una Cultura de Liberación.3 Estas ideas vienen a tener en José Martí a su guía y máximo inspirador y de él parte toda una línea de pensamiento que llegó al siglo xx en nuestra América, la cual está integrada por una nómina de hombres enteros, herederos directos del paradigma del Apóstol cubano, entre los cuales podemos colocar en primer lugar a nuestro inolvidable amigo Lázaro Cárdenas del Río. En el fragmento de la página 1175 y 1176 de los Apuntes… dice:
“11 de septiembre.
“Nuestras repúblicas se ligarán de tal modo que no parezcan en calidad de naciones sino hermanas, unidas por todos los vínculos que nos han estrechado en los siglos pasados, con la diferencia de que entonces obedecían a una sola tiranía y ahora vamos a abrazar una misma libertad, con leyes diferentes y aun gobiernos diversos, pues cada pueblo será libre a su modo y disfrutará de su soberanía según la voluntad de la conciencia”.
Simón Bolívar
Tomado de la obra Diego Córdoba Trece libertadores y veintiún próceres de la cultura, publicado en 1964.
Qué lejanos estamos de los sentimientos del eximio libertador Simón Bolívar de tratarnos como hermanos. Los gobiernos oligárquicos de Latinoamérica son responsables del espectáculo que presencia el mundo al lanzarse contra un país hermano, como es Cuba, que lucha por liberarse política y económicamente del imperialismo norteamericano.
México, 11 de septiembre, 1964.
15 de septiembre.
México. Hoy a las 23 horas estuvimos con Amalia y sobrina Yolanda Solórzano frente al edificio de la Suprema Corte, contiguo al Palacio Nacional, escuchando el “Grito de Independencia”, que dio el C. presidente Adolfo López Mateos.
Estuvimos en el coche manejado por Artemio García Chávez.
La asistencia frente a Palacio y calles inmediatas, fue numerosa. Llovía.
El 15 del año pasado lo pasamos durante el “Grito” en el mismo sitio y a la misma hora. Agentes de tránsito y un oficial del Ejército nos invitaron a pasar frente a Palacio. Les agradecimos su defer="true"encia.
16 de septiembre.
Cuernavaca, Mor. Procedentes de la ciudad de México pasamos hoy con Amalia y Celeste a la casa de Coty, hermana de Amalia, que nos invitó antier. Estuvieron también los padres de Celeste. Cuauhtémoc se encuentra en el Bajo río Balsas, atendiendo los trabajos de la presa “La Villita”.
A las 16 horas llegó el ministro de Educación del gobierno cubano, Armando Hart, acompañado de un grupo de colaboradores cubanos del propio gobierno, que vinieron de su país para asistir a los festejos de las fiestas patrias.
Admirable convicción y patriotismo de estos hombres, jóvenes todos ellos, que en medio del aislamiento en que ha querido colocar a Cuba la actitud imperialista del gobierno norteamericano se muestran optimistas, dando ejemplo de cómo se forja una patria libre y soberana.
En esta representación que preside el C. secretario de Educación vienen […].
Estimados lectores, comprenderán entonces que en esta ocasión especial, desde nuestra humilde columna felicitamos al hermano pueblo mexicano por las fiestas patrias –que acabamos de celebrar– y por ello les entrego también algunos fragmentos de una extensa entrevista realizada al Dr. Hart, que fue publicada en la revista Siempre; en la cual se recogen sus recuerdos de la visita que realizó al hermano país, a las celebraciones por el Grito de Dolores y a las inauguraciones de espléndidos museos mexicanos, invitado por el señor Adolfo López Mateos, entonces presidente de la República mexicana, en septiembre de 1964.
Fragmentos de la entrevista realizada al Dr. Armando Hart por Luis Suárez, publicada en la revista Siempre, septiembre de 1964.
[…]
Luis Suárez: Hablando con Siempre!, el joven Ministro cubano –34 años–, Ministro de Educación ininterrumpidamente desde el triunfo de la Revolución. Bajo la dictadura de Fulgencio Batista, estuvo varias veces prisionero de la tiranía. Usted ha hecho un gran elogio de la posición de México al mantener relaciones con Cuba con una firme política de principios y se refirió también a los trabajos educacionales desarrollados por el Gobierno Revolucionario de Cuba. Comenzando por esta última cuestión le preguntamos: ¿Cuál es, señor Ministro, la experiencia cubana en educación, y la situación de hoy comparada con la que existía antes de la Revolución?
Dr. Hart: Para que pueda apreciarse hasta dónde se ha extendido la educación en Cuba, piénsese que en un país de siete millones de habitantes se matricularon en el curso pasado en todos los centros educacionales más de dos millones de alumnos. Antes de la Revolución había unos 700 mil niños en las escuelas primarias. El número de los que desertaban era incalculable. Teníamos 17 mil aulas en dicha enseñanza. Cinco años después, en el curso escolar de 1963-64, se matricularon en las escuelas primarias un millón 280 mil niños. Ha habido un incremento de casi 600 mil alumnos en esas escuelas. Y cosa tan importante como esta: un millón 240 mil alumnos terminaron el curso. Es decir, el poder de retención escolar de la escuela primaria cubana en el curso de 1963-64 fue de 97 %. En los cinco años y medio de la Revolución se han creado alrededor de 20 mil aulas. Antes de la Revolución teníamos más de 21 % de analfabetos. Después de la gran campaña de 1961, quedó reducido a 3,9 %.
El dato que le doy fue confirmado por la experiencia técnica de funcionarios de la Unesco, que recientemente visitaron nuestro país. Prosigo: antes de la Revolución no existían controles efectivos de la asistencia a clase y de la promoción escolar.
Hoy la promoción de alumnos de un grado a otro, de un nivel a otro, se hace de acuerdo con normas técnicas de control y evaluación orientadas directamente por el Ministerio de Educación. En el último curso escolar pasó de grado un total de 820 mil alumnos. No tenemos punto de comparación con la situación pre-revolucionaria en este aspecto, porque carecemos de datos y porque no existían normas de control de la promoción como los que hoy tenemos establecidos. Pero esos datos revelan lo siguiente: estamos pasando de grado en la enseñanza primaria a 120 mil alumnos, más que el total de la matrícula escolar anterior a la Revolución. Antes de la Revolución la asistencia a clase era superior al principio de curso e iba bajando a medida que avanzaba el año académico. En el curso de 1963-64, por primera vez en la historia, la asistencia a clase fue mejorando a medida que avanzó el curso. Y alcanzamos cifras récord en materia de asistencia a clase.
Luis Suárez: ¿Y en los escalones superiores de la educación, cuáles son los puntos comparativos?
Dr. Hart: Antes de la Revolución había 120 mil jóvenes en los planteles de enseñanza media. Las becas para estudiantes de dichos niveles se reducían a unas cuantas escuelas de Artes y Oficios y no merecen tomarse en cuenta si las comparamos con la realidad de hoy. Ya tenemos más de 215 mil jóvenes en los centros de nivel medio. Tenemos 83 mil becados en los planteles del país con todos los gastos pagados por el Estado. Podemos decir que no hay más alumnos becados porque todavía no es mayor el número de egresados de la enseñanza primaria.
Luis Suárez: ¿Qué se requiere para pasar de la enseñanza de nivel medio o de nivel superior?
Dr. Hart: Todo joven cubano con siete, ocho o nueve grados de enseñanza, puede asistir a un plantel de nivel medio como becado o como externo, de acuerdo con su aplicación y sus deseos. Aun a aquellos cuyos padres tienen salarios para costearles los estudios, los becamos, si son buenos estudiantes. Todos los jóvenes cubanos tienen acceso a los planteles de enseñanza media o universitaria. Nosotros podemos llegar a cualquier escuela de Cuba, secundaria elemental o básica y decir: todos los alumnos que egresen en este centro pueden continuar sus estudios. Podemos llegar a cualquier escuela primaria y decir: todos los alumnos que aprueben el sexto grado, pueden continuar sus estudios. Y, en fin, podemos llegar a cualquier rincón del país y decir: todos los niños tienen posibilidades de estudiar.
Luis Suárez: ¿Cuáles son los alcances reales de la enseñanza gratuita?
Dr. Hart: Antes de la Revolución, la enseñanza era legalmente gratuita hasta el sexto grado. Sin embargo, casi la mitad de la población infantil y juvenil no tenía escuelas. Hoy, la enseñanza es realmente gratuita, desde los primeros grados hasta el último de la Universidad. Los becarios de la enseñanza secundaria, técnica y universitaria lo reciben todo gratuitamente, incluyendo, desde luego, los textos. Estos son hechos, realidades que resisten la comprobación de la práctica. Antes de la Revolución reinaba en la educación la corrupción moral, el caos administrativo y la ausencia de atención pedagógica por parte del Ministerio. Los dirigentes estudiantiles y juveniles tenían que dedicar sus energías a la lucha contra la arbitrariedad y el desafuero. Hoy, nuestros dirigentes estudiantiles y juveniles luchan por elevar la conciencia social de los estudiantes. Los orientan hacia el estudio y los deportes y les crean una conciencia alta sobre sus deberes con la sociedad. Los organismos juveniles trabajan directamente para mejorar la disciplina, desarrollar la actividad deportiva y recreativa de los estudiantes.
Luis Suárez: Y ¿qué puede decirnos con relación a la educación de los adultos?
Dr. Hart: Otra gran preocupación de la Revolución ha sido la capacitación de los obreros y campesinos con vistas al desarrollo técnico del país. Más de medio millón de obreros y campesinos estudian en los Centros de Superación de Trabajadores. Cientos de obreros son desactivados de la producción en virtud del proceso de tecnificación de la industria. Pero estos trabajadores no pasan desde luego a engrosar las filas de los desempleados, sino que se incorporan a las escuelas y continúan recibiendo sus salarios.
Luis Suárez: ¿La orientación de la enseñanza y la concesión de becas se hace, como dicen los adversarios de la Revolución cubana, con un criterio de estrechez política para crear una suerte de “robots” y como favor político?
Dr. Hart: Usted conoce nuestra aspiración a construir una sociedad socialista. Para esto necesitamos de un alto desarrollo técnico y científico en la agricultura y en la industria. El desarrollo técnico necesita de la mecanización de la agricultura de la caña de azúcar y de otros procesos fundamentales de nuestra economía. Sin embargo, con máquinas solo no se hace el socialismo. Hacen falta las máquinas, pero es necesario también, y por sobre todo, el hombre técnica e ideológicamente capaz de manejar esas máquinas. El socialismo no es una construcción de las máquinas. El socialismo es una construcción de los hombres. Necesitamos generaciones de hombres y mujeres con alto desarrollo científico, tecnológico y cultural. Estos hombres han de tener una concepción científica de la vida natural y social.
Necesitamos hombres que se enfrenten a las grandes tareas de transformación económica y social con firmeza de espíritu, capacidad de análisis objetivo de las diversas situaciones y comprensión clara de las infinitas posibilidades que brinda la realidad social y natural del mundo. Ese es el hombre realmente libre, desprovisto de prejuicios y dogmatismos que formamos en nuestras escuelas. Es el único hombre capaz de entender el fondo de la ideología socialista.
El papel de la educación se hace, pues, fundamental. Mientras más importancia le damos a las masas en el desarrollo de la sociedad nueva, y mientras más valor tiene la ciencia en la producción, más relevante es el papel de la educación. Solo pueden construir la nueva vida aquellos que entienden el principio de que las masas populares hacen historia y para ello habrán de adquirir conocimientos científicos y técnicos indispensables, para mejorar la producción y el rendimiento del trabajo humano. Las formas atrasadas de la sociedad, el esclavismo, por ejemplo, no exigieron un alto nivel educacional. Sin embargo, las formas sociales más adelantadas demandan altos niveles educacionales.
Luis Suárez: ¿Cuál es la experiencia cubana, tan breve, en cuanto a ese papel de las masas en el desarrollo histórico?
Dr. Hart: Sobre la importancia de las masas en el desarrollo de la historia, nosotros tenemos una experiencia muy viva, derivada de nuestra tarea educativa. Estamos empeñados en una educación de alta calidad científica ¿Cómo lo lograremos? Acaso alguien pueda pensar que pretendemos hacerlo creando un poderoso aparato administrativo y técnico que imponga dogmáticamente la calidad científica de la educación. Quien tal cosa piense, no tiene una idea clara de lo que es el socialismo. El aparato administrativo y técnico es indispensable para orientar y evaluar el trabajo. Sin embargo, no se trata simplemente de orientar y evaluar. Se trata de desarrollar un trabajo educacional capaz de elevar la calidad científica de nuestra enseñanza. Para esto es necesario entusiasmar en la idea a maestros y estudiantes. Ellos se entusiasman con la idea cuando comprenden su significado. Es indispensable crear condiciones favorables en la conciencia de maestros y alumnos. Se hace necesario que los padres y todo el pueblo comprendan esa necesidad. Solo incorporando activamente a las masas de estudiantes y maestros al logro de esos objetivos, podremos alcanzarlos. Claro que se hace necesario también crear condiciones favorables de trabajo para los maestros y mejoras salariales. Esto último es un aspecto importante, pero lo primero también lo es.
Luis Suárez: ¿Hasta qué punto coinciden los objetivos socialistas de la educación con las tradiciones nacionales de la educación en Cuba?
Dr. Hart: La educación en nuestro país sigue la línea histórica, muy acentuada, de laicismo, incluso en muchos antiguos colegios particulares. Hoy, como usted sabe, las escuelas particulares están nacionalizadas. El Estado es el responsable de la educación. La educación se propone formar las generaciones futuras en los ideales revolucionarios de nuestros antecesores.
El movimiento cultural y patriótico de Cuba en el siglo xix es considerado dentro de nuestra enseñanza en el lugar cimero que le corresponde. Claro que los tiempos son otros y las condiciones distintas, pero las raíces de nuestra Revolución están en ese pasado histórico. Desde luego, no podemos aplicar las fórmulas del siglo xix a las realidades de la segunda mitad del siglo xx. Enseñamos a nuestros niños a amar a los patriotas y a los revolucionarios de todas las épocas. Los patriotas cubanos del siglo xix, los próceres de América Latina y los revolucionarios, y los que en este siglo defendieron los principios de nuestra nacionalidad son respetados y admirados por los niños y jóvenes de nuestras escuelas. Nuestra educación tiende a formar a los jóvenes en el ideario común de los pueblos de América. Los nombres de Bolívar, Juárez, Zapata, Sandino, son respetados y amados. Desde luego, que también les enseñamos a amar a los luchadores revolucionarios de otros pueblos del mundo y a los que se han distinguido en la lucha por los ideales progresistas y socialistas. Nunca antes en la historia de Cuba se le había rendido tanto honor al pasado de nuestro Pueblo.
Luis Suárez: En América Latina, allí donde se gobierna con el prototipo de la llamada “democracia representativa”, existe una grave crisis de la educación, falta dolorosísima de medios y atenciones. Setenta millones de analfabetos hay en la parte latinoamericana del Continente, aunque tampoco puede hacerse un cálculo exacto. Sin embargo, de esos países parten las voces que hablan contra este gigantesco esfuerzo de la educación en Cuba, pretendiendo negarle su amplio carácter democrático. Por eso pregunto ahora al Ministro Hart: ¿Cómo definiría usted el carácter democrático de la educación?
Dr. Hart: Para nosotros, la educación democrática debe tener tres características: 1) Debe llegar al pueblo; 2) El pueblo, a través de sus organizaciones, debe participar en las tareas de organización, desarrollo y dirección de la enseñanza, y 3) Debe tener un carácter científico tanto en su contenido como en los métodos pedagógicos. Es decir, la educación ha de ser democrática en cuanto a su extensión, a la participación del pueblo en las tareas y en cuanto a su carácter científico, entendiéndose aquí ciencia en un sentido amplio. Y eso es lo que se hace en Cuba.
Luis Suárez: ¿Qué observaciones podría hacer, señor Ministro, con relación a su visita a México?
Dr. Hart: Queremos rendirle reconocimiento al Gobierno de México y en especial al Señor Presidente Licenciado Don Adolfo López Mateos, y al Señor Secretario de Educación Pública Dr. Jaime Torres Bodet, por todas las atenciones que han tenido con nosotros. Esta visita a México nos ha servido de rica experiencia para apreciar cómo el Gobierno y el Pueblo se sienten orgullosos de su historia. Estuvimos en Teotihuacán, en el Museo Nacional de Antropología, en la Galería de las Luchas del Pueblo Mexicano por su Libertad, en el Museo del Virreinato de Tepotzotlán y en el Museo de Arte Moderno. Un gobierno y un pueblo que se sienten orgullosos del pasado prehistórico e histórico del país, son símbolo de gran fortaleza. El Gobierno del Presidente López Mateos ha querido culminar su mandato con la inauguración de una serie de obras que revelan el grandioso pasado de México.
Los dirigentes del pueblo mexicano deben sentirse felices por el esfuerzo realizado en esas obras y por el valor espiritual que las mismas tienen. Las restauraciones de la ciudad arqueológica de Teotihuacán y el Museo Nacional de Antropología son, sin duda alguna, obras no solo para México, sino para toda América Latina.
México le ha dado un ejemplo a los pueblos de América Latina, reafirmando sus raíces étnicas e históricas. Por otra parte, la arquitectura moderna del Museo Nacional de Antropología revela hasta dónde se está avanzado en México. Es emocionante apreciar las piezas antiquísimas que están en el Museo, en el escenario de un edificio de extraordinaria belleza arquitectónica trazado con líneas modernísimas. Los mexicanos nos dejarán decir que su Museo Nacional de Antropología no es solo un orgullo de este país, sino de toda América Latina. Apreciamos el esfuerzo educativo que se hace en México, y los planes que desarrolla la Secretaría de Educación Pública. Nos interesa mucho conocer la experiencia mexicana. Cualquier experiencia en materia de educación es valiosa para nosotros, tanto más la de un país al que nos unen vínculos históricos y culturales.
Luis Suárez: Por último, ¿qué opina usted de la posición de México ante la OEA y en general ante lo que se ha dado en llamar el “caso cubano”?
Dr. Hart: México aplica una política de principios, y quien sigue esa política, lejos de debilitarse por circunstancias siempre temporales, gana en fuerza y respeto, como lo ha ganado México. Con su actitud en la OEA, México, fiel a sus principios, demuestra que Cuba no es lo que dicen en los Estados Unidos; que Cuba es respetuosa de los países con los cuales mantiene relaciones en plano de igualdad. Nosotros apreciamos altamente esa política de principios que aplica México, como ya lo ha hecho, sin reservas y muy justamente, nuestro Primer Ministro, el Comandante Fidel Castro. En esa política cumple una alta significación la decisión y la visión del señor Presidente López Mateos, artífice de esa conducta que honra a México y a la América Latina.
No puedo concluir sin dejar de dar un profundo Viva a la gran patria de México y a los mexicanos todos.
Gracias.
Notas
1 Debo añadir que en nuestro Fondo también se conserva especialmente autografiada para el Dr. Hart, con fecha del 2 de febrero de 1974, la primera edición de 1973, titulada Lázaro Cárdenas. Obras…, Edición especial de la UNAM, Nueva Biblioteca Mexicana, a cargo de Gastón García y Cuauhtémoc Cárdenas. Estos libros son parte de los tesoros de nuestro Fondo de Archivo Crónicas, porque son de los textos fetiches para el Dr. Hart, ya que desde la primera vez que los tuvo entre sus manos, no dejó de estudiarlos nunca más.
2 El filósofo argentino Néstor Kohan ha llamado a esta tendencia “la hermandad de Ariel, o la familia martiana o la tradición bolivariana”.
3 El concepto o noción de la Cultura de Liberación es empleado por Hart para definir la tesis de lo que él también ha llamado: Cultura de Hacer política, Cultura de Baraguá o Cultura Política de Liberación Nacional, Social y de Resistencia. Se trata de la cultura patriótica que viene de la tradición que se gestó en el proceso de independencia nacional, latinoamericanista y antiimperialista, de vocación universal que tuvo lugar en nuestras patrias, desde el siglo xix, en cuyas raíces está la tradición del pensamiento radical latinoamericano, y la cual fue forjada en el combate por la transformación del mundo en favor de la justicia y ha estado volcada hacia la acción. De igual modo, la Cultura de Liberación ha sido potenciada por la Revolución cubana, en una Cultura de vanguardia. En ella se articulan los conceptos ética, política y cultura, y las aspiraciones humanistas a favor de los pobres y de los explotados del mundo. En la Cultura de Liberación, se colocó como lo primero y esencial, la decisión de luchar por conquistar a cualquier precio la liberación humana, el amor a la libertad y la independencia nacional. Asimismo, forman parte de esa noción de la Cultura de Liberación, la idea de la rebeldía, la disciplina, el sentimiento de eticidad que constituye un elemento que define la cubanía consecuente, como expresión de la acción política. Se trata en fin, de una Cultura que tiene entre sus atributos fundamentales, la opción ética que está en la médula y el corazón de la Cultura cubana y latinoamericana y caribeña.