Por Alfredo García
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Tras la inicial tendencia izquierdista de los precandidatos demócratas a la presidencia, frente al extremismo ultraderechistas del presidente Donald Trump que aspira a su reelección, la oposición demócrata contra un segundo mandato de Trump comienza a moverse hacia el centro.
Estimulado por el triunfo electoral en las elecciones parlamentarias del pasado año, donde los demócratas lograron mayoría en la Cámara de Representantes destacándose la victoria de tres mujeres legisladoras de izquierda, los primeros debates de los precandidatos demócratas se caracterizaron por propuestas económicas y sociales progresistas.
El principal precandidato moderado y exvicepresidente, Joe Biden, líder en las encuestas comenzó a perder apoyo frente a la embestida izquierdista de los precandidatos Elizabeth Warren y Bernie Sanders.
Sin embargo la polarización política generada por el debate y la votación en la Cámara de Representantes que aprobó someter al presidente Trump al juicio político, trajo a la superficie el carácter mayoritario moderado del partido demócrata, así como el tradicional conservadurismo de los republicanos. Según algunos analistas, el giro al centro está siendo percibido por el electorado demócrata, como mejor opción para impedir la reelección de Trump. Después de las elecciones legislativas del pasado año, una encuesta Gallup reveló que un 54 % de los demócratas preferían que su partido se moviera hacia posiciones más centristas y un 41 % hacia la izquierda, mientras un 57% de los republicanos elegían una postura partidaria más a la derecha.
La primera consecuencia del juicio político de Trump en el proceso electoral es el movimiento de los precandidatos demócratas hacia el centro, cuyo primer beneficiario es el exvicepresidente Joe Biden, quien ha estado recuperando su liderato en las encuestas. Un reciente estudio de CNN/SSRS reveló que Biden (49 %) supera actualmente a Trump (44 %) en las elecciones generales. Ese cambio también ha favorecido al joven alcalde de la pequeña ciudad de South Bend, Indiana, Pete Buttigieg, veterano de guerra, abiertamente gay y defensor de los derechos de la comunidad LGTB, quien inició su campaña política desde posiciones de centro. La incorporación del multimillonario exalcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, a la carrera presidencial demócrata es también vista como una señal de la tendencia del electorado hacia programas de centro. La moderación observada en los últimos debates en Warren y Sanders confirma que la preferencia política que se va abriendo paso entre los demócratas, es favorecer quien presente mayor capacidad para derrotar a Trump, lo que equivale a convencer con su programa a moderados, independientes e indecisos.
Mientras tanto, la influencia del juicio político a Trump en la campaña electoral llegó a un punto de no retorno. Una reciente encuesta del periódico digital Huffington Post arrojó que un 49 % de los norteamericanos apoya el juicio político contra Trump, mientras un 42 % lo rechaza y un 9 % se encuentra indeciso.
La duda demócrata sobre la “imparcialidad” de la mayoría republicana en el Senado convertido en jurado provocó la amenaza de un bloqueo para iniciar el juicio, en medio de afirmaciones de senadores republicanos de que “no serán imparciales”.
Los demócratas exigen una negociación que establezca garantías de un juicio “justo”, antes de enviar los documentos procesales al Senado. Los términos en que se juzgará a Trump son el centro de las diferencias. Los demócratas exigen que Mick Mulvaney, jefe de Gabinete interino de Trump, y John Bolton, exasesor de Seguridad Nacional, comparezcan en el juicio como testigos y los republicanos se oponen. El nuevo curso político de la oposición demócrata y el inicio del juicio contra Trump crean una inesperada incertidumbre electoral.