Manuel E. Yepe
En Estados Unidos se llama “trifecta” al gobierno estadual en el que Gobernador, Senado y Cámara de Representantes de ese nivel están controlados por el mismo partido, una ventaja a la que aspiran las dos organizaciones políticas que se alternan en la conducción del país.
Con la firma de Nathaniel Rakich, analista de temas electorales del sitio web “538” -que toma su nombre del número de electores que integra el Colegio Electoral de Estados Unidos- la cadena ABC News (de la Walt Disney Co.), publicó el 11 de octubre un análisis de la situación que enfrentan los dos partidos que controlan el gobierno en EEUU para los comicios del 6 de noviembre próximo.
En la actualidad, los republicanos tienen el control trifectario de 26 gobiernos estaduales y los demócratas sólo tienen ocho. Pero la votación por 36 gobernaciones y en las boletas para unos 6,000 escaños legislativos estaduales (en 87 cámaras diferentes) de este año, la relación podría cambiar mucho el 6 de noviembre. Debido a la sobreexposición de los republicanos en el ejercicio del gobierno, tanto en gobernaciones como en legislaturas, unido ello al ambiente nacional de inclinación demócrata imputable a Trump, podría darse para estos últimos una amplia oportunidad, no sólo de romper las trifectas republicanas existentes, sino también de asegurarse sus propias nuevas trifectas.
Rakich se propuso determinar cuáles gobiernos estaduales tenían más probabilidades de cambiar de manos en 2018. Para hacerlo, analizó datos históricos y actuales sobre la composición legislativa del estado y los resultados de las pasadas elecciones. También observó lo que predecían otros expertos y, luego de toda esa investigación, elaboró una lista que lo llevó a la conclusión de que los demócratas podrían tomar el control mayoritario.
Por ejemplo, en Colorado, los demócratas no parece que vayan a perder ni la oficina del gobernador ni la de la Cámara estadual, así que sólo tienen que lograr un cambio a su favor de dos escaños en el Senado estatal (18-16 republicanos) para tomar el control total.
El Senado estadual es lo único que le falta a los demócratas en Nueva York. Hay 32 demócratas y 31 republicanos en la puja y los demócratas probablemente obtendrán una mayoría.
Las contiendas por la gobernación dan a los demócratas una buena oportunidad de lograr trifectas en Illinois, Nevada y Nuevo México donde ya tienen mayorías seguras en las tres legislaturas.
También hay varios estados en los que los demócratas podrían poner fin al control republicano trifectario del gobierno estadual, incluso si no pueden ganarlos todos por sí mismos.
La trifecta republicana en Michigan también corre el riesgo de volverse completamente demócrata. En Arizona, los republicanos pudieran perder su estrecha ventaja en el Senado estadual. Los demócratas también pudieran romper el control republicano en Georgia, Kansas, Ohio y Oklahoma al ganar las gubernaturas de esos estados.
En Wisconsin e Iowa, la mejor oportunidad de los demócratas para acabar con el monopolio republicano es también a través de los gobernadores, pero una cámara legislativa estatal también podría caer en cada uno de ellos.
Rakich admite que pudiera ser una exageración pronosticar que los demócratas asumirán el control total de Florida, donde los republicanos han tenido una trifecta desde 1999. Pero el candidato demócrata a gobernador, Andrew Gillum, ha liderado todas las encuestas y la mayoría republicana en el Senado estatal está fuertemente amenazada. En el ambiente político de la Florida tiene lugar una reñida contienda electoral por la gobernación entre el afro norteamericano demócrata progresista Gillum y Ron DeSantis, un republicano reaccionario y racista. Se pronostica que los votantes afro norteamericanos, así como los ciudadanos de orientación progresista en general, que como regla no participan en las elecciones, se sentirán motivados a votar para dar el triunfo electoral por Gillum.
Los demócratas se enfrentan a una batalla cuesta arriba en la Cámara de Representantes de la Florida (tendrían que conseguir 20 escaños), pero se recuerda que Trump ganó el distrito medio de la cámara floridana por sólo 3 puntos. En opinión de Rakich, eso hace que la Cámara sea más competitiva de lo que la mayoría de la gente cree y, si la ira de los votantes contra Trump es suficientemente fuerte, aquí pudiera producirse la gran sorpresa de los demócratas.
Este año los demócratas necesitan ganar en el Congreso federal (nacional) no menos de 28 escaños en la Cámara de Representantes y 3 en el Senado para arrebatarles el control de ambas cámaras a los republicanos.
La falacia del bipartidismo pende una vez más sobre las cabezas de los ciudadanos estadounidenses como sinónimo de democracia pese a que, a veces, ésta se revela como lo contrario. La verdadera democracia es la que se puede ejercer todos los días.